domingo, 22 de noviembre de 2009

Retórica del espacio doméstico de una casona virreinal construída en e siglo XVIII



La conservación de los corredores, puertas y cuartos en el interior de la casa habitación que obtuvo el primer lugar en el Premio a la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado del Estado de Guanajuato, Edición 2009 permite leer una respuesta a las paradojas más notarias en el pensamiento cultural de la región de Guanajuato.
Los portales tienen una arquería alta, muy al estilo neoclásico, aunque los remates son lisos, tienen una piedra axial que realiza verdaderamente su función. Los corredores permiten ser transitados por dos o tres personas conversando al caminar por ellos, lo cual denota la intención de promover la convivencia y el diálogo entre qienes habitaban la casona.
Como podemos observar desde la toma fotográfica, desde este punto de la casa se observan las puertas de todos los cuartos, lo cual era una caracteristica del sentido patriarcal de las familias novohispanas, donde el padre debía conocer todo lo que pasaba en su casa, así que las habitaciones estaban colocadas de manera que fueran vigiladas con la mirada desde un sólo punto.
Podemos saber que la habitación, que tiene su puerta a la izquierda si la ubicamos a partir de la toma fotográfica, es amplia pues ocupa el espacio donde se incluyen dos ventanales exteriores, era empleada para labores de contabilidad y de oficina donde se trataban convenios y contratos. En el útimo tercio del siglo XIX y primera década del XX, la casa de Hidalgo 809 era propiedad de un rico hacendado propietario de las haciendas de Ajo de Agua de Ballesteros, Panales Galera, Santa Ana Maya, Mich. y extenciones de tierras labrantías denominadas "El Francés" cerca de Tarimoro.
En el corredor principal que corre de la entrada de la calle al patio trasero de la casa se ubican dos habitaciones, cada una destinada a los hijos de acuerdo a sus repectivos sexos. En comunidad, todos los hijos varones dormían en una habitación y en la contigua, todas las niñas.
En la parte central esta un pequeño pasaje de corredor que termina en un pequeño recibidor, con características de intimidad, pues el mueble tiene un estilizado sillón con espejos a manera de vitrina descubierta.
Del breve corredor se pasa a una habitación que tiene la extención de una ventana del exterior y era destinada para la convivencia de la familia entera, para la reunión de conversación y reuniones sociales de interés cultural, como era frecuente en las familias porfirianas.
Enseguida de esa habitación, como se podría decir, la más escondida y profunda, esta la habitación marital. Para llegar a ella se deben de cruzar dos puertas, símbolo inequívoco del sentido secreto de las actividades sexuales, pues era el lugar permitido para la sexualidad que, sin embargo, era oculta para el resto de la familia.
La casa se diseño como un espacio para fomentar la virtud, con transparencia de la convivencia entre los integrantes de la familia, con los sirvientes y visitantes, donde los padres no permitían la mención a la sexualidad. Por la cercanía de los templos, las familias eran muy religiosas, además de ser a su vez, facilmente vigiladas en el cumplimiento de sus deberes religiosos.
La casona es un ejemplo claro de la concentración de la riqueza durante los distintos periodos de la historia de México, sin embargo, paradógicamente, las reglas de conducta familiar al interior de la casa, sí permitierón que en ella se criaran personas con hábito de lectura, estudiosos, siendo Federico Escobedo el más sobresaliente de los niños que ahí abrigaron sus sueños de futuro.
La casona es un inmejorable espacio doméstico para las tertulias literario musicales acompñadas de chocolatito, cafe y penecillos. Será una fortuna poder realizar algun encuentro cultural con el permiso de la familia.

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