domingo, 6 de junio de 2010

Un mensaje de promoción turística de Salvatierra.



El papa Juan Pablo II visita a México y nombra a la Virgen de Guadalupe "Patrona de América", recorre los caminos de la evangelización castellana y encuentra que "América es el Continente de la Esperanza".
El Encuentro de dos Mundos significó episodios cruentos de batallas ardorosas, de valentías inconmobibles, de un extraordinario despoblamiento en los extensos territorios de Mesoamérica por las enfermedades masivas de hombres y mujeres indígena y, dolorosamente, la destrucción de sabias culturas ancestrales.
El Nuevo Mundo se convirtió en una utopía social para las órdenes mendicantes, -las de los votos de pobreza: franciscana, agustina, dominica y carmelita descalza-, alentada por los autos de fe de la contrarreforma de la Iglesia Católica de Roma.
Los conventos los construyeron con dimensiones monumentales para convertirlos en el eje de la concentración poblacional indígena: los agustinos en Yuriria y Salamanca; los franciscanos en Celaya y Acámbaro, y los carmelitas descalzos en Salvatierra.
La consolidación del imperio español marcó el inicio para forjar ciudades civilizadas tomando como fundamento la cultura religiosa como principal sentido de vida humana.
Salvatierra es, en el estado de Guanajuato, la primera ciudad con cédula real y la única fundada empleando los recursos científicos y las doctrinas humanistas más avanzadas de su época en la Europa del Renacimiento.
El incipiente capitalismo industrial promovió el enrequecimiento de la población española y criolla a través de la producción de trigo empleando molinos de energía hidráulica: La Esperanza, de la Ciudad, El Mayorazgo, San Buenaventura y de Ávila, que fueron la oferta de trabajo para la atracción de vecinos y edificar una ciudad.
Los cuatro canales de agua también dieron las potencialidades industriales para levantar tres fábricas textiles: "La Reforma", "La Esmeralda" y "San Isidro Batanes" y dos plantas de energía electrica, que proporcionaron paz social, bonanza económica y esplendor cultural a la ciudad de Salvatierra.
El ideal del Imperio Español y de la Iglesia Católica tuvo una concretización sobresaliente en la traza y edificación de San Andrés de Salvatierra, las Ordenanzas reales para la fundación de ciudades españolas, se perfeccionaron con la ciencia psicológica y espiritual de la obra: "Las Moradas" de Santa Teresa de Jesús.
Fray Andrés de San Miguel, el principal arquitecto de los carmelitas descalzos en la Nueva España, vino a Salvatierra hacía el final de su vida y, con la experiencia de haber diseñado y edificado siete conventos novohispanos, dejo la impronta del carmelo teresiano en la ciudad.
A la ordenanza del Rey de construir centros que albergaran los edificios de la alcaldía, el templo mayor, los portales, la plaza principal y las casonas de los vecinos principales, la psicología del carmelo teresiano introdujo originales mejoras para la mejor educación de la población:
La primera Morada de la obra teresiana refiere al alma como un castillo interior, por lo que el templo conventual dedicado a San Angelo Martir tien muros almenados, es de altura nada pretenciosa y los recursos de los capiteles helénicos son empleados de manera arbitraria para resaltar en las puertas un mensaje de humildad.
La segunda Morada, que habla sobre la virtud en el comercio, la recreación y el trabajo, cuya vida cobra lugar en los portales de las ciudades novohispanos, los carmelitas intervinieron para que se materializara el principio de trabajo y oración, procurando que estuvieran cerca de las puertas de los templos.
La tercera Morada, versa sobre la vida familiar, la virtud de los padres y el buen trato a los hijos, los principios psicológicos de soledad y comunidad quedan reflejados en los amplios patios de las casonas salvaterrenses, las grandes habitaciones y los portales domésticos para una grata sociabilidad hogareña.
La cuarta Morada menciona la meditación personal como flores de los pensamientos propios, por lo que la atmósfera social de los jardines de la ciudad, siguiendo el espíritu teresiano, debería de responder al principio psicológico de habitación y campo con oratorio, dando un ambiente de tranquilidad e inspiración poética.
La quinta Morada se pasa al templo figurando que es una bodega de vino, donde el alma añeja una actitud de trabajo y caridad con el prójimo, bajo el fermento de los predicadores del evangelio, por lo que el templo carmelita atiende a la palabra sin pretenciones arquitectónicas y decorados excesivos.
La sexta Morada de las visiones intelectuales e imaginarias tiene dos oratorios laterales en el templo principal del convento, en uno esta la imagen de Cristo Crucificado para motivar la meditación objetiva de su pasión y redención del mundo; en el otro oratorio esta la Virgen de Guadalupe para la visión imaginaria sobre las cualidades de protección de las estampas religiosas.
La septima Morada quedó bajo la impronta del sendero teresiano, al trazar las calles de la ciudad, haciendo que fueran caminos que conducían hacía los templos y cuyo final es el retablo mayor que simboliza la unión del alma con la Divina Trinidad.
Hoy la ciudad conserva el sentido cultural que le dieron los fundadores en 1644, recuerda con orgullo la epopeya de la edificación de los monumentos históricos y se apresta a construir un futuro de desarrollo humano con la construcción de un hospital regional, un campus para el instituto tecnológico, fomentando la extención universitaria, nuevas modalidades de enseñanza para los maestros y trabajadores, preparándose para detonar la carretera de cuatro carriles Salvatierra- Celaya, como un emergente corredor industrial en el sur del estado.
Las tradiciones y edificios del patrimonio cultural son una riqueza invaluable de la ciudad, que la comparte con los turistas interesados en la historia, la ecología, el urbanismo y la literatura clásica, desde los tiempos coloniales, tiempo que datan la experiencia de la hospitalidad adquirida en los antiguos mesones que recibieron, como inqulino, a Miguel Hidalgo durante tres noches de 1810.
Visita Salvatierra y vive la experiencia de conocer una ciudad mística que es una alegoría urbana de las Moradas de santa Teresa de Jesús.

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