martes, 15 de junio de 2010

La equidad de género como patrimonio cultural de Salvatierra desde su fundación

La equidad de Género en los muros conventuales del Carmen desde su edificación en 1648

por Pascual Zárate Avila

    El tema de la equidad de género supone una historia, que en México comienza con sor Juana Inés de la Cruz, por ser la mujer que protesta públicamente por las diferencias de derecho entre hombres y mujeres, particularmente en el derecho de asistir a la universidad.

    Una manera de investigar el lugar cultural de la mujer en una localidad nos lo muestra los símbolos que produce y el lugar donde se colocan dentro de los espacios de mayor valoración.

    Salvatierra tiene un conjunto conventual donde lo que impera simbólicamente es la equidad de género. 

    El convento de San Ángelo Mártir tiene el siguiente recuento de imágenes de acuerdo al género.

    Los principio psicológicos y espirituales de su construcción fueron establecidos por una mujer, santa Teresa de Jesús, y realizados por un hombre, fray Andrés de San Miguel.

    La fachada principal tiene dos puertas con un nicho cada uno, en los que están colocados dos estatuillas de cantera, la del templo está dedicado a un hombre y la del oratorio a una mujer.

    Las pechinas de la cúpula del oratorio al Niño de Praga tienen dibujadas las figuras de dos hombres y de dos mujeres: san Juan de la Cruz, san Simón Stock, santa Teresa de Jesús y santa Teresita del Niño Jesús.

    En las pechinas de la cúpula del templo hay tres retratos a santos varones, san Juan de la Cruz, san Simón Stock, Inocencio III y uno a la Santa de Ávila.

    El retablo mayor tiene cuatro estatuas, dos a hombres y dos a mujeres: san Ángelo y san Juan de la Cruz de un género; la Virgen del Carmen y santa Teresa de Jesús, del otro género.

    Hay dos oratorios laterales, uno dedicado a Cristo crucificado y el del otro extremo a la Virgen de Guadalupe.

    En el muro frente a la puerta del oratorio del Niño de Praga, en la parte superior está una pintura al oleo con el tema de las bodas espirituales que tiene dibujada a la Trinidad y a un hombre y una mujer: santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.

    Otra pintura en el mismo mural tiene el tema de la llegada a América de la Orden religiosa de los Carmelitas Descalzos que son doce frailes y tres sacerdotes que los reciben, sólo que el ícono de la mujer aparece como líder, como guía, que es la figura de la Virgen del Carmen.

    La vida comunitaria religiosa en el convento está, desde entonces, regida por un principio de gobierno democrático, las decisiones sobre la vida conventual se toman en consejo de frailes; y no como en otras comunidades religiosas, donde todo el poder de decisión recae sobre el prior.

    La influencia carmelitana sobre la ciudad de San Andrés de Salvatierra fue un regalo humanista, como si la vanguardia cultural del mundo occidental se trasladara hasta aquí y colocara a la ciudad en el mapa de los primeros lugares de desarrollo occidental de las ciudades novohispanas, incuido todo el Imperio Español, aquel que afirmaba que en sus dominios nunca se ocultaba el sol.

    El legado cultural aún lo poseemos, y hay que recordar que más tiene el rico cuando empobrece que el pobre cuando enriquece, hay que asumir nuestro legado cultural y promover el desarrollo humano, continuando lo que tenemos desde tiempos históricos, una clara conciencia de la equidad de género, de la vida comunitaria democrática y de la educación a cargo de toda la ciudad, como lo diseño santa Teresa en su proceso de educación espiritual llamado "Las Moradas".

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