jueves, 18 de marzo de 2010

Conclusiones de la ponencia sobre interculturalidad en la educación municipal por Pascual Zárate

El avance del proyecto educativo de la UNESCO sobre la aceptación de la Carta de Ciudades Educadoras, también conocida como la Carta de Barcelona, entre los municipio de México es de magros resultados, tan sólo 14 ayuntamientos mexicanos están incorporados a la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras luego de los 15 años que lleva de existencia la Carta. Incluso, la Red Mexicana de Ciudades Educadoras no se ha constituido formalmente debido a la dispersión de las ciudades miembro a lo largo del territorio y a la ausencia de iniciativas innovadoras por parte de las ciudades mexicanas asociadas.
Uno de los obstáculos para darle fluidez a la iniciativa educativa desde el ámbito municipal, es originado por el centralismo y el autoritarismo de la burocrácia educativa en México, que es parte de los principales males del aparato escolarizado, lo cual incide directamente de manera negativa sobre el proyecto de la ciudad educadora, proyecto pedagógico cuyo objetivo primordial es la inclusión de la diversidad cultural local. Otro de los obstáculos radica en la ausencia de una verdadera política de Estado en materia educativa, como se diagnostica en el documento elaborado por el Relator de la ONU:

Al concluir en febrero último su visita a México, el relator especial sobre el Derecho a la Educación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Vernor Muñoz Villalobos, realizó una evaluación acerca del sistema educativo en México y cuyos resultados plasmó en su reporte general 27/02. (...)

En segundo término, Muñoz Villalobos puso en duda la viabilidad de la denominada “Alianza por la Calidad de la Educación”, membrete con el que se pretende suplir la falta de una verdadera política de Estado en la educación, porque, “la misma no es resultado de una discusión abierta ni de un proceso de participación social amplio… tampoco responde a la diversidad ni a la necesidad de que las oportunidades educativas sirvan a los fines establecidos en el derecho internacional de los derechos humanos”. http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/77556

En lo concreto, cuando en esta región del Bajío se explica la teoría pedagógica de la Carta de Ciudades Educadoras, los responsables de los Centros de Desarrollo de los Maestros en los municipio, la entienden como un asunto fuera de los objetivos de enseñanza para el magisterio. Los ayuntamiento tienen el prejuicio de reponsabilizar totalmente al maestro de la educación dentro del aula, y se dicen respetuosos evadiendo realizar la aceptación de los principio de la Carta de Barcelona, documento que señala al cabildo y funcionarios de la administración pública como educadores y formadores de la cultura ciudadana, incluyendo en ese proceso formativo acciones para niños, jóvenes y tercera edad del municipio.

En el diseño institucional para la gestión pública municipal, en materia de intervención en los procesos pedagógicos y contenidos curriculares de la enseñanza que se imparte en todos los niveles educativos dentro de la juridicción municipal, el responsable directo es el Consejo Municipal para la Participación Social en la Educación. La instalación de los consejos de educación no se lleva a cabo en varios municipio, en algunos con los argumentos de que el presidente municipal tiene una agenda muy cargada de trabajo y no dispone de tiempo para esa formalidad y, en otros, porque entre los directivos escolares existe la percepción de que los consejos representan una actividad sin resultados, sobre todo porque notan la falta de presupuesto para algún proyecto que surja.

La propuesta pedagógica de la Carta de Barcelona es que haya coordinación en la tarea educadora, un espacio ciudadano de reflexión, donde estén presentes personas representativas de todas las visiones culturales existentes en la sociedad municipal, personas portadoras de las culturas urbana, rural, religiosas, ideologías sociales, formas de vida, corrientes artísticas, concepciones filósoficas, diversidad didáctica y empleo de las tecnologías de la información.

La Carta de Barcelona no plantea un rediseño institucional, sino una coordinación de los agentes del desarrollo con aportes educativos: escuelas, clubes, gremios, funcionarios públicos, fundaciones, ciudadanos interesados, asociaciones de padres de familia, empresariales, de profesionistas y delegaciones urbanas y rurales. En este enfoque, el espacio más idóneo en Salvatierra, para darle vida al proyecto de Ciudad Educadora, es el Consejo Municipal para la Participación Social en la Educación, pretendiendo que haya una concurrencia de recursos, y que el problema presupuestal sea resuelto de manera cooperativa y solidaria por todos los integrantes, llevando el gobierno municipal el liderazgo en la animación y facilitación para obtener fuentes de financiamiento en instancias estatales, nacionales e internacionales, como la propia Asociación Internacional de Ciudades Educadoras.

Para darle concreción a este sueño que inició desde octubre de 2006 como una lectura de ideas innovadoras, se requiere el convencimiento de los actores sociales interesados en la educación, su aceptación como parte del proyecto político del municipio y conformar ya el Consejo Municipal para la Participacion Social en la Educacion, que es aún un pendiente institucional de la actual administración municipal.

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