Hacia nuestro ideal
por José T. Alonso
(transcripción de Pascual Zárate A.)
Fue una gran satisfacción para todos los nacidos en aquella hermosa ciudad ¡Salvatierra! el haber celebrado el tricentenario de su fundación, es decir, el haberle tributado por todos los salvatierrenses, los honores merecidísimos por su legendaria vida, pues tanto los que vivimos fuera como los radicados en la propia ciudad, unidos de todo corazón rendimos el homenaje de debido a nuestra Patria Chica, celebrándole su cumpleaños con fiestas de grata recordación, en las que pasamos días felices porque dieron motivo a vernos reunidos muchos después de años de ausencia, y a que en fecha tan memorable nos estrecháramos nuevamente las manos en presencia de nuestra madre, para demostrarle la fidelidad y fraternidad tradicionales de los que somos de la ciudad exúbera.
Acudimos pues allá, con plena alegría, todos los hijos de aquella tierra y, fue enorme el regocijo para los que tuvimos en el DF acción directiva, previa a la festividad, ver el entusiasmo con que lo salvatierrenses respondieron al llamado que se les hizo, para celebrar dignamente el acontecimiento histórico y trascendental para nuestra ciudad y, este hecho obliga al Comité nombrado en México DF "Pro Tercer Centenario de la Fundación de Salvatierra", a expresar por conducto de su presidente, el eterno agradecimiento para con sus coterráneos por la confianza absoluta que le dispensaron, siendo digno de mencionarse la unificación que hubo y que aún existe entre los de México, como allá se nos llama, sobre el deseo de mejoramiento de nuestra población, y ojalá que las autoridades y agrupaciones políticas del lugar, con la visión de un futuro mejor, aprovecharan esa unificación nacida al calor de la celebración de las fiestas de febrero pasado, en las que se tuvo como único ideal la preeminencia de nuestro terruño.
El Comité Pro Tercer Centenario, no se siente satisfecho de su actuación por no haber podido realizar los proyectos de mejoramiento que ideo, pero confía en que todas las fuerzas vivas de aquella localidad unan sus esfuerzos para la realización de obras que den honor a Salvatierra, contando para ello con la cooperación de muchos salvatierrenses radicados en México y quizá con los radicados en otros lugares de la República, quienes tenemos como nuestro mayor ideal, ver más floreciente y más bella a la hija predilecta de Lerma ¡a nuestra querida Salvatierra!
La Celebración del Tercer Centenario de la Fundación de Salvatierra
Impresiones generales
por Federico Arroyo
A José Rosillo Garcilazo
Fraternalmente
Preámbulo
Nos fue dado asistir a las festividades del Tercer Centenario de Salvatierra desde su inicio, lo que claro está, tuvimos que lamentar grandemente, aunque nuestra ausencia no se haya debido, por cierto, a falta de buenos deseos. Animados relatos de otros que sí tuvieron la suerte de estar en Salvatierra desde el primer día de la celebración nos imponen de los festejos de toda índole, populares, artístico, religiosos, sociales, que empezaron el día primero de febrero con la apertura de la Exposición Artística y con la principal función social de ese día o sea la Coronación, por el señor Gobernador del Estado, don Ernesto Hidalgo, de su graciosa Majestad Carmen I, de Salvatierra.
Acto que al decir de quienes lo presenciaron, alcanzó los caracteres de un verdadero festival helénico, rutilante de belleza, pleno de arte y juventud, luminoso y fantástico, con luces de las mil y una noche y fantasía de Scherezada...
Coronación
Nos imaginamos la escena de esa noche en el romántico parquecito de Capuchinas, (jardín Amado Nervo), en un ambiente hialino y templado en que se mezclan las últimas rachas frías del invierno batiéndose en retirada y las primeras ráfagas del aire embalsamando y tibio preanuncio de la primavera.
Los principales personajes de esa escena fueron, desde luego, nuestra Noble y Digna Soberana Mela I y su gentil corte de Embajadoras que el Distrito Federal y los circunvecinos de Salvatierra tuvieron la hidalguía de acreditar para que aportaran el contingente magnífico de su gracia y su donaire a las fiestas del Tercer Centenario.
Los salvatierrenses del Distrito Federal tuvieron la satisfacción de ver que su distinguida embajadora, señorita Adelaida López Herrera, encabezara gallardamente a aquel conjunto encantador de guapas chicas de varios rincones del Estado, verdadero ramillete de flores del Bajío, todo fragancia, lozanía y juventud.
Y como un marco severo e imponente a la deslumbrante escena la comitiva civil del ciudadano Gobernador quien, con un gesto de austeridad y señorío, reviste a su graciosa majestad por medio de la simbólica corona, del poder de que tan dulcemente hizo uso en su efímero reinado con gran beneplácito de todos sus obsecuentes súbditos; los salvatierrenses.
Se me informa que la actitud y compostura que en esa ocasión guardó el pueblo de Salvatierra, fue verdaderamente ejemplar; presenció la ceremonia en todas sus fases con gran animación y regocijo, pero dentro del mayor orden y respeto hacia el gran número de damas que asistió, hacia el señor Gobernador y su brillante comitiva y hacia las nuevas autoridades municipales del distrito. ¡Bravo, pueblo Salvatierra, así te hiciste digno de la muy noble y graciosa Majestad que en esos momentos se te daba y de tus cultos e ilustrados gobernantes! Se me informa a sí mismo que el Baile de la Coronación que tuvo lugar esa misma noche fue verdaderamente suntuoso y fascinante, algo que dejará recuerdos imborrables en quienes tuvieron la fortuna de gozarlo.
Paréntesis. -
Y permítaseme hacer aquí una explicación. El que esto escribe llegó a la ciudad de Salvatierra, engalanada en ocasión de su Tercer Centenario, y en compañía de un distinguido periodista metropolitano, a mediodía del 7 de febrero, después de un viaje accidentad; llegó en los momentos en que sus compañeros del Comité del Distrito Federal eran recibidos por el señor presidente municipal y por el H. Ayuntamiento en pleno en solemne sesión. Sólo de oídas, por lo tanto, pudo enterarse de lo antes descrito y de los otros números del programa de festejos desarrollado durante los 6 primeros días de la celebración.
Éstos fueron, el día primero, apertura de la Exposición Artística, de la que en otro lugar publicamos sus resultados, del cuadro y fotografía premiados. De la Coronación de la Reina de las Fiestas ya nos ocupamos líneas arriba. Descolló la tradicional cabalgata de los Reyes Magos.
Día por día. -
El día 3, una selecta audición musical y animados eventos deportivos el más sensacional y emocionante fue sin duda la llegada de los andarines del Centro de Jóvenes Salvatierrances del Distrito Federal que habiendo emprendido el recorrido del río Lerma desde la población de este nombre el día 27 de enero, arribaron a Salvatierra, en medio de grandiosa. recepción, el día 3.
En otro lugar de este número publicamos la crónica de este recorrido escrita por el señor Luis Castillo Pérez que encabezó tan original como inusitada empresa.
El día cuatro tuvo lugar en la Explanada del Carmen una regocijada Cucaña y unos interesantísimos Juegos Aztecas, así como una verbena popular con baile en el tradicional Portal de la Columna. Este Portal de la Columna, acaso el más típicamente provinciano, evocador y característico de Salvatierra...
Portal de mis recuerdos y mi niñez, de mi "cándida niñez toda olorosa a Sacristía" según la dulce frase de López Velarde, pues. casi todos los mozalbetes de esa época fuimos a acólitos...
Por ese portal discurría a diario la figura pulcra, erecta, casi impecable de don Benito Soriano, el perenne "jefe político de tiempos de Don Porfirio", enfundado en su "jaquette", de bombín, blandiendo suavemente a trechos simétricos su bastón. Casi todos los médicos de entonces usaban esa indumentaria. Don Benito, además de jefe político sempiterno de Salvatierra, era un buen facultativo y en el Portal de la Columna tenía su residencia. Casi contigua a ésta, se hallaba el Mesón de la Cruz, típico mesón de los arrieros del Bajío, donde a veces tostaban el famoso cacahuate de Salvatierra, esparciéndose entonces por el portal y hasta la calle el sabroso olor de la exquisita leguminosa.
En otra de las casas del Portal de la Columna vivía la familia Scalan. ¡Qué hermosos caballos montaba don José! Constituían mi azoro y mi admiración, mi azoro porque siempre que salía montando don Pepe en tan magníficos animales me parecía que a cada paso podían dar con su magra humanidad en el suelo, tan grande así era la desproporción entre la cabalgadura y el jinete.
Contigua a la casa de los Scalan estaba la carpintería de don Tomás Ponce, operario hábil, nervioso, dinámico, y por allí entre las dos casas, adosado casi al amplio portón de la carpintería, el puesto de doña Juanita, simpática viejecilla a quien los chicos del vecindario comprábamos bocadillos y "puercos". Los "puercos" eran unas galletas grandes, recortadas en forma de cerdo hechas, al parecer de harina endulzada con piloncillo. Pero hemos hecho ya una larga digresión a propósito del Portal de la Columna, sigamos con la enumeración de los festejos del Tercer Centenario.
Carecemos de datos sobre las actividades del día 5; tenemos entendido que, por ser Día de la Constitución, fiesta cívica, hubo algún acto oficial con participación principal de la magnífica Banda de Infantería que dirige el capitán primero Silverio Prieto Pérez y que fue enviada exprofeso a las fiestas del Tercer Centenario de Salvatierra por acuerdo del secretario de la Defensa. Esta Banda había llegado a Salvatierra la noche anterior, o sea, la noche del día cuatro.
El día 6, domingo tuvieron la palabra los elementos deportivos de Salvatierra; fue la inauguración del campeonato de tercera fuerza básquetbol en el parque deportivo Reforma, contendiendo a las 10:00 hrs, las novenas "Cachorros" contra "Irrigación", el evento estuvo sonado toda vez que se trataba de la contribución del músculo y de la fibra a las Fiestas del Tercer Centenario; asistió su graciosa majestad Carmen I, soberana de Salvatierra y sus princesas y embajadoras, lanzó la primera bola al señor don Antonio Arechederra, presidente de la Liga, y la afición local quedo muy complacida.
Este mismo día se inauguraron las obras de embellecimiento del Jardín Principal y tuvo lugar una lúcida serenata.
Día de México
El lunes 7, Día de México, despuntó a los deliciosos acordes y luces de maravilla de las más bellas y rumbosa Alborada que se tiene memoria en Salvatierra, como que en ella tuvieron parte nutridos coros de voces femeninas y masculinas de toda la alegre y entusiasta juventud salvatierrense que gozosa se lanzó a la calle a las primeras horas de la madrugada entonando con alborozo y gusto artístico, notables canciones regionales. Los acompañaban numerosos conjuntos de guitarras y mandolinas, así como la magnífica Banda de Infantería y gran cantidad de las típicas estrellas luminosas que se usaban en los Alboradas de antaño en el Bajío.
Entrada ya la mañana fue recibido solemnemente el Comité del Distrito Federal por las autoridades municipales en el salón del cabildo al tiempo que la Banda de Infantería daba una selecta audición entre las frondas de la Plaza Principal y tenía lugar en el mismo sitio, un lucidísimo concurso de niños organizado por la señorita directora de la escuela oficial, en el que fungieron de jueces cuatro distinguidas damas de la localidad, las señoras Estela López Tena de Lira, Trinidad R. de Rosillo, Oliva Puente de Fernández y Aurora M Soto Mayor de Arroyo.
El primer lugar lo obtuvo la niña Rosa Ramírez por un disfraz de María Antonieta y el segundo premio la niña Matilde Cortés por su bien caracterizado en disfraz de Abuelita Antigua. El tercer premio la niña Carmen Cortés por su disfraz de Española, se concedieron también premios a las niñas Elsa Elvira Fernández vestida de Gatito, Nélida Ramírez de Madrileña, Victoria Malváez Rosillo de Dama Antigua. Publicamos una fotografía de varios de los niños premiados.
Terminados estos actos tuvo lugar la solemne inauguración del monumento donado por la. central de Salvatierra y del Comité del Distrito Federal Pro Tercer Centenario. Una abigarrada cuánto pintoresca concurrencia del pueblo, representada por todas las clases sociales de la ciudad, y entre la que tuvimos la satisfacción de notar multitud de nuestros amigos de Salvatierra, de fuera del Salvatierra, prestó al acto un colorido y animación inusitados.
El modesto monumento con que lo salvatierrenses del Distrito Federal patentaron su afecto y devoción a su terruño, mereció al ser descubierto los honores del Himno Nacional tocado por la Banda de Infantería y que la concurrencia escuchó respetuosa y conmovida. Hizo la dedicatoria del monumento a nombre del comité del Distrito Federal, el señor doctor don Jesús Guisa y Azevedo, periodista e intelectual Salvatierrense.
Acto seguido en el atrio del Carmen fue descubierta una placa de azulejo conmemorativa del Tercer Centenario, recuerdo del Centro de Jóvenes Salvatierrenses del Distrito Federal, la cual fue colocada a lado Oriente de la puerta principal del templo, habiendo hecho la dedicatoria de dicha placa, el señor Lisardo Nieto Cos, miembro prominente de dicho Centro, con verbo galano y emocionado.
Por la noche de ese día, se efectuó el gran baile de la Colonia Salvatierrnse del Distrito Federal, que se vio sumamente concurrido por toda la sociedad de Salvatierra: su graciosa majestad, Carmen I, sus gentiles embajadoras, las autoridades municipales, los miembros de la Junta Central de Salvatierra Pro Tercer Centenario y del Comité del Distrito Federal, representantes de la industria, el comercio y de los profesionistas de la localidad. Asistieron con sus muy estimables familias, así como todos los salvatierrenses venidos de fuera.
Al mismo tiempo tenía lugar una gran serenata en la plaza principal, y se quemaban los tradicionales castillos. La víspera, el día 8, se celebró una solemne función religiosa dedicada a la Colonia Salvatierrense del Distrito Federal, que consistió en Misa Pontifical en la que ofició el excelentísimo, reverendísimo señor arzobispo de Michoacán, don Luis María Altamirano y Bulnes. Habiendo hecho uso de la cátedra sagrada, con gran emotividad y elocuencia, el señor presbítero don Manuel Martín del Campo de Morelia.
En la noche del día 8 tuvo lugar la solemnísima velada que para hacer entrega de los premios a las personas agraciadas en los concursos literario, musical y artístico, organizó la Junta Central de Salvatierra y que constituyó una verdadera nota de arte de alto relieve y significación.
Asistió su graciosa majestad Carmen I de Salvatierra, con su corte de honor, que presidió la velada en un estrado especial, ante quien fueran a postrarse galanamente los agraciados. al recibir de sus gentiles manos el galardón a su ingenio y su talento.
Asistieron, a sí mismo, las autoridades municipales de Salvatierra, encabezadas por el señor presidente municipal licenciado José Martínez Ojeda, representante del señor Gobernador del Estado y muchas distinguidas personas de Guanajuato y San Miguel Allende que hicieron el viaje exprofeso para concurrir a esta brillante manifestación de Cultura.
En otro lugar de este número publicamos las actas de los señores que integraron los jurados de las diversas fases del certamen literario, artístico y musical a que se convocó con motivo del Tercer Centenario de Salvatierra, por las que se podrá ver quienes fueron las personas premiadas que en este acto recibieron sus galardones.
Muy destacada estuvo en esta bella fiesta la Banda de Infantería que ejecutó notablemente como números del programa, varias composiciones clásicas y, también, la bonita Marcha Salvatierra que resultó premiada en el concurso musical y fue dirigida personalmente por su autor, el compositor valle santiaguense, señor José de La luz Rico, actual director de la Banda de La Reforma, habiendo sido aplaudido calurosamente. Gustó extremadamente, también, un notable Coro de Niños de Morelia, que forma un magnífico orfeón y que tuvo a su cargo la interpretación de exquisitos y selectos trozos de canto, verdaderas miniaturas de arte y delicadas joyitas musicales.
La velada culminó con las palabras del señor licenciado don José Martínez Ojeda, presidente municipal de Salvatierra, quién a las 24 horas del día 8, o sea, a las 0:00 h. del día 9, poniéndose de pie e imitándolo en esto la numerosísima concurrencia, con voz reposada, pero trémula de emoción. recordó a los salvatierrenses y. tras las campanas de los templos, los cohetes y las músicas, atronaban el espacio saludando el Tercer Centenario de Salvatierra, que aquellos instantes cumplió el bien amado y pródigo terruño 3 siglos de existencia y que desde ese momento a todos les incumbía valorar y trabajar por el progreso y bienestar de Salvatierra, que todos debían aunar sus voluntades en pro de su mejoramiento moral y material que. para las autoridades que él preside, era la hora de un supremo esfuerzo, de una noble tarea, de una nueva responsabilidad.
9 de febrero de 1944
Por fin había llegado la sonada fecha del Tercer Centenario de Salvatierra, una jubilosa alborada saludó este día, de todos los pueblos y rancherías cercanos llegaban entusiasmados y contentos los campesinos, sus mujeres e hijos usando los más disímiles medios de transporte, desde la moderna y pujante troca (camión) hasta el bíblico y paciente pollino.
Por la mañana hubo una gran solemnidad religiosa en la parroquia que se hallaba hermosamente adornada e iluminada para la ocasión, se efectuó al mismo tiempo, la solemne clausura del Congreso Eucarístico Mariano Inter Parroquial y una misa pontifical durante la cual hizo uso de la cátedra sagrada, con verdadero activismo, tanto en la palabra como en el ademán, el excelentísimo y reverendísimo arzobispo de Michoacán, señor don Luis María Altamirano y Bulnes, quién produjo un conmovedor y bello sermón sobre el tema del amor de la Santísima Virgen de La luz a los hijos de Salvatierra, y de la paz y andanza de éstos bajo su advocación.
La feria popular de este día fue animadísima: las danzas aborígenes con su bizarra indumentaria, sus vistosos arreos y sus gallardos estandartes. Con elocuentes e ingenuas inscripciones bailaban incansables, y hieráticas, dando a la fiesta un colorido y un ambiente único. Bandas de música de algunos pueblos vinieron a alternar modestamente con la Banda de Infantería, dando audiciones en la plaza principal.
Por la tarde hubo una gran corrida de toros con matadores de primera fila, habiendo asistido su graciosa majestad Carmen I y su corte de embajadoras luciendo la clásica mantilla española alguna de estas damitas y traje regionales otras. Por la noche recorrió la ciudad un vistoso paseo de carros alegóricos representando escenas bíblicas y pasajes o alegorías históricas y legendarias.
El día del Tercer Centenario terminó con un gran baile, que como los anteriores, estuvo también concurridísimo y muy lucido.
Agua Fuerte
Esa misma noche, descansando del trajín del día en la casa donde nos hospedábamos mi amigo el periodista metropolitano y yo, se oyeron de pronto dos secas detonaciones en la calle, inconfundible de los disparos de pistola, seguidas de ayes lastimeros de mujer. Las señoras de la casa salieron atropelladamente al zaguán a ver lo que pasaba, las seguimos y continuamos por la cera hacia un grupo de gente que en la penumbra de la calle se arremolinaba en torno de lo que vimos luego, era el cuerpo de un robusto y garrido macetón con buenas ropas de campesino en día de fiesta. Una señora que supusimos su mujer, joven también y portando asimismo su ropa dominguera, lloraba desconsolada y. semi-loca, a grandes gritos sosteniendo en sus brazos la cabeza del herido; con el aliento quería confortarlo y evitar que lo incomodaran o estrujaran.
Oímos que alguien relataba los pormenores del drama el heridor se había llegado a su víctima, que tal vez feliz marchaba por la acera en compañía de su mujer y le había descerrajado dos tiros por la espalda a la altura de los riñones, las heridas parecían gravísimas y supimos después que fueron fatales; aquel hombre en pleno vigor y plena vida había muerto. ¿Por qué es preciso que pasen estas cosas? No podrá eliminarse alguna vez el rencor y el odio, mi amigo el periodista metropolitano, delicioso escritor costumbrista y exquisito poeta no pudo más. Esa misma noche partió de regreso hacia la capital, parece que aquello había sido demasiado costumbrismo y exceso de folclore.
Final
La Fiesta del Tercer Centenario de Salvatierra había terminado. El día 10 por la mañana no quedó ya más que la Inauguración del Sanatorio y Maternidad "Nuestra Señora de la Luz" del doctor Agustín Arroyo S. que era la modesta contribución científico social de un hijo de Salvatierra al progreso del terruño ya que nunca antes se había contado en la ciudad con un establecimiento de este género y con los servicios y facilidades que el mismo reporta.
El acto revistió importancia, pues concurrieron el señor presidente municipal, su graciosa majestad Carmen I de Salvatierra y fue apadrinado por connotados vecinos del lugar, habiendo asistido a sí mismo numerosas familias de la sociedad salvatierrense y la mayoría de los miembros de la Junta Central y del Comité del Distrito Federal Pro Tercer Centenario.
A mediodía la Junta Central de Salvatierra ofreció al Comité del Distrito Federal y a numerosos de sus invitados a las fiestas del Tercer Centenario, una comida campestre a orillas del río Lerma que fue uno de los eventos finales más cordiales y simpáticos.
En ese lugar a la visita del hermoso e histórico Puente que a todos los que Salvatierra destierra les dice que "No", el agua musitando su perenne canción. El espíritu noble y fuerte del terruño invadió a todos a los que se quedaban y a los que iban a partir, tomaron la palabra exaltando la confraternidad y concordia de todos los salvatirrenses.
En frases breves y conceptuosas el señor licenciado don José Martínez Ojeda, presidente municipal de Salvatierra, el señor licenciado don Fernando Aguilar y Maya, el señor don José T. Alonso Villagómez, el señor doctor don Rafael Flores y el conocido inspirado vate salvatierrnse don José Nieto Anguiano.
Y en petit comité el dinámico y activo don Vicente Soriano, presidente de la Junta Central de Salvatierra, quien nos decía, a un corto grupo de asistentes, exhalando un suspiro de alivio, se acabaron las fiestas del Tercer Centenario, ya nos festejamos, ya bailamos, ya comimos, ya nos banqueteamos, ahora a trabajar. Aludía sin duda don Vicente, a lo que había quedado por hacer a la obra de aliento. La introducción de agua, el drenaje, la escuela, el parque infantil, el embellecimiento de la población.
Muy bien, don Vicente ya sabe usted que en este noble y generoso empeño todos los de México pasamos los primeros lista de presentes. Broche de oro y por la tarde del día 10 lo inesperado, lo insólito, lo inaudito por los más viejos vecinos de Salvatierra, que no conservaban memoria de un hecho semejante, el paseo o procesión de la Santísima Virgen de la luz por las calles de Salvatierra, el suceso fue sensacional y conmovió a toda la población que se lanzó a la calle en acompañamiento entusiasta, irreverente, de la venerada patrona de la ciudad entonando cánticos y arrojando flores y confeti, un apretado cordón de brazos y de pechos constituido por compacto núcleo de jóvenes, le formaba nutrido cerco y protectora valla. No hizo falta, quién iba a atreverse con aquella real y verdadera soberana.
La dulce y adorable virgencita pasaba sonriente y afectuosa entre sus fieles, afirmando así un reinado espiritual indiscutido, nadie se acordó de las leyes de Reforma, ni de la Constitución del 57, ni de la de 17, ni de ninguna otra Constitución y no porque no haya librepensadores en Salvatierra, sino porque estos precisamente por serlo, son y han sido siempre, entre otras cosas, muy liberales, tolerantes y respetuosos o porque ¡tal vez! ¡quién sabe! no querrían a veces, si pudieran, pensar tan libremente. Pero ¡qué hacen los pobres, entre ellos el que esto escribe! ¡se puede acaso pensar de otro modo que libremente!,,,
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