Imelda Ojeda Bedolla y la Crónica
por Pascual Zárate Avila
La profesora Imelda Ojeda Bedolla, fue una mujer con mucho talento y orgullosa de la historia de la ciudad.
En sus inicios, la escuela Técnica Industrial y Comercial # 18, tuvo a la maestra Imelda como contralora, mas adelante se inició como profesora en la materia de historia, siendo un pilar importante, para tener un vínculo con la cultura de la localidad.
Enamorada de la enseñanza en historia, la vinculó con la organización de viajes, llevando a sus alumnos a visitar los sitios de interés, como : monumentos, museos y las zonas de gran belleza natural, por su patrimonio paisajista de lagos, montañas y bosques.
Vecina del centro histórico, vivió, en una de las casonas más grandes, emblemáticas e históricas, pues desde el balcón del primer piso, en octubre de 1810, el cura don Miguel Hidalgo y Costilla, lanzó su arenga a los ciudadanos, para que se unieran a la causa surgida en Dolores Hidalgo.
Como profesora de historia, tenía una formación que le permitió estar presente en los grandes festejos conmemorativos, realizados en el siglo pasado, y tuvo interés de convivir con las personalidades más distinguidas , en los momentos estelares del arte y la cultura de la población.
La profesora Imelda, fue dueña de una papelería donde contaba, mediante crónica oral, la gran importancia del Club Fotográfico de Salvatierra, los poemas con tema local de los sacerdotes, -que eran poetas sacros- y del talento como orador y escritor, del filósofo Jesús Guisa y Acevedo.
En un archivo personal, recopiló las publicaciones de revistas, álbumes, crónicas y periódicos, que los artistas, periodistas y profesores hicieron circular, para animar el conocimiento histórico de la edificación señorial del lugar.
Conservó de manera impecable, el mobiliario heredado de sus antecesores: comedores, vitrinas, armarios, roperos, sillones de bejuco, espejos, bancas, bases de macetas, cuadros de pinturas y fotografías antiguas, al igual que los muros y patios de la casona donde vivió.
Educada con las ideas francesas de principios de siglo, fue una excelente pianista en tertulias y bailes de salón, acostumbradas en veladas poético-musicales de la sociedad pudiente.
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