lunes, 19 de julio de 2010

Sobre la siembra de melocotones y duraznos en Salvatierra, una página selecta de Andrés de San Miguel

J H S
* TRATADO BREVE DE LAS PLANTAS QUE MEJOR SE CRÍAN EN ESTA HUERTA DE SAN ANGELO

DE LOS DURAZNOS PRISCOS y MELOCOTONES

por fray Andrés de San Miguel
Todos estos géneros quieren aires templados, no fríos ni recios. Consérvense como en su propio centro en lugares abrigados de tierra suelta y húmeda, que toque algo en arena; en semejantes lugares viven más tiempo y dan mejor y más abundante fruto y en las tierras frías, ventosas y barriales, sucede todo lo contrario. Es árbol que con facilidad se cría y en breve se envejece, y aunque se pueden plantar de rama y de los hijos que le nacen al pie, pero los buenos y más provechosos son los que se plantan de sus huesos, que se siembran de esta manera:
Dispónese la tierra como se hace para sembrar hortaliza, bien cavada y estercolada, con estiércol podrido, y aunque la tierra lo esté de antiguo se ha de estercolar de nuevo. Si es cantidad la que se siembra, se dispone la tierra en canteros y los canteros en eras no muy anchas, porque sin entrar en ellas se puedan escavar. El tiempo en que se deben sembrar en esta huerta, para que nazcan y se críen bien, es quince o veinte días después de haberlos comido, habiéndose enjugado a la sombra. Siémbrense los huesos enteros y sin quebrar y una cuarta o tercia desviados, hondos cuatro dedos, y la parte del pezón abajo, que es la raíz. En tiempo seco se han de regar cada ocho días; la primera escarda se puede hacer con azadón, cortando la yerba entre dos tierras, porque los huesos no nacen aquí hasta que los duraznos comienzan a brotar sus hojas, y así fuera lo mismo sembrarlos por diciembre y parte de enero, pero porque las pepitas se enjugan y secan demasiado estando mucho tiempo al aire, y después nacen pocas y mal, por esto conviene sembrarlas al tiempo dicho.
Sean los huesos de fruta sana y bien madura y de árbol de mediana edad y que dé todos los años la fruta bien crecida, en abundancia y sazonada.
Importa que en esto se ponga mucho cuidado, porque hay muchos árboles en la huerta, así de duraznos como de melocotones, que la fruta que dan es buena, pero siempre dan poca, y de éstos no se ha de tomar semilla, porque los hijos imitan a los padres. Algunos quieren que para que el árbol nazca mejor, se siembre el hueso con su carne bien madura y sazonada, y para que dé la fruta amarilla y de buen gusto, se tienen los huesos algunos días, antes de sembrarlos, en agua teñida con azafrán, y después los riegan con la misma agua. Y para que den la fruta colorada, se siembra el hueso en una zanahoria que lo sea, y se riega con agua sacada de las mismas zanahorias; y para que nazcan escritas, según Palladio, se siembran los huesos y cuando quieran reventar se saca la pepita y se escriben en ella con bermellón lo que quieren y la vuelven a meter en su lugar y sembrar como estaba, y los duraznos que diere tal árbol tendrán escrito lo que se escribió en la pepita. Reciben los duraznos cualesquiera sabores y olores como los demás frutos.

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