El crítico más decidido a pulverizar a la Presidenta municipal de Salvatierra, Rafa Santana, señaló, en uno de esos ácidos comentarios que cuelga en la red de Internet, que su mentor y amigo Juanjo Cruz, se convertiría en algo así como el Joseph Goebbels de la actual administración municipal.
Aunque en una de esas visitas a la actual oficina de Juanjo, quien tiene la virtud de ser localizable siempre en su cubículo, tomando café de grano y fumando Marlboros, que, además, ofrece muy atento a sus visitantes, logrando hacer sentir grato el momento porque él es un gran conversador enciclopédico, creativo y con un gran sentido del humor, en una visita, digo, platicando del comentario publicado en el blog, por el que dijo reconocer como su pupilo más aventajado, Rafa Santana, sobre su papel de ser el Goebbels de la presidencia municipal, dijo que más bien quisiera ser una pálida sombra del papel de José Vasconcelos con Álvaro Obregón.
Nos informa en la visita, que una primera tarea que se propone acometer con sin igual entusiasmo, habló enfundado en su saco azul marino, es orientar la comunicación del periódico municipal centrando la información en artículos históricos, artísticos y científicos.
También, manifestó que ya tenía pedidos artículos al cronista Miguel Alejo sobre la traza urbana original de la ciudad y a la encargada del despacho de Desarrollo Urbano, y que ya estaba revisando y componiendo el material para hacer el diseño gráfico.
Lo cual me parece una política innovadora, porque Rodrigo, del gobierno municipal anterior, si no publicaba su foto en cada página del pasquín San Andrés, ponía la de Rito o la de Cardiel a colores.
Rafa Santana falla al definir a su mentor Juanjo, pues, por los propósitos editoriales del que señaló, muy orondo en su blog "desde el centro histórico", como, diríamos matafóricamente para emplear una figura literaria, el Goebbels salvaterrense, éste, al contrario, se propone difundir la cultura salvaterranea, fuera de facciones y capillas partidistas, en las que sí cae su pupilo Santana, a decir de Juanjo, que lo ve peleando arrebatadoramente la primera regiduría en la próxima planilla del dueño de su voluntad y pensamientos, el blanquiazul.
En esa visita a la oficina de Juanjo, le dejé un artículo sobre diversidad cultural, le dije, que era para saber si efectivamente su propósito era hacer un periódico democrático, plural y abierto a las expresiones de la cultura salvaterranea.
Primero me reiteró que sí, y luego, un poco más tarde dijo, tallandose el ralo cabello que aún posee, en un movimiento dirigido de la frente hacia la nuca, que estaba cañón, pués sólo serían ocho páginas y ya tenía mucho material.
Si es el caso de que descarte el artículo que le entregué, este hecho no sería más que un caso común de censura, inquisitorial; si no lo publica será una irrefutable señal de que tiene una intensión real, veladamente ideológica, subliminalmente dirigida a crear la opinión de que poseen dotes culturales los del personal encargado de los despachos municipales.
Pienso para mi, que si efectivamente Juanjo centra la publicación que dirige, en lo que podríamos llamar su ansia humanista por construir un ejercicio de gobierno fundado en las utopías sociales, -las que en la historia salvaterranea han abundado desde el "hospitalillo" de Juan Lozano hasta las "Georgicas Mexicanas" de Federico Escobedo-, pués logrará hacer funcionar el papel unificador de la identidad cultural como herramienta de trabajo participativo por el desarrollo; y hasta Rafa Santana tendrá que reconocer su deber de dialogar y deliberar los proyectos surgidos con un sentido despojado del culto a la personalidad, al que nos tenía tan acostumbrados Rodrigo durante los largos tres años de su reinado, aunque, en el caso de Rodrigo, fue el culto a las personalidades: la suya, la de Rito y la de Cardiel.
Es bueno, así lo he estado pensando en las visitas a la aromática oficina de comunicación social, que no se termine la veta de utopistas que ha dado esta ciudad, no todos con el olor de santidad de Federico Escobedo y de Juan Lozano, algunos con caídas y recaídas en la mala conciencia por prolongados ratos existenciales, de cuyo contingente no escapa Juanjo.
Como lo definió un filósofo catalán, la Utopía es una verdad, solo que a futuro, y eso es lo importante, tener un futuro a la vista, una esperanza, dirección, un rumbo bien cimentado en las obras del pasado, conociendo la historia de las utopías de los humanistas nacidos en la ciudad, pero sin dejar de lado un examen crítico de lo que han sido ansiadas esperanza de mejoría, como la surgida a comienzos de los años noventa, la alternancia partidista, con el PAN y el PRD que ya tuvieron la oportunidad histórica de gobernar, y ahora es un deber elemental pasar la obra social que hicieron al tribunal de la razón, al juicio de la historia, pero no para encarcelar, sino para no cometer colectivamente, ayuntamiento y ciudadanos, de nuevo, otra vez esos errores, pero sobre todo para no andar añorando formas casiquiles de infausta memoria, como lo fueron, sostengo hoy, los estilos de gobierno de Gerardo y Cardiel.
Esperemos las acciones de Junajo y de su nemésis Rafa.
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