El lugar de la ETIC # 18 en la historia técnica local
por Pascual Zárate Avila
Una interrogante planteada en la Universidad Tecnológica de León en 1998, durante una charla de la fábrica textil de Salvatierra, Gto., abrió una gran curiosidad por encontrar una respuesta satisfactoria con la historia de la ciencia y la tecnología en México.
La pregunta lanzada por un estudiante de Tecnologías del Medio Ambiente a los ingenieros de la fábrica, era muy sencilla: ¿Por qué se instaló la fábrica de hilados y tejidos La Reforma en Salvatierra, Gto.? La respuesta del Ingeniero textil, director de hilatura, fue: “por el clima húmedo que genera la cercanía del río Lerma”.
Una pregunta sobre el origen de una industria, y una contestación vaga del entorno.
Con nueva curiosidad releí a los cronistas Vicente Ruiz Arias, Luis Castillo Pérez, Melchor Vera, Francisco Vera Figueroa, Agustín Francisco Esquivel y Vargas y encontré datos preciosos sobre las concesiones reales, dados por la Corona española para usufructuar el agua del río Lerma con heridas para canales. Uno concedido a Pedro Arizmendi Gogorrón y otro, a Gabriel López de Peralta en 1618 y 1621.
Dos décadas después de ese episodio de curiosidad estudiantil en León, caminé por entre los bordes de ambos canales para encontrar las represas. Son lugares donde una barda detiene el flujo natural del torrente de agua y la lanza hacia una rivera donde hay exclusas para capturarla enviando a las a sequías la corriente de agua.
Represa del Canal Gogorrón |
Ambas represas están en activo. La que construyó Gabriel López de Peralta sigue activa, con un vigilante que regula la exclusa y tiene una casa de teja con jardín y comedores con sombrillas de mesa, es la residencia oficial del trabajador para vivir.
Los libros de las investigaciones de archivos realizadas por el cronista honorario de tiempos del presidente municipal Filiberto Navarrete, Vicente Ruiz Arias, los editó con su propio peculio.
Recuerdo que un domingo se acercó al doctor Miguel Zárate Sánchez en 1972, cuando él estaba recargado en un pilar del portal del jardín comprando cena, y el cronista Vicente Ruiz le ofreció su libro monográfico a veinticinco pesos. Se lo compró con una sonrisa.
Un libro de imprenta trabajado por Manuel Caballero, de pastas de cartulina azul con etiquetas blancas, en donde imprimieron el título. Usaron colores para el escudo de la ciudad. Los interiores eran de papel cultural con bastantes fotografías antiguas.
Los temas del libro eran de la fundación de los conventos y edificación de los monumentos religiosos, con datos de inicio de los molinos de La Esperanza, de la Ciudad y del Mayorazgo. Una serie de fechas y nombres agrupados en capítulos.
La riqueza de información anotada en orden cronológico demandaba la construcción de un cuerpo lógico, que explicara los acontecimientos o los recreara literariamente. Esa conclusión se la compartí al doctor Miguel Zárate una noche de charla en la merienda. Dijo que se sabía poco de lo ocurrido en la época colonial, sólo se tenían registros de los pleitos judiciales, y Salvatierra había sido muy dividida desde su nacimiento.
Una tarde, en la escuela preparatoria oficial, escuché una conferencia del cronista Vicente Ruiz. Si tenía las claves de la respuesta de la fundación de los molinos de pan moler. La producción de trigo se llevaba a la ciudad de San Luis Potosí ya molido en carretas de mulas.
Una clave que sigue presente a la vista de toda la ciudad es el escudo heráldico, un símbolo donde se dibujan el puente Viejo y hatos de trigo, además de la Cruz de San Andrés.
Rueda de molino hidráulico |
El puente de tezontle representa la principal vía de paso de los productos entre la ciudad de México y las entonces provincias de Nueva Galicia y del Reino de Michoacán, para el comercio novohispano. Los hatos de trigo significan los molinos, son tres: La Esperanza, de La Ciudad y del Mayorazgo.
En el escudo están la industria y comercio claramente representados en dos cuarteles y en otros dos, donde se repite el mismo símbolo, el mensaje que representa ambos trabajos, realizados bajo la guía de los valores de la religión.
La construcción de los molinos y su explotación era un asunto técnico, donde intervinieron hidrólogos, topógrafos, carpinteros, herreros, contables, molineros y canaleros, gente con oficios propios del Renacimiento español, educados en la ciencia de la época.
La caída de agua de los desniveles del río Lerma a su paso por la congregación de San Andrés Chochones, son la explicación de la instalación de un conjunto de molinos por toda la circunscripción del territorio, siendo clave la energía hidráulica.
La técnica transformó la región, una técnica sustentable de energía hidráulica que continúa siendo fuente de energía, ahora eléctrica para la industria textil y para la antigua fábrica de hilados y tejidos "La Reforma".
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