| La sagrada imagen que ahora veneramos como Nuestra Madre Santísima de la Luz, es una imagen de la Santísima Virgen, que acompañó a los primeros misioneros que evangelizaron estas tierras. Inicialmente cuando llegó, se le conocía como Nuestra Señora de la Purificación haciendo alusión, esta advocación, al cumplimiento que las Santísima Virgen y el niño Jesús hicieron de la ley de Moisés en la cual se determinaba que la mujer que daba a luz a los cuarenta días, se debía presentar al templo para su purificación mediante un rito especial, pues se le consideraba que había adquirido una mancha legal y debía presentar su ofrenda para el rescate del recién nacido, pues la ley dice: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor y, también, para ofrecer como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones". Lc. (2,22-25) | Ni Jesús ni María estaban obligados a esta celebración, dado que ella concibió por obra del Espíritu Santo. Cristo no estaba obligado a consagrarse a sí mismo, pero ellos nos dan ejemplo del cumplimiento de la ley. | Teniendo en cuenta la celebración, y sabiendo que este acontecimiento tenia lugar a los 40 días del alumbramiento, una vez establecida la fiesta de la Navidad el 25 de diciembr, se celebra la fiesta de la purificación con la presentación del niño al templo el 2 de febrero. |
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