miércoles, 8 de noviembre de 2023

Historia Civil y Eclesiástica de Salvatierra, Gto., por Vicente Ruiz Arias. (Capítulo #1, transcripción)

 Historia Civil y Eclesiástica de Salvatierra, Gto., por Vicente Ruiz Arias

por la transcripción Pascual Zárate Avila



Contenido

Presentación. - Prólogo. -

Capítulo I. - Nuestra Señora de Las Luces.
1. - Evangelización del Valle de Guatzindeo. 2. - Nuestra Señora del Valle. 3. - Las primeras luces. La sagrada imagen en San Buenaventura. 

Capítulo II.- San Francisco, la primera iglesia parroquial 
1. - Iglesias que edificaron los franciscanos. Los primeros trabajos para la erección del curato. 2. - El señor Obispo Ramírez de Prado. 3. - Erección del curato. 4. - Las primeras visitas pastorales. 5. - La primera vicaria de San Nicolás de los Agustinos. 6. - Guardianes, vicarios y jueces eclesiásticos del partido de Salvatierra. 

Capítulo III. - La iglesia y convento de San Ángelo de los Carmelitas Descalzos. 
1. - Licencia para la Fundación. Fray Andrés de San Miguel. 2. - La Vicaría y el Priorato. 3. - Celebración de la Fiesta de la Candelaria. 4. - Traslado del Colegio de Moral. Fundación del Colegio de Artes. 5. - Capítulo 22 provincial celebrado en Salvatierra. 6. - Trazo y formación de la plazuela del Carmen. 7. - Bienhechores fundadores. 8. - Concesiones, títulos y privilegios.

Capítulo IV. - La Virgen de la Luz: Patrona de Salvatierra. 
1. - La Virgen se queda en Salvatierra. 2. - El Patronato de la Virgen de Guadalupe. 3. - Las informaciones de 1766. 4. -Testimonios que se presentaron. 5. - el Patronato. 

Capítulo V. - Las iglesias de los barrios de San Juan y Santo Domingo. 
1. - El indio Juan Miguel, Fundador del barrio. 2. - El Señor del Socorro. 3. - El Señor de la Clemencia. 4. - El hospicio de Santo Domingo. 

Capítulo VI. - Construcción de la Iglesia parroquial. 
1. - Licencia del Virrey. 2. - Los primeros trabajos de la Junta. 3. - Crónica publicada en la Gaceta de México. 4. - Estado que guardaba la obra en 1801. Conclusión.

Capítulo VII. - La secularización del Curato. 
1. Licenciado Javier de Rivera, primer cura beneficiado. 2. - Los franciscanos entregan la parroquia. 3. - La Sacristía Mayor. 4. - Fallecimiento del señor cura Rivera. 5. - El Clero Secular 1767- 1931. 6. - El privilegio de Asilo. 

Capitulo VIII. - La iglesia y convento de las religiosas capuchinas. 
1. - Licencia para la Fundación. 2. - La primera Comunidad. Ceremonia de Fundación. 3. - Las abadesas. Las exclaustraciones. 4. - Cronología de los acontecimientos en los últimos 100 años.

Capítulo IX. - La vida salvaterrense en el siglo XIX. 
1. - La Doctrina Parroquial. La primera escuela de niños pobres. 2. - Plan de trabajo de la escuela. 3. - La Virgen de la Luz en la Independencia. 4. - La fiebre de 1820 y el Cólera Morbus. 5. - Construcción de la torre. Las primeras campanas. El altar mayor y sus colaterales. 6. - Perturbaciones en las relaciones de la Iglesia con el Estado. 7. - Efemérides. 

Capítulo X. - La feligresía en Salvatierra durante el Porfiriato. 

Capítulo XI. - El conflicto religioso de 1926. 
1. - La suspensión del culto. 2. - La persecución. Solución del conflicto. 

Capítulo XII. - La Coronación. 
1. - Descripción de la imagen. 2. - Proyecto y primeros trabajos para la Coronación. 3. - Presbítero don José María Chávez, (1943-1953). 4. - Presbítero don Ruperto Mendoza, (1953, 1970). 5. - Presbítero don Luis Ferreira, (1970-1972). 6. - Presbítero don Carlos Zavala Jiménez, (1972). 

Capítulo XIII. - Salvatierra se erige en parroquia inamovible. 
1. - Decreto de erección. 2. -Presbítero don José Espinoza (1931 -1943). 3. - Presbítero don José María Chávez, (1943-1953). 4. - Presbítero don Ruperto Mendoza, (1953-1970). 5. - Presbítero don Luis Ferreira, (1970-1972). 6.-  Presbítero don Carlos Zavala Jiménez, (1972). 

Capítulo XIV. - La foranía de Salvatierra 
1.- La foranía urbana. 2. - La foranía rural. 3. - Calendario de festividades religiosas. 4. - El seminario de Cristo Rey. 

Bibliografía: Fuentes de información, obras y documentos. consultados. 

Prólogo 


Presentar un estudio del conjunto que representa la historia civil y eclesiástica de la ciudad de Salvatierra desde los tiempos coloniales hasta nuestros días fue una tarea que decidir realizar desde hace muchos años. Sin embargo, qué lejos estaba para entender lo que significaba esta empresa. Para conocer los aspectos más importantes de la vida social, política y religiosa dentro de la realidad histórica, fue necesario superar muchos obstáculos. Con entrevistas y charlas, traté de obtener noticias valiosas y únicamente me encontré con un mundo poblado de voces ocasionales, producto de recuerdos personales en estas. En estas circunstancias no logré resultados satisfactorios, pues era mi propósito escribir la historia con escritos que permitieran establecer la fecha, lugar y competencia de los mismos, que su contenido fuera una aportación para el mejor conocimiento de este rincón Guanajuato. 

Para esta labor de investigación se consultaron los fondos documentales de archivos de gran valor como actas notariales, censos, periódicos, informes gubernamentales, narraciones autobiográficas que arrojaron bastante luz sobre la existencia del terruño salvaterrense. Desgraciadamente no se conservan los dos primeros libros de provincias diocesanas en el archivo parroquial que aportaría la información más precisa de cuando se erigió el Curato y otros acontecimientos, que para tener idea de cómo se desarrollaron, fue necesario tomarlo de documentos que en una forma indirecta y llenaron estas lagunas. 

El presente trabajo corresponde a la primera parte de la obra que tengo en preparación y está dedicada al clero regular y secular. Así como el desarrollo histórico del culto y veneración de la Virgen de la Luz, patrona de Salvatierra. Los problemas sociales, políticos y económicos que a través de las diferentes épocas se han presentado, se comentarán en la segunda parte de la obra por lo que en esta ocasión me limito únicamente a hacer un breve resumen de los acontecimientos en el aspecto eclesiástico.

Quiero agradecer la atención de las personas que me dieron ánimo para llevar adelante este trabajo y que en una forma espontánea me proporcionaron datos para formar mis apuntes. Mi gratitud al señor don Ignacio Ortiz, Manuel Caballero Villagómez, Rodolfo Mújica, Miguel López Medina, Ramón Paniagua y los señores: párroco don Carlos Zavala y el presbítero Jaime Hernández Alcalá. 

Que el presente estudio sea un sencillo homenaje a todos los salvaterrenses ausentes y presentes que lucharon para construir y formar esta patria chica. Aquellos que entregaron su vida en diversas actividades por el bienestar de las futuras generaciones y quienes al recibir estas líneas encuentren una aportación para futuras investigaciones. 

México, Distrito Federal, marzo de 1976. 
Vicente Ruiz Arias. 


Capítulo I. - Nuestra Señora de la Luz. 
1. - Evangelización del Valle de Guatzindeo.
2. - Nuestra Señora del Valle. 
3. -Las primeras luces de la sagrada imagen en San Buenaventura 

1. - Las primeras misiones evangelizadoras que llegaron al Valle de Guatzindeo fue en el primer tercio del siglo XVI, poco después de la fundación del pueblo de Acámbaro, que fue la base de operaciones de los religiosos franciscanos de Jilotepec, Arzobispado de México. Muy difícil, seguramente fue su labor en esta región por la agresividad de los Chichimecas, por lo que no establecieron ninguna fundación de importancia. Por referencia de documentos muy antiguos, se sabe que edificaron una iglesia en el pueblo de Tiristarán, que seguramente fue en tiempos de Fray Juan de San Miguel, guardián del convento de Acámbaro (1546). Posiblemente se trató de catequizar a los naturales de los pueblos viejos de Tarimoro y Eménguaro así como otras congregaciones que desaparecieron sin dejar vestigios. Pero esta época corresponde a los pioneros de la evangelización, de lo cual no se tiene noticias y los pueblos desaparecieron para formar nuevas comunidades que se integraron en la jurisdicción del obispado de Michoacán. 

La Diócesis se erigió canónicamente el 8 de agosto de 1536 por la bula de Paulo III, "Illius fulciti praesidio" Con sede en Tzintzuntzan bajo la advocación de San Francisco. Y nombrado para su primer obispo a Fray Luis de Fuensalida, por haber renunciado fue nombrado en su lugar, el licenciado Vasco de Quiroga. Yuriria, uno de los pueblos señalados como límite al norte el 30 de julio de 1535, y tres años después se extendió hasta el paso de chichimecas, actualmente San Miguel Allende. A partir de esta época llegaron los agustinos a Yuriria, dónde partieron a la fundación de Santiago Maravatío (1540) y la hacienda de San Nicolás de los Agustinos (1557).

Conforme a los decretos del Concilio celebrado en México en 1585 donde se deliberó sobre la organización de la Iglesia de Nueva España se estableció la fundación de un convento en Guatzindeo con el destino de Recolección de Diezmos que atendieron los religiosos franciscanos. Para proporcionarle recursos económicos, una hija de don Juan de Yllánez, quien se casó con Martín Hernández (el viejo), ricos encomenderos del valle fundaron unas capellanías. 

La documentación relativa a las primeras actividades de los religiosos en Guatzindeo dicen literalmente: "En el Valle de San Antonio Guatzindeo, propiedad de Martín Hernández a la otra banda y orilla del Río Grande..." con lo anterior se desprende que el patrono del valle fue San Antonio. 

En la relación de la alcaldía mayor de la villa de Celaya que se hizo por Felipe II, Rey de España, en 1580 se menciona el pueblo de Chochones jurisdicción de Acámbaro y el cual ocupó el sitio donde actualmente se encuentra la ciudad de Salvatierra, poco tiempo después se despobló y algunos vecinos labradores del valle se establecieron en este sitio que atendieron los franciscanos, seguramente al finalizar el siglo XVI. 

Los religiosos tenían el paso forzoso del río para atender la catequesis del pueblo de Eménguaro y Urireo. En tiempos de aguas era imposible cruzar este paso por lo que pasaron su asistencia a la otra banda en la reunión de Chochones y edificaron la primitiva iglesia en el lado poniente de San Antonio (1595-1600). 

El Justicia Mayor del pueblo de Yuriria, en virtud de las Cédulas de Reducción de pueblos inútiles a sus cabeceras, trató de incorporar las familias de Guatzindeo a Yuriria y como el congregador no logró que sus habitantes se cambiaran, mandó a arrasar el pueblo que mandó quemar jacales y dejando únicamente la capilla. Por una certificación de 1615 se sabe que por haber vuelto algunos indios les quemaron sus jacales y los obligaron a que asistieran en la cabecera o sirvieran de gañanes en las haciendas. 

¿Cuándo los franciscanos cambiaron su asistencia a la reunión de Chochones? Los agustinos plantearon la situación que prevalecía en el valle por la falta de una asistencia para los servicios espirituales. En el séptimo capítulo provincial celebrado en Cuitzeo a partir del 28 de marzo de 1620, se acordó la fundación de los conventos de San Nicolás y Santiago Tamandangapeo. Con la fundación del convento de San Nicolás, que después fue conocido por Los Agustinos se atendieron los servicios de Santiago Maravatío hasta el Jaral y otros puntos de esta jurisdicción. 


2, - La falta de documentos no permite establecer cuándo llegó la Virgen de la Luz a Guatzindeo, así como la persona o el bienhechor que mandó traerla, sin embargo, se puede asegurar que llegó en tiempos del padre fray Juan Lozano, "gallina", religioso que atendió la doctrina de Guatzindeo durante los últimos años de su vida monástica. 

En los apuntes históricos publicados por el señor cura Espinosa refiere "está formada de pasta de caña de maíz pasta que hacían los indios de Pátzcuaro para fabricar con ella sus ídolos y que convertidos a la fe católica fue empleada por insinuación de los misioneros en la fabricación de imágenes, las cuales fueron llevadas por estos a sus diversas misiones." 

"No sabemos que después del siglo XVI se haya hecho uso de esta pasta en la fabricación de imágenes". 

"Todo lo anterior hace suponer que la sagrada imagen de que hablamos fue construida en Pátzcuaro durante el siglo XVI. Por algunos apuntes antiguos no bien confrontados puede entenderse que la imagen fue traída primeramente a Acámbaro y de allí enviada a Guatzindeo. Cosa muy probable y hasta de suponerse cuándo en ese tiempo Pátzcuaro era la cabecera de las misiones franciscanas y estando en Acámbaro la casa central de esta región, convento de donde salían los misioneros y doctrineros haciendo jornadas en Guatzindeo, Celaya, Apaseo para llegar a Querétaro. Por algún escrito conservado en la parroquia de Apaseo se comprende que a ese lugar iba cada 8 días un religioso a celebrar misa pasando antes por los lugares indicados." 

Fray Juan Lozano tomó el hábito para lego en Valladolid, llevando una vida de pobreza evangélica pues en toda su vida no tuvo otro patrimonio que un hábito, ordinariamente andaba descalzo y de lecho tenía un tablón de dos cuartos de ancho, se dedicaba al consuelo y consejo de los novicios y al ejercicio de la caridad. En el convento de Guatzindeo, que era bajo y de adobe, estaba junto a la casa de Martín Hernández. La gente advertida de su santidad le escuchaba todas las noches y por un agujero le oían muchas veces, cuando se agotaba para ahuyentar las tentaciones, que aterrorizaba a los que le escuchaban entonces. Tiempo después que terminaba su labor en la huerta llamaba a los indios los espulgaba y remendaba socorriéndoles con algún regalo que le permitía sus escasos recursos. En está perfección espiritual llegó a la edad de más de 80 años. La muerte de fray Juan fue sin duda en la última década del siglo XVI.

Poco después de la fundación del convento de San Nicolás, un indio llamado Juan Miguel, que estaba al servicio de la hacienda de don Francisco de Raya, reunió a varios indios para proporcionarles que nombraran a San Juan Bautista por el santo de su devoción, prometiéndole celebrar su fiesta el 24 de junio de cada año. Después de algunos años llegaron algunos indios otomíes, quiénes recibieron aquella imagen y continuaron la festividad en la ranchería que formaron y llamaron de Tupátaro, que no es posible establecer aún el sitio que ocupó esta congregación. 

Además del empeño de los labradores para desaparecer el pueblo de Guatzindeo, así como los intentos que hicieron los Justicias de Yuriria, se presentó una peste en que murieron todos los indios quedando los jacales abandonados por más de 7 años. En 1631 estando Juan Miguel en un jacal que fue de un indio que llamaban Juan Diego, quien había muerto en la peste, encontró una imagen de talla de la Limpia Concepción de Nuestra Señora la Virgen María, que era nada menos que la actual Virgen de la Luz. La sacó y limpió con cuidado y en compañía de un indio nombrado Gabriel la llevaron en brazos a la iglesia del convento de San Nicolás. Le mandó decir una misa rezada que celebró el reverendo padre fray Alonso Farfán que era prior y terminada la misa se la llevó a la hacienda en donde celebraron su fiesta cada año con misa cantada y sus vísperas. Llevando cantores de Yuriria porque no los había en San Nicolás. Dos años después se hizo cargo de la festividad un indio llamado Diego Juárez, y tiempo después Juan Miguel continuaba con el compromiso de celebrar su fiesta. 

En la relación no se menciona el lugar donde se depositó, pero se puede asegurar con otros testimonios que volvió a Guatzindeo, que después de quedar arruinado volvió a resurgir. La imagen recibió el título de nuestra Señora del Valle y su festividad fue notoria, la fecha que señala la tradición corresponde al 2 de febrero con motivo de la fiesta de la Candelaria que vino a menos y volvió a resurgir por otras circunstancias. 

Con motivo de la fundación de la ciudad de Salvatierra varios indios abandonaron las haciendas para avecindarse en ella, uno de ellos fue Juan Miguel quien en compañía de varios mulatos construyeron sus locales. Siendo los primeros pobladores del barrio de San Juan dejando despoblado Guatzindeo, quedando la capilla al cuidado de una india. 


3. - La antigua hacienda de San Buenaventura, que fue de la familia Hernández herederos de don Juan de Yllánez, se adjudicó el 8 de noviembre de 1664 en favor del convento de religiosas de Santa Clara de la Ciudad de México por falta de cumplimiento de ciertos compromisos y las religiosas remataron esta finca a don Martín Tamayo. En la segunda parte del siglo XVII, la familia Tamayo figura en un lugar relevante en la historia de la Virgen de las Luces, por lo que a continuación mencionaré algunos antecedentes de estas personas. 

Don Martín Tamayo, originario de Cholula, hijo legítimo de Antonio Martín Tamayo y María Benítez, casado con doña Catalina Contreras Villaseñor, quienes compraron a las mencionadas religiosas de Santa Clara la hacienda de trigo de riego nombrada San Buenaventura en la jurisdicción de Salvatierra, y una labor de temporal conocida por el Rincón en términos de Celaya, además de otros sitios y tierras accesorios a ellos, con todos los aperos y cosas pertenecientes a las dichosas labores. Teniendo la primera finca una superficie de 18 caballerías por la cantidad de mil pesos. A la muerte de don Martín, su esposa traspasó a su hijo don Nicolás Tamayo de Contreras Villaseñor, con el cargo que pagase al mencionado convento los réditos de cada año correspondientes al saldo que aún había a su favor, además recibió la obligación de entregar dos mil pesos en reales a su hermano José Tamayo y otras cantidades a sus hermanas. Con lo anterior es suficiente para apreciar como andaban los negocios de los nuevos dueños en propiedad de la mencionada finca en la ciudad de Salvatierra. Don Nicolás compró un sitio en la calle Real donde fabricó su casa y se localiza en la actual esquina de la calle Hidalgo y plaza Emiliano Zapata, frente al cine Rex, y otras fincas en el antiguo barrio del Señor de la Clemencia. 

Sus hijas doña Micaela y Margarita Tamayo de Contreras casadas con don Luis Ramírez de Olmo y Francisco Camberes, respectivamente, refirieron al licenciado José Javier de Rivera, que fue comisionado del Santo Oficio y vicario Juez Eclesiástico de esta ciudad, en las informaciones de 1766, que don Martín Tamayo y un religioso franciscano, compadre o amigo del mencionado señor Tamayo, estaban en cierto día por la noche en la hacienda de San Buenaventura y observaron que del antiguo hospital del conventillo de Guatzindeo, salía una luz resplandeciente que parecía que se quemaba aquel cuarto y habiéndolo observado algunas personas de la ciudad, don Nicolás mandó averiguar la razón de aquellas luces. Iban y venían los enviados con la razón de que no había fuego alguno y por la mañana del siguiente día, personalmente fue a hacer un reconocimiento en compañía del religioso. En el hospital mucha palizada y vasijas viejas y entre aquellos la imagen de Nuestra Señora en mal estado, la cual entregó la india que la tenía a su cuidado, con la promesa que le edificarían una capilla, Se mandó retocar a Pátzcuaro y se le fabricó una modesta iglesia en la hacienda de San Buenaventura a donde acudieron los labradores del valle. 

Aquella manifestación sobrenatural sucedió por los años de 1665-67 y refiere la tradición que ocurrió en varias ocasiones, por lo que se interesó don Nicolás Tamayo en depositarla en San Buenaventura. La familia Tamayo siguió la tradición de celebrar su festividad anual, el culto fue en aumento porque estas personas gozaban de gran estimación en la ciudad y esta festividad empezó a tener cierta trascendencia porque eran partícipes los vecinos sin distinción de clases. Sin embargo, después veremos que la fiesta de la Candelaria que se empezó a celebrar en Salvatierra se tuvieron otras razones para hacer celebrarla y no se reconocía en el calendario oficial por el ayuntamiento. La imagen la nombraron por estos tiempos Nuestra Señora de la otra Banda porque su capilla quedó ubicada en el margen izquierdo del río. 

La hacienda de San Buenaventura después la recibieron varios vecinos arrendatarios, uno de ellos don Placido de Quixas Escalante y doña Isabel de la Torre Valdés, vecinos de la jurisdicción de Sierra de Pinos, teniendo en 1689 únicamente cinco cuartos, un zaguán, un corredor, una cocina, caballería y patio cercado de construcción de adobe y un jacal donde se tenía la sierra de trigo, con techos de zacate y huembas de Ucareo. Para esta fecha la capilla tenía un dote de alhajas muy notoria porque ya se tenía de inventario, en el cual se deduce el fervor religioso que había. Se llevaba a los templos de la ciudad para hacerle solemnes novenarios, así también, cuando había calamidades o pestes para solicitar de ella el remedio. En varias ocasiones en que fue llevada irradió muchas luces y reflejos en la iglesia del Carmen, así como en San Buenaventura. 

Para gobernar el obispado de Michoacán fue nombrado don Juan Ortega y Montañés en 1682, recibiendo sus bulas hasta el año siguiente y después de dilatado y penoso viaje, llegó a Valladolid en julio de 1684. A su paso por Salvatierra se hospedó en la casa de la familia Tamayo, porque quien fue su secretario de Gobierno era familiar de primer grado de la esposa de don Nicolás, donde pasó algunos días porque sus dolencias lo pusieron en peligro de muerte. Refiere el licenciado Melchor Vera movido entonces por la devoción que a la imagen de Nuestra Señora de la otra Banda, que se tenía por los vecinos de Salvatierra, y en vista de las fervientes suplicas y oraciones que hacían a la Santísima Señora para obtener la salud del obispo, determinó éste decirle una misa en la iglesia del Carmen, donde entonces se hallaba la imagen, y casi inmediatamente experimentó una mejoría, que en dos o tres días más se convirtió en salud completa, quedando sin impedimento alguno para proseguir su viaje. Interesado el obispo por gratitud en cuanto se refería a la peregrina imagen de Nuestra Señora, se hizo informar de su origen, historia y milagros, dando crédito a las maravillas que referían de la Santa Imagen la bendijo por su propia mano cambiándole la advocación de Nuestra Señora de la otra Banda con que era conocida por la de Nuestra Señora de las Luces o de la Luz, que ha conservado desde entonces. 

El señor obispo Ortega y Montañés fue nombrado Virrey y capitán general de la nueva España el 27 de febrero de 1696. Un año duró su gobierno y el rey Carlos II lo presentó al Papa para arzobispo de México, de cuya sede tomó posesión canónica el 24 de marzo de 1700.



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