San Juan de la Cruz como un significado cultural para Salvatierra
por Pascual Zárate Avila
El retrato de san Juan de la Cruz se encuentra en la pechina de la cúpula del oratorio del Niño de Praga en el templo de la Virgen del Carmen en Salvatierra, Gto.
La mirada del Místico doctor de la Iglesia es de una bien lograda expresión de ternura contemplativa.
Completa la expresión el arrullo de los brazos a la figurilla de Cristo crucificado en una cruz de madera, arropado con la túnica blanca del Santo, a quién le rodea un aura de luz sobre su cabeza, como símbolo del conocimiento poético.
Comprender la poesía del máximo poeta del siglo de oro español es una tarea que implica la conjunción de conocimientos sobre psicología, retórica, filosofía, teología y espiritualidad. La influencia actual de la poética sensual y sacra del poeta español esta de manifiesto en la cultura del "Homo videns" de los medios tecnológicos actuales, que sólo comunican con imágenes despertando sensaciones y emociones para llegar a los espectadores, donde la sensualidad es el recurso mejor empleado.
La décima musa sor Juana Inés de la Cruz, símbolo de identidad nacional, tiene una influencia marcada por el poema "Noche oscura", de san Juan de la Cruz, del cual hizo su original versión en el poema mayor "Primero sueño", y que contiene conocimientos de fisiología, zoología, astronomía, mitos náhuatl y griegos, filosofía patrística y escolástica, teología, espiritualidad y psicología.
Los dos poemas, tanto el de sor Juana de la Cruz como el de san Juan de la Cruz, se explican comprensiblemente a través de la filósofa alemana santa Teresa Benedicta de la Cruz en su obra "La ciencia de la Cruz", en la cual señala tres momentos de la obra mística de san Juan de la Cruz:
el primer momento la fe como cualidad sobrenatural del hombre;
segundo momento, el dolor de los sentidos y pesares del mundo guiados por la esperanza de alcanzar a Dios;
y el tercer momento, el triunfo del espíritu al unirse espiritualmente el alma con la Santísima Trinidad.
Los dos poemas referidos, uno de nuestra sor Juana y el otro del Místico español, están compuestos por esas tres etapas de la ciencia de la Cruz.
Mi interés por san Juan de la Cruz fue suscitado por la experiencia vivida en la sala de terapia intensiva del sanatorio Aranda de la Parra de León, Guanajuato, en año 2000.
Sufrí un paro respiratorio a los quince días de una operación de corazón abierto, de hígado e intestino grueso y drenaje de pulmones.
Un accidente automovilístico en la carretera de San Miguel Allende-Dolores Hidalgo, me había llevado al quirófano, pues el cinturón de seguridad rompió mi caja toráxica.
El paro respiratorio, que ya para entonces era el segundo, me sobrevino porque con la lengua retiré el tubo de oxígeno del aparato de respiración artificial. Recuerdo que fue como una noche oscura, esos minutos fueron una total ausencia de cualquier percepción de luz en mis ojos, y en ese episodio sobrevino a mi pensamiento la palabra vida como un acontecimiento real, espiritual, sobrenatural. Pero revivieron mi corazón y oxigenaron mis pulmones, y al parpadear de nueva cuenta, por el estímulo de la lámpara de la sala de terapia intensiva, el joven camillero que auxilió al médico neumólogo gritó con voz estresada: "don Pascualito, no que no existía san Juan de la Cruz", o al menos eso sigo creyendo que escuché entre la gran cantidad de sedantes que alucinaban mi imaginación.
La presencia en el convento de San Ángelo Mártir de Salvatierra, Gto., del sacerdote carmelita Alberto de la Sagrada Familia, para el mundo Mario Pérez Monroy, filósofo especialista de Edith Stein, redobló mi interés, pues bajo su guía me introduje en la comprensión del pensamiento de san Juan de la Cruz y, por tanto, también, de sor Juana Inés de la Cruz, --de quien realice en 1979, un estudio buscando los elementos de la filosofía cartesiana, fue un trabajo realizado para obtener el título de licenciado en Filosofía,-- y de paso una nueva revaloración de nuestra poeta Ana María de López Tena, que como salvaterrense de pura cepa, acusa una marcada influencia carmelita en su poesía.
El sentido del triunfo en medio de los problemas y caídas es un elemento psicológico que compone la mentalidad de los salvaterrenses, lo cual es explicable por medio de la comprensión de la filosofía de la cultura imperante en los tres siglos de historia de la ciudad de San Andrés de Salvatierra.
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