
La Cuarta Morada teresiana como meditación
por Pascual Zárate Avila
La Cuarta Morada en la obra del "Castillo Interior" de santa Teresa de Jesus, es el alma misma que medita, la persona devota piensa las palabras de Dios, viendo en ellas el agua de la virtud para alimentar a su alma con las palabras divinas.
Para comprender el lugar de la meditación como un diálogo de sí mismo con Dios en nuestra interioridad, es importante escuchar la descripción escrita de la Cuarta Morada por Santa Teresa de Jesús, dice así:
"Bueno es esto y excelente manera de meditación, porque se funda sobre verdad, que lo es estar Dios dentro de nosotros mismos; mas no es esto, que esto cada uno lo puede hacer (con el favor del Señor, se entiende, todo). Mas lo que digo es en diferente manera, y que algunas veces, antes que se comience a pensar en Dios, ya esta gente está en el castillo, que no sé por dónde ni cómo oyó el silbo de su pastor."
La meditación, como una acción importante llevada a cabo en silencio y humildad por los habitantes de la ciudad, fundamentó la traza urbana cuando construyeron suficientes jardines para estar en soledad meditando, pues el jardín es considerado como espacios privilegiados para estar en contacto con el mensaje de la Creación a través de un diálogo interior consigo mismo.
La orden de los Carmelitas Descalzos tuvieron en su convento de Salvatierra un jardín para la Meditación personal diaria, el jardín de la Meditacion estuvo en el espacio ahora ocupado por el mercado Hidalgo.
Existen aún los espacios de los jardines construidos en tiempos de la fundación de la ciudad, jardines fueron los espacios con proximidad al convento del Carmen: no han cambiado y son la explanada del Carmen, lo fue el lugar donde está el Mercado Hidalgo y el jardín del Diezmo frente al edificio del antiguo Cine Rex, todos esos lugares fueron considerandos para ser visitados y realizar ahí la meditación personal después del trabajo.
Un jardín original que aún se conserva, se encuentra enfrente de las ruinas demolidas de lo que fue la primera ermita de los Carmelitas, un recinto anterior a la construcción del convento del Carmen.
El significado de un jardín fue para los primeros salvaterrenses un espacio con flores y espinas para la reflexión, para meditar la virtud y el pecado con la finalidad de acercarse hacía sí mismo teniendo fe de encontrar dentro de sí la virtud proveniente de Dios.
La enseñanza de santa Teresa de Jesús fue explicar la vivencia de la Cuarta Morada como un ejercicio de meditación, de un diálogo como de una humilde y débil alma acercándose a Dios para hablarle dentro de sí misma.
Para los salvaterrenses el jardín real, el que es un espacio físico material, es un lugar donde habita la meditación personal como forma de descanso, el jardín representa la oportunidad de contemplar la belleza de la naturaleza creada por ser un lugar apacible de la ciudad.
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