sábado, 11 de septiembre de 2010

La industria y el trabajo como motor de la historia de Salvatierra, Gto.


La ciudad de Salvatierra, Gto. posee una historia industrial que inicia en 1845 con la fábrica textil de hilados de algodón. La historia de la fábrica esta plenamente documentada a través de las memorias de la Dirección General de la Hacienda Nacional dirigida por Lucas Alamán. También hay noticias de la producción textil en las memorias sobre el estado que guarda la administración pública en el Estado de Guanajuato desde 1848.

Los documentos están redactados empleando una retórica de optimismo, de grandes esperanzas por el crecimiento de la economía nacional. El gobernador, Lorenzo Arellano, en 1849, le augura a Salvatierra un gran porvenir en su crecimiento fabril, debido al aprovechamiento de la fuerza del agua. Y efectivamente, la fabrica textil que hoy aún esta en producción sigue empleando la fuerza del agua para mover la moderna maquinaria empleando, también, las nuevas tecnologías de la información.

Las naves industriales construidas en 1853 por Patricio Valencia están siendo empleadas para la actividad que les dieron origen, tienen pocas transformaciones sustanciales, son del mismo tamaño, de la misma altura, conservan las mismas paredes y techos, luego del incendio el arquitecto Legorreta las reconstruyó.

La historia de Salvatierra debe ser explicada a partir de la industria textil, incluyendo a la fábrica de Alberto Argomedo y hermano, San Isidro Batanes, que en 1877 ya estaba en plena pruducción textil, utilizando el vapor como energía para mover la maquinaria y produciendo hilaza de algodón y mantas de un alto grosor.

Las fuentes primarias para localizar la información son la Biblioteca Nacional de la UNAM, el Archivo General de la Nación, la Biblioteca José Vasconcelos y la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, todas en la ciudad de México y, en Guanajuato, la Biblioteca del Congreso de Guanajuato.

Las nuevas teorías de la enseñanza, a las que el gobernador Oliva se ha referido, consisten en incorporar a la industria regional en los procesos de educación local, por lo que la fábrica La Reforma posee un excelente patrimonio educador que va desde una explicación económica de la fundación de la ciudad a través de la construcción de los canales y de los molinos de trigo en el siglo XVII, hasta la época actual, de uso intensivo de las nuevas tecnologías y la generación de energía renovable producida en esos mismos canales coloniales.

Llegar a la vanguardia del desarrollo requiere de una organización local de participación solidaria, de contar con una autoridad empresarial y política dedicada a fomentar el bien común y lograr la libertad de la enseñanza, es decir llevar la ciudad al aula o, mejor dicho, hacer de la ciudad de Salvatierra una gran aula.

El optimismo del proceso histórico de la Independencia --expresado por Lucas Alamán mediante la creación de las Juntas de Fomento Industrial, que permitió la creación de la industria textil en Guanajuato desde 1842, en Salamanca, de donde pasó a Celaya y Salvatierra en 1845, logro alcanzado a tan sólo 24 años de consumada la Independencia de México, y cuya creación se mantiene aún en existencia,-- debemos de recuperarlo en este año del Bicentenario sin prejuicios xenofóbicos contra la cultura española, ni contra la norteamericana, sino teniendo confianza en nuestro patrimonio cultural local, y empleándolo para educar a las generaciones de niños y jóvenes actuales con una mentalidad de seguridad y orgullo por el legado que está en las fábricas, conventos, plazas, escuelas, tradiciones, obras de literatura, historia, biología, ingeniería, filosofía, arquitectura y que fueron creadas por salvaterrenses en diferentes épocas y lugares.

El blog Arcadia salvaterrense tiene la finalidad de mostrar ese patrimonio, aunque es de manera muy sucinta, pero suficiente para percatarnos que mucho tiene la ciudad que enseñar, además de los programas de estudio oficiales en los diferentes niveles de educación, y que son conocimientos de manejo inmediato para los estudiantes en su vida amigable con las instituciones y costumbres de la ciudad.

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