martes, 17 de agosto de 2010

Gobernar es humanizar, una reflexión sobre la Salvatierra actual


A la descripción de una personalidad desarrollada con normalidad realizada por el autor de la Psicología Humanista --"El hombre que Maslow describe está satisfecho porque tiene cubiertas las necesidades básicas; se acepta a sí mismo (no hay sentimientos de vergüenza o culpabilidad); tiene una percepción clara y eficiente de la realidad; está abierto a nuevas experiencias; es espontáneo y expresivo; ama la soledad; tiene una gran capacidad creativa; sus relaciones interpersonales son buenas; tiene una gran riqueza de reacción emocional; tiene una gran capacidad amorosa; acepta cambiar la escala de valores social; es de talante democrático; tiene un buen sentido del humor y no es agresivo; es autónomo e independiente..."--, corresponde la pregunta de ¿qué es lo esencial para hacer crecer al ser humano al compartir su ser en la ciudad?.
La respuesta es "Libertad e igualdad", pero nuestro municipio es altamente desigual. Entonces, el bien común, la participación en la vida pública, la solidaridad y una autoridad política deben de conducirse trabajando en las instituciones que promueven la igualdad de oportunidades, que fueron definidadas por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano:
Salud, Educación, Economía, Democracia, Seguridad y Transparencia, todas confluyen en satisfacer la jerarquía de valores establecida por Abraham Maslow. La parte de la percepción individual juega un papel vital en el sentido cognitivo de la satisfacción de las necesidades que, sin embargo, está condicionado por la enseñanza de la percepción que se aprende en la ciudad, y por sus instituciones sociales.
Por ejemplo, el comunicador social de la presidencia municipal, Juan José Cruz, se percata de una deficiencia social de la que él puede ofrecer oportunidades, mediante su trabajo, para subsanarla, escribe:
"Se podría tener una ciudad con muros viejos, casonas antiguas, templos y monumentos.
Se podría vivir bien, hasta se podría ser feliz, pero si no nos percatáramos de aquellas cosas antiguas no podríamos comprender, no podríamos entender el entorno que nos rodea.
"
En consecuencia a esta consciencia de su entorno, realiza un trabajo de comunicación social ofreciendo explicaciones sobre el sentido del entorno representado por las tradiciones, los edificios, la historia y las noticias de las acciones de la administración pública municipal, es ante todo una actitud filosófica de su trabajo, que es descrita por la psicología humanista de la siguiente manera:
“La naturaleza humana lleva dentro de sí la respuesta a estas preguntas: ¿cómo puedo ser bueno?, ¿cómo puedo ser feliz?, ¿cómo puedo ser útil? El organismo nos dice lo que necesita (y, por tanto, lo que aprecia), poniéndose enfermo cuando se siente privado de estos valores.”
Tener un sentido trascendente del trabajo realizado como servidor público, es parte del reconocimiento que podemos percibir al examinar lo hecho por el comunicador social Juan José Cruz Zavala, de cuyas acciones se desprende una intención de mejorar la sociablidad de la ciudadanía, de armonizar con el patrimonio cultural y de hacer participar a todos desde la identidad, es decir, desde la aceptación integral de sí mismos, de lo que uno es y con quien lo es: idioma, origen, religión, familia, barrio, trabajo, tradiciones, aspiraciones, paisaje urbano de nuestra ciudad y, naturalmente, autoridades municipales.
El camino para formar ciudadanos, personas felices empieza por la educación, por una educación ofrecida desde todos los lugares de la ciudad: ambiente de paz en las calles, señalética visible, edificios sin grafitis, publicaciones alentadoras, escuelas digitales, servicio atento de funcionarios o empleados, profesionistas capaces, hogares integrados, empleo para todos, salud y participación democrática en los temas del bien común: una utopía que, sin embargo, existe en la ciudad desde que fue fundada.

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