La puerta principal de la casa habitación ganadora del Premio a la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado del Estado de Guanajuato 2009, esta domiciliada en la calle Miguel Hidalgo Nº 809, que es la principal arteria para la vialidad dentro de la ciudad y, con su nombre anterior, era conocida como la calle Real. La puerta de la casa esta ubicada frente al corredor interior del jardín principal que, siguiéndolo de frente, dirige los pasos del traunsente por un camino que pasa por el quiosco porfirista y termina frente a la puerta del palacio municipal, por darle el mejor nombre a la antigua alcaldía virreinal, sede del poder de la corona española.
La fachada de estilo porfirista suntuoso nos llama la atención por su elegancia y distinción, induciendonos a pensar en la categoría social de sus inquilinos, que decimos que son una familia muy conocida, eso en la actualidad, pero en el pasado virreinal era la casa del criollo de mayor jararquía social, económica y política.
La puerta de la casona premiada tiene varios signos que nos avisan de quién era el habitante que moraba en ella, por una parte directamente a la vista están las cabezas de dos leones, signo de realeza y partes del escudo heráldico del conquistador Jerónimo López de Peralta, cuya bisnieta Catalina recibiría el titulo nobiliario de Marquesa de Salvatierra en el siglo XVIII. Hay otro signo importante en la parte superior, que son dos conchas marinas abiertas por la mitad, que representaban la religiosidad cristiana de la familia que moraba en la casa, pues las conchas significan tanto la palabra de los evangelios, por aquella parábola de Jesucristo que dice "quién beba de esta agua vivirá para siempre", como al dogma de la resurrección en tanto que las conchas se cierran durante el invierno en el mar, y en primavera se abren ya con una valiosa perla, como si del oscuro ataúd que es la concha para el ostión, naciera el espírtu en forma de perla cuando se abriera de nueva cuenta. También tiene ricamente labrados cuatro sugerentes marcos con adornos en forma de grecas y ramilletes vegetales, para darle gusto y suavidad al visitante.
La puerta en el pasado interpelaba con los signos de la importancia de sus inquilinos, y hoy, todavía, nos hace pensar en ese mensaje. Al abrir la puerta, el interior del edificio de la casa nos impone un saludo majestuoso, en el cancel hay un doble arco labrado con una cuadrícula uniforme y dos gruesas columnas con dos anillos floreados que están esculpidos a la altura de los ojos del visitante, como una forma amistosa de recibirlo. La distancia de la puerta al cancel hay un espacio suficiente para acomodar a ocho personas en animada conversación. No tiene la anchura suficiente para dejar introducir un coche o calandria de la época, ni es propia para el paso de caballos dirigiéndose a los corrales interiores, pues carece de ellos. Tan rico es el arco de recepción en el cancel de entrada al patio y corredores, que su concepción artística no podemos menos que suponer que la robustés del doble arco con sus marcos en las columnas, esta dirigido a ser sólo para recibir personas, de manera que, quienes vivían en ella, esperaban la visita de vecinos de gran importancia en la sociedad novohispana. En ese periodo de la historia de México, los símbolos que tenían permitido portar los criollos era la manera de comunicar el poder y la fuerza de la clase dominante en el virreinato. Estas características paradigmáticas de la ideología de la dominación colonial están perfectamente inscritas en el edificio de la casa habitación ganadora del premio. Aún hoy, la grandilocuencia del cancel nos mueve a guardar un un reverente silencio de admiración cuando la amabilidad de sus propietarios así lo dispone. Esperemos que la familia que actualmente la habita permita la visita de los niños de las escuelas para que reciban una explicación de la historia de México que encontramos representada en su fachada y arquería, además de que es un emblema de salvaterreidad para todos.
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