HISTORIA SALVATERRENSE: AÑADIDURAS Y RECONSIDERACIONES
Un jirón de la historia del aprovechamiento del agua: salvaterrenses en la construcción de la presa de “El Cubo”
Por J. Jesús García y García
En el Libro
número 4 de Registro de Comercio, 1906 a 1910, autorizado con fecha 25 de
septiembre de 1905 por el Gobernador del Estado de Guanajuato, Joaquín Obregón
González, quien firma al principio y al final del libro en unión de su
secretario Nicéforo Guerrero, a fojas de la 38 frente a la 39 vuelta,
inscripción 343, partida número 16, se
asienta un poder especial que los condueños de la presa de “El Cubo”
confirieron al señor don Juan José Rocha. Está fechado el 30 de noviembre de
1909. Registra y da fe el licenciado Ricardo Guzmán, Juez Letrado del Partido
encargado del Registro Público del mismo, quien firma con su secretario P.
Maldonado.
Compareció el señor
Juan José Rocha, mayor de edad, casado y vecino de Tarimoro y presentó para su
inscripción el testimonio de una escritura pública otorgada en el Juzgado Único
Municipal de Tarimoro el día veintiséis del actual [1909], siendo testigos don
Francisco López, don J. Matilde Salgado y don Federico Ramírez. “Consta por
dicho instrumento que los condueños de la Presa del Cubo, señores José O. Guisa,
por la casa Guisa Hermanos; doña Soledad Cos viuda de Vega, por sí y en
representación de su menor hija señorita Clarita de Jesús Vega; la señora
Benita Yrigoyen viuda de Suárez, como albacea y representante de la
testamentaría de don Julio Suárez; don Manuel M. Lara; Rafael Ramírez; Miguel
Acevedo; Ygnacia Rico V. de Contreras, como representante de la testamentaría
de don Antonio Contreras, y don Edmundo Jiménez, por sí y en representación de
varios vecinos de Tarimoro, siendo los dos primeros vecinos de esta ciudad, la
señora Yrigoyen y el señor Lara de Celaya, y los demás de Tarimoro, otorgaron
poder especial al señor don Juan José Rocha para continuar y terminar los
trabajos de la Presa del Cubo, para que represente las personas, derechos y
acciones que los otorgantes tienen en la mencionada Presa, atendiendo al bien y
prosperidad de sus intereses, facultándolo para que prosiga y termine la obra
de la Presa levantando la cortina hasta donde se encuentran las casillas de la
compuerta y cuyos trabajos de la misma obra comenzarán en el presente mes de
noviembre, pudiendo contratar director maestro de obras, albañiles, acopiar
materiales, comprar herramientas, etc., etc., para llevar a cabo dicha obra; se
le autoriza para que los gastos que
demande la obra de continuación y terminación de la Presa los pida a los
expresados condueños equitativamente y según los derechos que cada uno
represente, cuyos gastos se exhibirán por los accionistas cada vez que el
apoderado lo decrete. Se le faculta asimismo para que haga la distribución de
las aguas de la citada Presa, equitativamente y por medio de marcos, conforme a
los derechos de cada uno de los socios, y el agua de Tarimoro será la que
demarca la escritura de veintitrés de febrero de mil ochocientos ochenta y dos,
reconociéndose como regadío desde la mohonera del Rancho de “La Culebra” a los
Tepetates; de ésta, por el arroyo grande margen derecha, incluso el solar de
Los Arcos, al camino real de Salvatierra y de aquí al Rancho de “El
Repartidor”, y de este punto para la acequia margen derecha al punto de
partida. Se le autoriza para la formación de un reglamento de aguas, a fin de
evitar contiendas, y para que nombre un Juez de Aguas remunerado, que no sea
vecino del lugar y fije sus emolumentos que se pagarán en relación con los
derechos que disfrute cada uno de los socios, tocándole al Pueblo la vigésima
octava parte de ese gasto; también se le faculta para hacer un dique para la
distribución del agua por los expresados marcos y todas las mejoras que
redunden en provecho de los accionistas. El señor Jiménez, como representante
del pueblo, autoriza al mismo señor Rocha para que por cuenta del pueblo se
traiga un perito que mida los pequeños solares y huertas para la base de la
distribución del agua. El poder no es revocable sino hasta que esté terminada
la obra de la Presa y pagadas las deudas que se hubieren contraído con motivo
de la mejora emprendida, pudiendo, en caso necesario, representar a los
otorgantes ante el Ejecutivo del Estado, tribunales del mismo y de la
Federación, conferir poder jurídico, amplio, cumplido y bastante o substituir
éste en todo o en parte, en persona o abogado de su confianza cuando algún
litigio se promoviere contra los condueños, revocando substituciones y
verificando otras de nuevo. Al señor Rocha, según consta del propio testimonio,
se le confirió el cargo de Presidente de la Mesa Directiva de los condueños de
la Presa del ‘Cubo’; secretario a don Rafael Ramírez; vocales: Edmundo Jiménez
y Joaquín Suárez. Consta que se pagó la nota del timbre. Lo que asiento para
que sirva de registro y devuelvo al interesado el testimonio a que me remito.
Doy fe.- R. Guzmán (rúbrica).- P. Maldonado, Secretario (rúbrica)”. [Todas las
veces que en este registro fue mencionada la presa de marras el amanuense
escribió “Cuvo”; hice la corrección porque me pareció necesaria. Mantuve, en
cambio, la costumbre que a la sazón había de escribir Y en lugar de I (como en Yrigoyen e Ygnacia].
El agua es el recurso
más importante del planeta Tierra (no importa que lo haya dicho mucho antes
Pero Grullo). Aprovechar debidamente el agua ha sido siempre tarea primordial,
no siempre cumplida. El documento transcrito se refiere a la primitiva presa de
El Cubo (hoy funciona un nuevo embalse que se construyó entre 1977 y 1982). Es
el caso que, hacia 1838, los hacendados de Tarimoro (ese pueblo con las tierras
que entonces le eran propias pertenecía entonces a la jurisdicción municipal de
Salvatierra) vieron la importancia de captar los caudales pluviales de la
Sierra de los Agustinos para aprovecharlos en el riego agrícola y actuaron en
consecuencia. Había y todavía hay, además, la circunstancia de que el dren
Tarimoro corre más adelante por tierras salvaterrenses antes de desembocar en
el río Lerma. En 1909, ya constituido Tarimoro en municipio, todavía no
concluida la primitiva presa, entre los condueños de ella figuraban los
salvaterrenses Odón Guisa, tío de nuestro doctor en filosofía y letras don
Jesús Guisa y Azevedo, con la representación de la hacienda de Cacalote, y doña
Clara de Jesús Vega, madre de los hermanos Ortiz Vega, de los cuales el más
conspicuo fue sin duda aquel a quien apodábamos cariñosamente “El Bachiller”.
Las disposiciones que se dictan en el documento de arriba pueden contraerse en
la que señala a Juan José Rocha la comisión de proseguir y terminar la obra de
la Presa, “levantando la cortina hasta donde se encuentran las casillas de la
compuerta”. Pero muy a poco de esto sobrevino la revolución que inevitablemente
trajo sus lógicas inconveniencias, y los planes de los que se ostentaban como
condueños de la Presa no se consumaron, al menos inmediatamente. Pero allí
queda la evidencia de que el surtimiento del agua ha sido, es y será objeto de
preocupación.
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