jueves, 23 de abril de 2009

El desarrollo humano a través de la cultura


La Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana y el primer centenario del nacimiento de Federico Escobedo


Por J. Jesús García y García


Tras casi catorce años de estar avecindado en la capital de la república, regresé a Salvatierra y el primero de enero de 1971 dio comienzo mi colaboración secretarial con los presidentes municipales Lic. Efrén Guerrero Torres (dos años), Sr. Manuel Ávila Pizano (un año) y Sr. Roberto García Montoya (tres años) y sus respectivos ayuntamientos (en 1951 yo había tenido mi primera experiencia semejante cuando por tres meses fui secretario de la administración que encabezó don Ramón Ruiz Argomedo). También me involucré en una agradable experiencia como profesor de la Escuela Preparatoria de Salvatierra.

Por razones de trabajo me relacioné con el ingeniero arquitecto Adolfo Gómez Sarabia, con quien formé un dúo al que él aportaría una provechosa dinámica. La cultura andaba medio desangelada en el terruño. Intentamos formar una institución cultural bajo la modalidad de asociación civil que iba a llamarse Instituto Salvaterrense de Arte y Cultura (ISAC). Llamamos a varios conocidos, y llevamos a cabo algunas reuniones, pero nuestra pretensión de asociarnos quedó frustrada por los trámites y gastos que en ese momento quedaron fuera de nuestras posibilidades.

Para 1973 doña Ana María Castillo de López Tena se había ausentado de Salvatierra dejando acéfala la corresponsalía local del Seminario de Cultura Mexicana, que estaba enteramente sin funcionar. En una maniobra sin duda inusitada, sin derecho alguno para ello levantamos un acta en la que manifestábamos que, para rescatar la corresponsalía, habíamos nombrado una directiva de esta forma: Presidente, el que esto escribe; Secretario, ingeniero arquitecto Adolfo Gómez Sarabia; Tesorero, don Carlos Nava Lara, y Vocales, el licenciado Efrén Guerrero Torres, el licenciado Gilberto Martiñón Moreno, el profesor Rodrigo Ramírez Tapia y el profesor Bruno García García. Nos fuimos a México a solicitar ser reconocidos por el Consejo del Seminario y encontramos amplio respaldo en el presidente, licenciado Salvador Azuela, y en los miembros titulares licenciado Jesús Reyes Ruiz, maestro Wigberto Jiménez Moreno y maestro Jorge González Camarena.

Inmediatamente empezaron a fluir hacia Salvatierra las misiones culturales del Seminario. La primera de ellas, el 20 de septiembre de 1973, corrió a cargo del licenciado y diplomático Jesús Reyes Ruiz, poeta multilaureado, quien estrenó en nuestra ciudad su extenso poema “Abel... eres Caín”, dedicado a la juventud cuando aún no cesaba la intervención armada estadounidense en el conflicto intestino de Vietnam. La segunda misión fue protagonizada nueve días después por el etnólogo guanajuatense, miembro entre otras instituciones de la Academia Mexicana de la Historia, maestro Wigberto Jiménez Moreno, quien dictó su conferencia “Orígenes de Guanajuato”. Y de allí para el real: regresaron a darnos nuevas conferencias Reyes Ruiz y Jiménez Moreno; sustentaron las suyas el arquitecto Enrique del Moral, el licenciado Salvador Azuela y la maestra Concha Caso; nos dio una inolvidable audición pianística el maestro Juan D. Tercero... Todo eso, más lo que de momento se me olvida. Pero esos actos fueron alternando con los de génesis propia, y así tuvimos exposiciones pictóricas, teatro, concursos de oratoria y de declamación, mesas de discusión, etcétera. Además, establecimos que todo nuevo miembro de la Corresponsalía debía presentar en acto público un trabajo de ingreso, al que allí mismo le sería dada contestación por otro de los miembros.

El 7 de febrero de 1974 se cumplió el primer centenario del nacimiento del señor canónigo salvaterrense don Federico Escobedo Tinoco, poeta, académico de la lengua en México, España y Colombia, y miembro de la Arcadia Romana donde se le asignó el nombre de Tamiro Miceneo. Desde fines de 1973 en todos los actos culturales previos hicimos breve recordación de ese centenario. Nos propusimos que el homenaje de la Corresponsalía a Escobedo tuviera carácter nacional, pero nos fue imposible salir de lo modesto. Nuestra velada literario-musical del 7 de febrero se desarrolló en el templo de San Francisco y los números centrales de ella fueron cubiertos por el doctor Jesús Guisa y Azevedo, representante oficial de la Academia Mexicana, con su discurso “El Padre Escobedo, hombre de esta nuestra tierra”; por la maestra Concha Caso Muñoz, representante del Seminario de Cultura Mexicana, con su conferencia “El Padre Escobedo y su obra poética”, y por J. Jesús García y García, presidente de la corresponsalía de Salvatierra, con su disertación intitulada “Federico Escobedo. Un punto de partida para el reconocimiento de la personalidad del ilustre humanista y poeta salvaterrense”. Este último trabajo fue otra vez leído por su autor en la ciudad de México, en la sede del Seminario de Cultura Mexicana, el 2 de mayo de 1974, invitado por el Consejo de la institución. El doctor Guisa me honró yendo a escucharme.

Como resultado de nuestras instancias, el Gobierno del Estado de Guanajuato editó el breviario de 32 páginas “El humanista Federico Escobedo”, escrito por el doctor Alberto Ruiz Gaytán.

El maestro Wigberto Jiménez Moreno me hizo la distinción de proponerme ante el director de la Enciclopedia de México, licenciado José Rogelio Álvarez, para que yo redactara el artículo referente a Salvatierra que aparecería en el tomo 11, entonces próximo a imprimirse. Chueco o derecho, lo que allí aparece en la entrada Salvatierra, ciudad de lo escribí todo yo. Únicamente me hicieron pequeñas correcciones para acomodar el texto al estilo general de la obra. Eso sí, tuve que renunciar al crédito correspondiente y solamente aparece al principio del tomo mi nombre abreviado, como uno de tantos colaboradores.

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