miércoles, 4 de agosto de 2010

Los nuevos retos educativos y los nuevos actores educadores en Salvatierra: Gobierno municipal y sociedad civil

La educación de la Ciudad Educadora

por Pascual Zárate Avila

    Las remembranzas realizadas por David López Castillo que fueron publicadas en este blog el pasado lunes 2 de agosto, son una bien pensada reflexión sobre el sentido del deber con la ciudad que poseía la generación anterior a la nuestra, y de la cual nos cuenta los significativos esfuerzos que hicieron por hacer que nosotros, los adultos de hoy, hiciéramos un avance formativo durante la juventud.

    ¿Cómo surge este compromiso social de los ciudadanos nacidos en el primer cuarto del siglo pasado con la cultura y educación de Salvatierra? ¿Cuáles son sus fuentes de aprendizaje cívico y ético que los impulsan a transferir los valores vitales de la investigación, el estudio y el trabajo? ¿En qué consiste la fundamentación de sus acciones vitales por la promoción de capacidades de desarrollo humano?



Primero

    Debemos primero dejar asentado que la generación nacida en Salvatierra a principios de la década del siglo XX realizó acciones pertinentes para el desarrollo humano de la comunidad.

    Recordemos que en la dácada de los años cuarenta del siglo pasado se fundó la escuela primaria Artículo 123, "La Reforma"; se incorporó a la Secretaría de Educación Pública la validez de los estudios en la escuela primaria particular, "José María Morelos y Pavón"; se inauguró la escuela secundaria hoy llamada EST Nº 2; abrió sus salas de lectura la biblioteca pública "Federico Escobedo"; se develó una estatua que enaltecía a la Juventud; se organizaron los clubes de servicio como "Leones Internacional", "Zorros" entre otros, y en las siguientes décadas se instaló la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana.

    Había "la tendencia, más o menos vaga, más o menos consciente de perfeccionarse; el impulso interior que pide condiciones mejores para nuestro desarrollo", como lo expresó Jesús Guisa y Azevedo en sus reflexiones de 1941 publicadas en su libro "Doctrina Política de la Reacción", y que sería uno de los principales protagonistas del aliento organizado de la sociedad salvaterrense.


Segundo

    La idea central de la generación del primer medio siglo es expresada por el mismo Guisa y Azevedo escribiendo: "Tener el sentido de las realidades; recoger y hacerse eco del estado de la sociedad; convertirse en ella misma y contener en si su riqueza y complejidad es hacer ver el valor y la virtud que atesora, hacer posible la contemplación y hacerse meditar sobre la condición en que se vive y sobre la perfección que se espera alcanzar", idea que fue consagrada en el lema del club Zorros: "Patria, mi ideal es tu grandeza".

    Y en congruencia con esos principios de pensamiento el club de Leones fundó una escuela primaria y fomento las tradiciones patrióticas; el club Zorros organizó estudios sobre la historia de Salvatierra e impartió una educación social sobre el patrimonio cultural arquitectónico de la ciudad; la escuela La Reforma realizó innovaciones en la enseñanza técnica y participación ciudadana de los niños; la secundaria técnica tuvo una vida académica plena de fermentos intelectuales y tecnológicos en sus aulas; los comerciantes ofrecían a la venta los libros y las revistas elaboradas por los grupos culturales, dándoles un lugar visible en sus modernos aparadores; la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana invitó a la ciudad, a impartir conferencias, a los más destacados intelectuales del País; los operarios de la fábrica textil organizaron grupos musicales, deportivos, artesanales, cajas de ahorro y de estudios.


Tercero

    Puesto el ideal de lograr el perfeccionamiento social, la estrategia para llegar a una sociedad salvaterrense que venza sus variados y amplios problemas vitales, Jesús Guisa la enuncia con los siguientes argumentos:

    "Y lo primero que hay que hacer es identificarse con la Patria, vivir y seguir las líneas históricas y tradicionales, ponerse en contacto con el momento presente y sentir la inquietud y la atracción del ideal, es decir, de la vida por venir".

    De esta divisa cultural surgen los estudios de investigación sobre el origen de Salvatierra como ciudad y de sus símbolos religiosos y seculares; lo mismo que las exploraciones arqueológicas del pasado prehispánico; la lectura de los escritores coloniales y del humanista salvaterrense quien cargaba la cultura mexicana en sus obras, Federico Escobedo, a más de celebrar como grandes acontecimientos las fiestas tradicionales de la ciudad.

    La escuela, la biblioteca y los templos son el recinto privilegiado por la generación salvaterrense de la primera mitad del siglo XX, son espacios para ejercitar lo que Guisa recomienda: "Por esto conviene dedicarse al estudio y a la reflexión; que así se facilita y se hace posible el advenimiento de los hombres capaces, de que siempre la sociedad necesita". El ideal es estudiar para ser capaces para los demás, es un compromiso personal de encarnar la cultura, y así lo hicieron, en su conjunto, todos los jóvenes de esa generación, en su etapa creativa como reacción al mal estado de la ciudad y el País.

    Hoy, en la primera década del siglo XXI podemos hacer un repaso de los nombres de esa generación que gozan de un reconocido prestigio nacional, internacional o local, por su capacidad, competitividad y aportes en variadas actividades del quehacer humano; traducción, ciencia, literatura, industria, educación, salud, política, arte, religión y deportes.

    El filósofo Jesús Guisa y Azevedo nos dejó trazado el rumbo que es válido para todas las generaciones de salvaterrenses:

    "La cultura es la colaboración de todos, la compenetración de las mismas ideas directoras, el equilibrio resultante del esfuerzo colectivo".

    En el momento presente de nuevas tecnologías de la información, de globalización de los mercados, de grandes migraciones, de más y variadas escuelas de enseñanza en Salvatierra, donde los aprendizajes ya no se dan únicamente en los centros de enseñanza, importa preguntarnos quién o quiénes son responsables de conducir procesos educadores en la ciudad.

    Guisa y Azevedo lo plantea así:

        "Importa, pues, reflexionar, estudiar, implantar en la sociedad los hábitos intelectuales, disciplinar así los hombres y hacer, por lo mismo, que sus esfuerzos sean convergentes y tiendan al mismo fin, que es instaurar y hacer efectiva la civilización".


Conclusión

    No es el Internet responsable de impulsar acciones convergentes en una localidad, ni las universidades abarcan a toda la población, ni el profesorado del nivel básico de educación está en pleno conocimiento de la cultura local, por ello es deber, ahora de manera conciente y prioritaria, del Gobierno municipal asumir el papel comprometido de implantar en la sociedad, en las comunidades y la ciudad, los hábitos intelectuales, disciplinar así a la población, y hacerla converger en una educación en, por y de la ciudad. Tomar a la ciudad como un recurso didáctico y un método pedagógico para hacer de la ciudad el mejor lugar para vivir.

2 comentarios:

  1. Mientras el gobierno salvaterrense no deje de ver conveniencias personales y no por el bienestar de la población esos avances seguirán siendo lentos o nulos o bien solo de unos cuantos beneficiados si bien la cultura y la educación pedagogica son parte importante de nuestro folklor (estudio del pueblo) de Salvatierra,aún tenemos mucho talento y jóvenes que quieren superar las barreras de la conveniencia personal pero se le da poco interés recuerdo disfrutar el teatro ideal que fue espacio de acercamiento y cultura del pueblo salvaterrense.

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  2. Mientras el gobierno salvaterrense no deje de ver conveniencias personales y no por el bienestar de la población esos avances seguirán siendo lentos o nulos o bien solo de unos cuantos beneficiados si bien la cultura y la educación pedagogica son parte importante de nuestro folklor (estudio del pueblo) de Salvatierra,aún tenemos mucho talento y jóvenes que quieren superar las barreras de la conveniencia personal pero se le da poco interés recuerdo disfrutar el teatro ideal que fue espacio de acercamiento y cultura del pueblo salvaterrense.

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