¿ Silencio Salvatierra lidera el sur del estado
de Guanajuato? La tradición
oral dice que sí. La grandeza
le viene al municipio a partir
de ser la primera ciudad constituida
por los españoles en el siglo
XVI (aunque Acámbaro también
disputa ese honor) en el estado.
Para los índices delictivos
en el siglo XXI —sobre todo los
de la droga— esta ciudad es el
primer lugar en “comercio” de
cocaína, según el reporte que dio
a conocer la delegación Guanajuato
de la PGR. Nada grato para
los salvaterrenses quienes lamentan
esta dura realidad.
Las anécdotas de los destinos
citadinos van desde recuperar
cómo en Salvatierra la presencia
de españoles de cepa —mejor dicho
bien educados en todos sentidos—
desembocó años más tarde
en generar un trío de poetas e
intelectuales que siguen marcando
el ámbito literario: Federico
Escobedo (el último Árcade
Romano) traductor de Rafael Landívar
(1731-1793) y su Rusticatio
Mexicana; José Luz Ojeda, sacerdote-
poeta autor de Agua que
corre (1943) y que años más tarde
sería invitado a participar en La
Trapa, sociedad artística y literaria
a instancias del poeta leonés José
Ruiz Miranda; Ana María Castillo
(o Ana María de López Tena)
magnífica poeta, discreta
enamorada de don Alfonso Junco
a quien le dedicó un par de
poemas Nochebuena [1961] y Un
hombre [1961], éste último una
reveladora declaración de amor...
nos comparte Pascual Zárate Ávila
asiduo investigador de Federico
Escobedo.
Con la luminosidad de la virgen
María en su advocación de
la Luz y que señorea a los salvaterrenses,
y con la instalación de
ordenes religiosas como los agustinos,
los franciscanos, los carmelitas
descalzos, la ciudad celebra
los misterios de su fundación
con la literatura.
Los antecedentes del Encuentro
Internacional de Escritores
se fincan no sólo en la presencia
de la corresponsalía del Seminario
de Cultura Mexicana por los años
cincuentas del siglo pasado, sino
la presencia constante y la promoción
de los poetas ya consagrados
que arriba cito. Además del buen
elogio a la ciudad a partir de una
mítica revista —curiosamente de
corte rulfiano— Comala dirigida
por Miguel Cibrián y Jesús Cervantes.
Los primeros encuentros a partir
del 91 y a finales de dicha década
son promovidos por Miguel Cibrián,
poeta exquisito quien recién
publicó Los reinos del aire (Col.
De Poesía, 2006). Conversamos vía
telefónica para Radio Fórmula hace
algunos años. Luego llegó a idea
de convertirlo en Encuentro Internacional
de Escritores y a la par celebrar
a un autor destacado: René
Avilés Fabila, José Agustín, Andrés
Henestrosa.
El Encuentro abre, como ya es
costumbre, con una serie de exposiciones
plásticas. Nuevamente vimos
la vitalidad de la obra de Virginia
de la Luz Montoya en el Santuario
Cultural “El Mayorazgo”.
Su propuesta es de “avance y retroceso”
dice ella. Algo singular
para una obra que comienza a despuntar.
No así la curaduría y la museografía
con la que fue exhibida.
Las actividades literarias llegan
pronto y con la presencia de
Donají Henestrosa (sobrina del homenajeado
Don Andrés) y Juan Domingo
Argüelles abren las anécdotas
y la revisión de la obra del
autor de Los hombres que dispersó la
danza. Luego José H. Velázquez,
presidente del Consejo de Cultura
de Salvatierra y también poeta da
la bienvenida general al encuentro.
Avisa de las mesas de lectura:
poesía y narrativa, al igual que las
conferencias, charlas y presentación
de libros y revistas.
Destaca la enorme presencia
del profesor Luis Alberto Ambrogio
(EE UU) quien habla sobre la
poesía mexicano-americana que es
antecedente de la poesía actual en
el país del Norte. Juan Jesús Aguilar
nos lee con magistral acento su
obra La gata sobre el tejado caliente,
Premio Nacional de Poesía “Efraín
Huerta” 2000; Alicia Albornoz comparte
emocionada la próxima aparición
de un trabajo sobre la gestación
y desarrollo del escudo nacional
(que publicará el grupo editorial
Patria); Lilvia Soto, doctora
en Literatura Hispanoamericana,
maestra de la Universidad de Nueva
York Stonybrook y en Harvard,
nos descubrió su poesía, quehacer
que retoma después de enseñar y
volver a Casas Grandes, Chih. después
de 30 años de ausencia: “No
sé cómo llegué aquí /” lee en su
poema Regreso.
La imaginación fluye como el
agua que cae y pasa por el Canal
de Gogorrones —a un costado del
Santuario “El Mayorazgo”— el coloquio
de letras abre, no un sentido
único, sino muchos: Queta Navagómez
con su narrativa precisa
y audaz; Bella Clara Ventura que
dedica un par de libros al editor y
promotor José Luis Rangel e insiste,
que éste lea en alguna de las
mesas de poesía; Carlos Huamán,
OCHOCIENTOS AL AIRE
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