La Virgen de Guadalupe en Salvatierra
Por Pascual Zárate Avila
Introducción
El presente relato es una forma de explicar las numerosas manifestaciones locales de devoción guadalupana en el municipio, atribuyendo su génesis debida tanto a la catequesis de la orden del Carmelo Teresiano desde antes de la fundación de la ciudad como al hecho de ser una manifestación local guiada por estrategias de la Iglesia Católica nacional desde los dos momentos trascendentes de la historia: 1733 y 1870.
La evangelización a través de la Virgen María
La ciudad de Salvatierra es una ciudad mariana, sus templos y capillas son ocupan el patronato las advocaciones de la Virgen María, en los templos están las advocaciones patronales de Guadalupe, Fátima, de los Dolores, del Rosario, de la Luz, del Carmen, de la Inmaculada Concepción.
La Virgen de Guadalupe tiene su altar o nicho en los demás templos, es una Virgen transversal en su veneración.
La evangelización de los primeros residentes
¿Por qué es Salvatierra una feligresía de solida veneración mariana? La respuesta la tiene la catequesis de la orden regular de los Carmelitas Descalzos.
Los primeros pobladores de la congregación de San Andrés Chochones tenían una especial veneración a la Virgen del Carmen, por ello un fraile carmelita los frecuentaba desde el convento de Celaya para impartir la doctrina catequética y celebrar misa.
En la catequesis del Carmelo-Teresiano, la madre es el amor primero de quien se acerca a la recibir la doctrina católica, el camino de aprendizaje religioso católico es iniciar amando a la madre, a la Virgen María, para pasar al amor del hijo, de Jesús, y a través de Cristo y su pasión, llegar al Padre, a Dios inconmensurable y fuera de nuestra percepción.
Convento carmelita siguiendo “Las Moradas”
En el templo del Carmen de Salvatierra hay dos camarines a los lados del altar central, al lado izquierdo del altar está la imagen de la Virgen de Guadalupe representando el amor del feligrés a la madre de Cristo. Representa la quinta etapa del camino de oración descrito por santa Teresa de Jesús en su libro “Las Moradas”, el camarín es la etapa donde se hace el ejercicio de la imaginación, el feligrés pide la intercesión de la madre de Cristo para recibir apoyo en sus problemas y peticiones.
La doctrina Carmelita se extendió por toda la población desde antes del paso de la congregación de San Andrés Chochones como ciudad de San Andrés de Salvatierra, dada la simpatía de la población española por los místicos españoles santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, cuyo convento carmelitano se empezó a edificar al año siguiente de recibir el acta de fundación como ciudad.
La Virgen de Guadalupe Patrona de la Nueva España
En 1733 se nombró a la Virgen de Guadalupe como patrona de la Nueva España y el cabildo asumió el patronato planeando edificarle un templo, pero no lo harían sino la entronizarían en la capilla de la Virgen de la Luz cuando a ella se le entronizara en 1808, en el santuario donde se le venera actualmente.
La Virgen de Guadalupe como valladar católico
La veneración a la Virgen de Guadalupe se impulsó de manera categórica en México desde 1870 que, como una defensa contra las leyes de Reforma, el clero implementó la estrategia de fomentar el culto a la Virgen de Guadalupe en templos de pequeñas localidades rurales y la construcción de templos en las colonias de las ciudades.
El primer conflicto religioso en México
En Salvatierra se levantaron en armas un grupo de ciudadanos, -quienes operaron desde la zona sur del municipio, particularmente, la localidad rural de Las Cruces era su cuartel principal-, luego de saber de la obligación del juramento a la Constitución Política de 1857, con la sanción de despojar de su cargo a cuanto funcionario o representante popular cuando no juramentara la obediencia a las leyes de Reforma. A los levantados en armas se les llamó Religionarios en los ámbitos periodísticos de las capitales del país.
Entre las fuerzas políticas y económicas de la ciudad se dio un fuerte conflicto, donde el bando liberar republicano fue representado por el grupo económico de la fábrica textil, quienes cambiaron el nombre de la fábrica de “La Perla” al nombre de “La Reforma”.
El grupo liberal era encabezado por el español Eusebio Gonzáles, marido de Emeteria Valencia, hija del propietario de la fábrica Patricio Valencia. Eusebio González compró la fábrica textil de Celaya puesta en venta al regresar a gobernar el país los republicanos, quienes crearon leyes de sanción de pérdida de propiedades para los propietarios adheridos al Segundo Imperio Mexicano de Maximiliano de Habsburgo.
Hoy en la “La Reforma” está la Guadalupana
En Salvatierra la devoción a la Virgen de Guadalupe se expresa de manera patronal en las comunidades de Cupareo, La Virgen, La Estancia de San José del Carmen, Ojo de Agua de Ballesteros, Rectoría Nuestra Señora de Guadalupe, Santuario de la Virgen de Guadalupe en la colonia de Guadalupe, ermita en la comunidad de San Pedro de los Negros, una celda en el templo de San Francisco, el camerino izquierdo en el Templo de la Virgen del Carmen y un altar lateral en el Santuario Diocesano de Nuestra Madre Santísima de la Luz.
La imagen de la pintura de la Virgen de Guadalupe también está en la Central de Autobuses de la ciudad, en el Mercado Hidalgo y en el edifico de “Carolina y Reforma 1845”. La devoción al ser fomentada en todos los templos católicos del municipio de Salvatierra sigue siendo un valladar de resistencia a las prácticas históricas del laicismo definido como culto privado en las leyes liberales de la Reforma Juarista.
La devoción de la Virgen de Guadalupe representa la forma de culto popular con mayor expresión nacional y mundial.
En Salvatierra realizamos manifestaciones de tradiciones como nutridas peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe en CDMX, altares en las puertas y ventanas de las casas del barrio de Guadalupe y calles cercanas al Santuario de Guadalupe, además de una fiesta con vendimia y música el 12 de diciembre, con misa concelebrada a medio día
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Conclusión
El símbolo de la Virgen de Guadalupe trasciende lo religioso y se convierte en el rostro de la mexicanidad, por ello es una temporada de movilidad popular tradicional donde se fortalece el tejido social de la ciudad y comunidades rurales del municipio.
Debemos tomarlo como una temporada de arraigo popular para el tejido social con migrantes y visitantes familiares de invierno. Es una obligación tener más expresiones artísticas en la ciudad.
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