miércoles, 18 de marzo de 2009

El humanismo salvaterrense como valor electoral

En la historia política mundial la inlfuencia de la religión es una referencia imprescindible para explicar la conformación de grupos dominantes. Desde la época de la Grecia clásica la palabra de los dioses en el oráculo de Delfos era importante. Pero eran dioses muy caprichosos y a unos griegos privilegiaban sobre los demás. El cristianismo introdujo importantes avances al pensamiento cultural: el sufrimiento no es castigo de los dioses, es prueba de la fe en Dios; todos hombres y mujeres son iguales ante Dios; servir a los demás es el papel de la autoridad. A estos principios se les introdujo la concepción griega de los conceptos como esencias universales. El cristianismo dejó de ser una secta de catecúmenos y salió con un puñado de filósofos cristianos a despertar el diálogo socrático cristianizado por todas las naciones del mundo conocido.
En la historia mexicana la religión católica representa su origen más profundo. Desde el surgimiento del protestantismo de Lutero, la entonces por ello mismo llamada Iglesia Católica deseó crear la idea filosófica y teológica de san Agustín: planearon hacer de América "La Ciudad de Dios". Vasco de Quiroga es el paradigma de ese recorrido con sus ciudades-hospital, que rememoran las prácticas de las comunidades cristianas primitivas. En Salvatierra hubo un trabajo de "Hospitalillo" por espacio de treinta años llevado a cabo por un lego franciscano, Juan Lozano.
El trabajo de la explotación de las minas a todo novohispano bien nacido le parecía la representación de todo lo opuesto al ideal de una comunidad critiana primitiva. La mina explotaba de manera inhumana a todos los que intervenían en la explotación. Los indígenas trabajaban con la intensión secreta de sacar, sin que lo notaran, piezas de mineral. En las calles había por esa razón la codicia del oro, crimenes, pasiones interesadas, juegos de baraja trágicos.
A la idea Vasco de Quiroga de las ciudades-hospitales, la segunda generación de pobladores españoles concibió el proyecto de ciudades agrícolas humanistas, diseñadas para la convivencia de todas las razas, con  transparencia y luminosidad en sus calles y explanadas para promover la virtud cristiana. Salvatierra continúa en la línea humanista al fundar la ciudad con la intensión de encargar la evangelización a la orden religiosa más prestigiada de los españoles, los Carmelitas Descalzos de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz. La mística carmelitana la tenemos muy arraigada en nuestra forma de pensar y de  sentir el mundo los salvaterrenses.
Con la desamortización de los bienes del clero efectuada por el régimen de Juárez los carmelitas se fueron de Salvatierra. Pero quedaron sus libros, "Las Moradas" de santa Teresa y "La Subida del Monte Carmelo" de san Juan de la Cruz, lectura obligada por las catequistas de templo del Carmen.
En 1934 las leyes de la educación socialista de Lázaro Cárdenas iniciaron un camino educativo de lucha antirreligiosa en las escuelas. la población de Salvatierra fue testigo de la convicción humanista de grnades maestros, como Cuquita Vera, quién consideró imposible formar buenas personas con sólo la enseñanza laica sin valores trascendentes, y fundó una escuelita con enseñanza de valores religiosos.
Varios salvaterrenses asistieron a la fundación del Partido Acción Nacional, dos de ellos fueron Jesús Villafuerte y Jesús Guisa, el PAN de ese tiempo postulaba el derecho de los padres de familia a decidir la educación religiosa de sus hijos, en la escuela pública. Lucha ya olvidada por los documentos básicos en la declaración de principios del PAN. 
Pero también la Unión Nacional Sinarquista se fundó con salvaterrenses, Jesús Guisa estuvo en la concepción ideológica de la organización, pero de manera reservada. El sinarquismo sigue en la misma lucha, sin cambios en su declaración de principios.
Sin embargo, mucho ha cambiado desde aquel año del1934 cuando para ingresar a trabajar de maestro federal, el aspirante a ser aceptado debía negar la biblia y la amistad con el clero. Ya ese tiempo pasó y ahora la pluralidad y la tolerancia nos dicen que el ciudadano tiene el derecho de ser educado por la ciudad, religiones de por medio.
El arte sacro de Salvatierra nos dan una clara idea de esta historia que estoy relatando. Indudablemente que estos episodios de la vida salvaterrense son vivencias familiares de sólo dos de los prospectos de presidente municipal: Guadalupe Nava López y Enrique Villagómez Cortés. Los demás precandidatos tienen una experiencia familiar más centrada en las luchas por el reparto agrario; Rito Vargas Varela, Moises Ramírez Patiño y Enrique López de los Santos. 
En lo relativo a las dos personas con vivencias profundas del humanismo cristiano enterrado en lo más recóndito del alma salvaterrense, podemos decir que la familia Nava López claudicó a los ideales de la formación en los valores espirituales para todos los salvaterrenses, simplemente se fueron al partido del signo contrario. Entonces, en este proceso electoral, la esperanza de 365 años de historia salvaterrense están depositadas en Henry Villagómez. La ciudad se nutrió con la educación carmelitana, franciscana y agustina. Sobre todos los agustinos dirigieron sus enseñanzas a formar gobernantes entre los jóvenes criollos e indígenas. Juan Miguel, el fundador del Barrio de San Juan era alumno agustino y fue el primer líder que dirigió la vida del barrio de naturales, su impronta está en la identidad cultural de los vecinos. 
Por su parte Jesús Guisa escribió una obra de educación cívica, la cual representa su visión sobre el gobernante que deseaba existiera para México en sus estados y municipios. El libro se llama "Estado y Ciudadanía", el cual circuló profusamente entre la población del centro de la ciudad. Si algun candidato se acerca a lo descrito por Jesús Guisa, indudablemente que se trata de Henry, pues el suelo ideológico nutricio fue el mismo y el legado cívico de Guisa se trasmitió fuertemente. Como ejemplo, Jacobo Guerrero es un caso similar.
Lo importante de los periodos electorales es hacer nacer la esperanza.

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