El agua es el ícono más difundido en la cultura mística de Salvatierra, todos los poetas religiosos la emplean, y entre quienes lo hace con mayor frescura tenemos a José Luz Ojeda López, en su poema "Gota de agua".
Las fuentes de agua son una de las constantes en la urbanística de Salvatierra, y más en los jardines comprendidos dentro del espacio donde los carmelitas descalzos construyeron su convento. La fuente que vemos en la fotografía esta ubicada en el entonces llamado Jardín del Diezmo y, enfrente, estuvo la primera hermita de los carmelitas, destruida en los años sesenta por un comerciante inconsciente, a quien "debíamos azotar en las nalgas desnudas con una vara de membrillo mojada, arriándolo por media calle cruzando toda la ciudad", así lo propuso Jesús Guisa y Azevedo en una conferencia organizada por el Club de Leones.
El sentido de las fuentes de agua y los acueductos de fray Andrés de san Miguel, cobran sentido en el capítulo segundo del libro "Castillo Interior", de santa Teresa de Jesús donde escribe: "porque así como de una fuente muy clara lo son todos los arroyicos que salen de ella, como es un alma que está en gracia, que de aquí le viene ser sus obras tan agradables a los ojos de Dios y de los hombres, porque proceden de esta fuente de vida, adonde el alma está como un árbol plantado en ella (nota 5 Prosiguen el léxico y simbolismo bíblicos: fuente clara, fuente de vida, frescura y fruto, negrísimas aguas, sol resplandeciente.
Un fragmento del poema de la gota de agua de José Luz Ojeda, que va en el sentido místico carmelitano y bíblico, dice:
Pero, en verdad, era algo más brillante:
era... una gota de agua.
La puso en una hoja, dulcemente,
con sus dedos rosados, la mañana,
para dar al jardín la maravilla
de una sonrisa luminosa y diáfana,
y para hablar, sin voces,
al arcano silencio de las almas... (fragmento)
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