Salvador Ortiz Vega en compañía de su esposa Aurora Ramírez |
Salvador Ortiz Vega y la investigación
por Pascual Zárate Avila
Salvador Ortiz Vega un hombre docto, comprometido con la investigación tecnológica, actualizado en el avance de la ciencia, según me lo refirió, el doctor en Ciencias Guillermo David López Castillo, es digno de nombrar por su participación activa en bien de los demás.
Salvador Ortiz era una persona seria, de habla rápida pero de carácter reservado. Estuvo suscrito a dos revistas impresas en inglés: Científica Americana y Mecánica Popular, en donde se informaba de los avances científicos y tecnológicos, poniendo en práctica sus conocimientos y habilidades.
En la Universidad Nacional Autónoma de México, acreditó la certificación de tres carreras: Ingeniero Químico, Físico-Matemático y Licenciado en Química, además del primer año de Licenciatura en Filosofía. También traducía los idiomas de inglés y francés.
Amante de la lectura, tenía una extensa biblioteca casera y un laboratorio completo de química.
Contaba con un equipo de máquinas de herramientas de torno y soldadura, además de una dobladora.
Documentó procesos técnicos para deshidratar la zanahoria y reciclar el aceite de automóvil.
Fabricó una máquina secadora, y diseñó calentadores de diesel para proteger el cultivo de las heladas.
Construyó el actual edificio del Club de Leones de Salvatierra, realizando el techado del salón de baile, con la técnica arquitectónica del templo del Panteón Romano, con obertura en el centro.
Participó en la creación de la Casa de la Cultura “Fray Andrés de San Miguel”, como socio fundador del Club de Leones, también en la Asociación de los Caballeros de Colón y además, del Club Fotográfico.
Desde joven, fue un gran agricultor que llegó a ganar, algunos premios de productividad de mas toneladas por hectárea, tanto en cultivos de cebolla como en los de trigo.
En la décima edición, su casona obtuvo el premio al inmueble habitacional mejor conservado del estado de Guanajuato.
Fue maestro de Química en la ETIC # 18 y profesor fundador de la escuela preparatoria del Colegio Guadalupe Victoria, en donde fue conocido por sus alumnos como "El Bachiller".
Luego de renunciar a sus clases de la ETIC # 18, siguió recibiendo en la casona familiar, a sus ex-alumnos de secundaria, para asesorarlos en sus estudios profesionales y les proporcionaba bibliografía, para la realización de su tesis de titulación.
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