miércoles, 19 de mayo de 2010

El sistema de producción fabril y las relaciones sociales de la ciudad.

Las ventanas de lo que parece ser el segundo piso son parte de la sección de acabados y la entrada al espacio de teñido y planchado de la tela. En el costado se ve una línea café, que corresponde al antiguo riel por tonde transportaban los rollos de tela del departamento de hilatura y tejido de "La Reforma" al departamento de la "Carolina", que era donde se realizaban los acabados para mandar al almacén y de ahí a los puntos de venta.
El sistema taylorista de producción de los años treinta convivía con la organizacón solidarista del sindicato social cristiano de la organización obrera.
El sistema taylorista es un método de organización administrativa de la producción basado en el mando vertical: con peones, oficiales, cabos, supervisores, jefes, directores, superintendentes, gerentes, presidentes y consejos directivos.
Las tareas funcionales se fraccionan, cada persona cubre un área y una operación en la cadena productiva. Los puestos de trabajo son especializados por las destrezas que demanda en cada parte del proceso: batientes, mercerizado, tróciles, tejido, mantenimiento, supervisión y enrollado.
Le sistema taylorista era muy riguroso en la disciplina de la puntualidad, el habla respetuoso, la responsabilidad de la maquinaria y la constancia. El ideal era que un obrero supiera plenamente sus operaciones de trabajo, sin importar que no comprendiera las demás partes del proceso productivo fabril. El supervisor, llamado empleado de confianza sancionaba y medía la productividad.
La década de los sesentas la fábrica "Carolina y Reforma" llegó a tener más de mil trabajadores en tres turnos. La vida de la ciudad se enriquecía con los salarios seguros de los trabajadores, la organización festiva de las familias cada fin de semana y la sociabilidad deportiva de los equipos mantenidos por la directiva empresarial.
La repercución social se observaba en las peñas de amigos, los círculos sociales se agrupaban por notas afines: los empleados de confianza y los jefes preferían reunirse con los comerciantes establecidos y empleados del gobierno federal; los directores y propietarios de la fábrica sociabilizaban con profesionistas de la ciudad que eran directivos de las instituciones; los oficiales y cabos con los comerciantes en pequeño y campesinos.
El respeto y competencia entre los grupos sociales y culturales fue memorable: Club Zorros vs Club de Leones; Club 20-30 vs Club Zorros, eran rivalidades sobre todo en justas deportivas.
La estratificación social se percibía tenuemente, pero de manera incomprensible entre los niños. El coraje social de los hijos de los peones y obreros contra los hijos de los empleados tomaba la forma de difamación, busca pleitos y burla. Los novizgos tenían códigos precisos por territorio de barrio, grupos de sociabilidad, lazos familiares y niveles de estudio.
El sistema taylorista estaba de fondo en la estratificación de las relaciones sociales de la ciudad, pero las fiestas tradicionales y la organización surgida de la Iglesia promovían la sociabilidad abierta con grupos de clubes juveniles, boy scouts, competencias de canto y equipos de pastoral para la kermess de los templos.
La ciudad en estos tiempos sociabiliza a los habitantes de otra manera, pero sobre todo, las nuevas tecnologías de la información ha distanciado la comunicación intergeneracional, antes los hijos dependían de la sociablidad de los padres para pertenecer a un grupo social, ahora en las fiestas de los adultos asisten pocos jóvenes. El nextel, el chat y el celular mantienen un contacto permanente entre los jóvenes y la conversación familiar se reduce sustancialmente. El mutuo interés por conocerse entre generaciones se va apagando, por ello se requieren de formas nuevas de intercambios de información intergeneracional.
Salvatierra tiene como reto la tarea de saber presenta el marketing para interesar a las nuevas generaciones en su riqueza humana. El blog de Arcadia salvaterrense lleva una crónica cultural de la ciudad con gran éxito de visitas, todas de jóvenes pues los mayores de 40 años no manejan el Internet.
En la fábrica "La Reforma" el taylorismo es obsoleto, ahora son otros los sistemas administrativos de producción, que para empezar, la maquinaria está altamente automatizada y, por tanto, con menos trabajadores laborando.
Los valores de relación parten de la educación permanente, de la responsabilidad social de la empresa, de la diversidad cultural del personal y de la participación de todos los involucrados en la solución de problemas y propuestas de mejora continua.
Un paso importante será cuando las instalaciones se conviertan en una aula para todos los niñoz, jóvenes, visitantes e interesados en conocer a la fábrica como parte de la identidad de Salvatierra.

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