Salvatierra fue frontera y encuentro cultural para varios pueblos rivales conocidos como por el nombre genérico de Mecos, éstos solían llegar hasta la margen derecha del Lerma que significó su obstáculo y ante el cual se detenían.
La memoria oral dice que en lo alto de una yacata (cerro) se incineró a una mujer para castigarla, de ahí el lugar tomó el nombre de “Quemada”. Posteriormente en el siglo XVI fueron los frailes Agustinos, se San Nicolás, quienes catequizaron a los habitantes del lugar.
En el testamento de Nicolás García Botello se asienta el año de 1690 como fecha en que se adquiere una hacienda de temporal llamada “La Quemada” y se convierte en la referencia más antigua del periodo virreinal acerca de lugar.
Cuando se habla de La Quemada, necesariamente se hará referencia al Santuario del Niño de las Maravillas, ésta imagen milagrosa data posiblemente del siglo XVIII. El Santuario es un centro religioso por excelencia donde concurre una gran cantidad de visitantes diariamente. Las visitas son de las comunidades cercanas a La Quemada, de algunos municipios cercanos a Salvatierra como son: Cortazar, Villagrán, Acámbaro, Celaya, entre otros; de estados cercanos a Guanajuato como son: Querétaro, Michoacán, Estado de México, Distrito Federal y Veracruz, principalmente; y por supuesto migrantes que trabajan en los Estados Unidos.
La imagen, según el Padre Domingo López Luna, es traída por los frailes Agustinos para adoctrinar a los habitantes de la región. La dejan encargada a doña Manuelita en La Quemada, pero las abundantes y frecuentes lluvias les impiden el paso y ya no regresan por ella. A partir de entonces la imagen se empezó a venerar en una capilla construida de adobe.
En 1817, por la gran afluencia de peregrinos, se construyó otra capilla más grande. Luego en 1967, el Padre Ezequiel Sánchez, colocó la primera piedra para la construcción del actual templo. En 1987 se trasladó la imagen al nuevo templo.
En 1997 el Excelentísimo Señor Obispo de Morelia Monseñor Alberto Suárez Inda, otorgó al templo el grado de Parroquia. Ocasión en que se nombra, como primer párroco al benefactor del lugar, Padre Domingo López Luna. [1]
[1] Investigación proporcionada por la Dra. Patricia Campos Rodríguez.
Esta región era cabo de caza de patrullas aztecas y tarascos que frecuentaban con el fin de marcar sus dominios, así como capturar víctimas para los sacrificios humanos de sus dioses. Esta deducción se da a partir de que en este lugar, en algunos terrenos ligeramente altos se han encontrado infinidad de osamentas humanas con utensilios de elaboración indígena como son: ollas, malacates, molcajetes, cuchillos y estatuillas.
La práctica que hacían en ese entonces era bajar a pescar en el río que hoy es el Lerma, también recolectaban hierbas y frutas comestibles para sobrevivir; sin embargo su hábitat, su refugio estaba en el interior de cuevas del cerro Culiacán, puesto que en ese entonces el cerro permanecían sumamente boscoso; el agua también abundaba a manera de fuentes naturales de éste líquido que se encuentran alrededor de el cerro.
San José del Carmen
El origen de la comunidad San José del Carmen se remonta a la hacienda de San José del Carmen, la cual se constituyó por medio de concesiones y compras sucesivas a principios del siglo XVII. La concesión que recibió don Pedro Arizmendi de Gugorrón para fundar lo que fue conocido como el Molino de la ciudad y una merced por 15 caballerías de tierra de labor que fue el principio y formación de la Hacienda de San José.
Cuando falleció don Pedro Arizmendi, pasó la finca a sus hijos don Antonio y Francisco Arizmendi. Doña Josefa de Bocanegra, heredera de don Antonio la vendió el 15 de diciembre de 1660 a los religiosos Carmelitas de Salvatierra por 4 mil 600 pesos. Por gastos que tenían los Carmelitas vendieron la hacienda el 13 de noviembre de 1664 a don Nicolás García Botello por 14 mil pesos.
Con el paso de los primeros ferrocarriles, la hacienda logró desplazar grandes cantidades de productos agrícolas como el maíz, trigo, chile, etc. así como piloncillo producido en el molino de caña.
En 1910, el problema social hacendario fue a nivel nacional. El peón estuvo sujeto a bajos jornales, malos tratos, servidumbre por deudas y tiendas de raya. La finca tenía 84 empleados fijos, el jornal medio era de 50 centavos diarios. Con el movimiento agrario, don Manuel Llamosa impugnó la dotación de tierras, retiró a muchos peones y trabajadores de la hacienda. Con los vecinos y labradores del Ranchito, se constituyó el Sindicato Católico de los Campesinos de Santa Teresa de Jesús.
Así, la hacienda de San José del Carmen da origen a las comunidades vecinas: San José del Carmen, La Estancia San José del Carmen, La Calera, La Luz y Ranchito de San José del Carmen.
Santo Tomás Huatzindeo
La población inicial de la región era indígena de la cultura purépecha que habitaban las márgenes del río Lerma; sus actividades eran: la caza, la agricultura, la pesca y la recolección. La región de Salvatierra se pobló de españoles desde mediados del siglo XVI con la concesión de tierras a diferentes personas que habían participado en la conquista. Con la concesión de tierras se establecen las primeras haciendas. La hacienda “Los Herrera”, que contaba con una estancia de ganado mayor, una caballería de tierra para maíz y dos ojos de agua o manantiales; fue la que posteriormente tomó el nombre de Santo Tomás Huatzindeo y formó parte de la Hacienda de San Nicolás de los Agustinos, región reconocida por ser una de las grandes productoras de chile. La hacienda fue dada en concesión de merced real al Sr. Juan de Illañez en 1583, dueño también de la Hacienda de Maravatío. No se tiene dato en el que se registre su extensión original, pero se sabe que mediante compras entre 1583 y 1590 la superficie se amplió. La hacienda fue pasando de generación en generación por herencia, hasta que en 1623 los herederos del Sr. Martín Hernández (el viejo), la dan en arrendamiento, sitios y tierras del arroyo, al Sr. Juan Blas García. Posteriormente, los herederos hipotecan la tierra a monjas del convento de Santa Clara, quienes finalmente se quedan con ella en 1642.
Santo Tomás en 1882 tenía 1070 habitantes y un poquito menos en 1900.
Con la Revolución y el consecuente reparto agrario, a partir de 1930 las haciendas se fraccionan y se forman los primeros ejidos; se transforma el paisaje agrícola de la región.
Según algunas personas de la comunidad es en este periodo cuando se empieza a crecer la comunidad de Santo Tomás, pues aprovechando el reparto agrario, los habitantes de el Valle de Huatzindeo que constantemente sufrían inundaciones por el crecimiento del río Lerma, empezaron a construir nuevas viviendas al otro lado de la hacienda, así a dicha población se le dio el nombre de Santo Tomás Huatzindeo, para que no se perdieran los nombres tanto del Valle como de la Hacienda.
Una vez muerto el hacendado, hereda su hijo Jesús Flores, de nombre y apellido igual al de su padre, este permite que los trabajadores construyan sus casas alrededor de la propiedad, a comparación de su padre que apartaba a los trabajadores de la finca esparciéndolos como estrategia para que, de cierta forma, delimitaran los terrenos que le pertenecían a la hacienda. Hoy, en la actualidad, es notorio ver las ruinas de donde anteriormente se encontraba el poblado y la hacienda. Así es como comienza la fundación de Las Cruces. Se efectúo aproximadamente hace 102 años.
A partir de entonces se comienza a poblar la comunidad y es edificado el templo por parte del Padre Fernández mediante faenas y cooperaciones que las personas de la comunidad realizaban en el año de 1979. Termina su construcción en 1982. La imagen venerada es el Señor de la Cruz, traído por unos señores de Monterrey y festejado los días 1,2 y 3 de mayo. La fiesta comienza con el recorrido de la imagen por las principales calles, acompañado de bandas de viento.
Desde entonces la comunidad es conocida por Las Cruces ya sea por que el nombre proviene de la hacienda o por las cruces que se encuentran en lo alto de un cerro, o por el Señor de la Cruz que es venerado en este poblado. La verdad es que no se sabe exactamente el origen del nombre.
También se maneja la versión de que anteriormente la comunidad se encontraba divida en dos partes una llamada el Puerto del Aguila y la otra las Cruces de los Flores, registrándose siempre por la hacienda de Las Cruces.
Con los inicios de la revolución comienza la destrucción de las haciendas en el año de 1913, trayendo como consecuencia la repartición de tierras en 1928. Hoy en día existen 545 hectáreas de temporal sembrando en éstas, maíz, fríjol y garbanzo y 200 hectáreas de agostadero.
“Nosotros fuimos despojados de la hacienda de Manríquez a fines de 1956, el 16 de octubre nos echaron de allá para acá, fue muy cruel nuestro despojo por que se trato de que los patrones de la hacienda después de que su gente les ayudo según eso. Cuando el gobierno agrario entro otras gentes les decían al patrón que nosotros le vamos a quitar sus tierra y resulta de que otros fueron los que quitaron un ejido que es de la presa de San Juan ellos se la quitaron pero casi las gente bino de la colonia Álvaro Obregón por que también aquí la presa de San Juan era una hacienda luego a si seguí cuando nosotros quisimos quitarle pelearle lo que le había sobrado pues el se incomodo con nosotros el nos tomo un odio pero ya los patrones ya no existían allí nosotros ya estabamos batallando por las tierras con puros arrendatarios llegaba uno y se iba y llegaba otro un patrón de ellos que fue el que más nos tiraba era un doctor que trabajaba en el hospital general del DF otro hermano de él estaba en los EU y el que estaba aquí se llamaba Salvador Méndez el otro se llamaba Pablo Méndez Vera y unas hermanas que tenían entonces fuimos despojados realmente porque a nosotros nos prometio el patrón el dicho Salvador que era doctor cambiarnos de allí a una manga que se le decía el potrerillo, el cual quedaba un poco más arriba pero este terreno era perteneciente a la hacienda de Manríquez, nosotros no quisimos por que en Eménguaro estaba un sacerdote llamado Daniel Vera pariente de ellos y nos dejo que no le creyéramos que mejor le dijéramos al patrón que nosotros le comprábamos los solares allí en Manríquez pero no quiso, peleamos luchamos entonces cuando no se pudo nos ofrecía 300 pesos a cada jefe de familia y nosotros que no y el que si pero que al fin nos iba a echar fueras de todos modos. Nosotros teníamos un amparo por el gobernador de Guanajuato.
Pero se llego el día que el que nos iba dirigiendo que era el representante de nosotros escapo quien sabe por que motivos y nos quedamos solos. Cuando el patrón savia que a nuestro representante le había dado el dinero para que nos hiciera perdidizo el archivo que teníamos nosotros, cuando ya todo esto paso así el se agarro todavía con todo eso de un ingeniero judicial hipotecario del D.F y ese fue el que llego aparte de eso estaba aquí en Salvatierra el presidente municipal Jesús Ramírez Sosa también pariente de los patrones y también el nos tiro por que nos querían encerrar en un corralón para animales mal habidos con yerbas salinos 75 jefes de familia con viudas y parejas completas en 1956 y como no teníamos en donde el señor presidente municipal nos pedía que allí nos metiéramos pero que teníamos que despojar el rancho de los Manríquez, entonces el ingeniero que vino por segunda vez fueros dos noches a Salvatierra nos llevaban en camiones de redilas toda los jefes de familia pero también se nos distancio la gente también a nosotros por los 300 pesos que ofrecían muchos que sino aceptábamos no íbamos agarrar los 300 pesos y ya empezó la gente a distanciarse al ver esto la gente mas que tuvimos que aceptar entonces para pronto el gobierno manda llamar a un notario publico hay de Salvatierra para que empezara a trabajar las escrituras para asegurarse ellos unos alegando con el ingeniero ella en la presidencia y otros picándonos las costillas al decir yo quiero mis trescientos pesos.
Aceptamos el despojo entonces otro día comenzaron a tirarnos nuestras casas que habíamos construido en Manríquez y a cambiarnos a tirarnos a los caminos reales.
Se llama San Felipe por un sorteo aquí en este terreno no había nada era un baldío tierra bacante entonces ya tratamos entre nosotros aquí unos a otros nos preguntamos tu a donde vas y como nadie tenia a donde ir fuimos a tratar con el ingeniero para ver si llegábamos en donde comprar por que no teníamos en donde ir, hicimos un grupo de 45 que somos los que estamos en las escrituras y los demás de 45 a 75 se quedaron a que los tiraron donde fuera el día 11 comenzaron a tirar las casas de los que aceptaron los 300 pesos y a nosotros nos dieron un tiempo mas( 2 días) de buscar en donde comprar para eso compramos aquí 25 hectáreas se las compramos a un señor que se llamaba Jesús Samudio Herrera nos la vendió y se quedo el dinero en la presidencia municipal en manos del presidente municipal de los 45 que quisimos el terreno de cada uno se quedaron 300 pesos que el patrón nos dio a cada uno.
El día 11 por la mañana comenzaron a tirar las casas de los que habían recibido ya los 300 pesos y a nosotros nos dejaron 2 días mas, así es que el día 13 comenzaron a tirarnos las nuestras por que ya habíamos comprado aquí se tardaron un poco por que tuvimos que construir un puente provisional aquí en el canal para pasar el día 16 de octubre ya nos habían desmantelado todo. Y ya nos habían venido a tirar aquí.
Y de los que aceptaron los 300 pesos ellos estaban por el camino real que salía desde Salvatierra hasta Acámbaro debajo de los mezquites allí tenían sus cosas.
Una vez que ya teníamos todas nuestras cosas ya en nuestro terreno comenzaron entre nosotros la pilas de discusiones entre los 45 por que unos quería un solo callejón de 3 metros de ancho desde donde empezaba el terreno hasta donde terminaba otros no que querían calles de 3 metros que para que queríamos tanta calle hoy en día cada 5 de febrero que se hace la fiesta los juegos que vienen no caven, bueno siempre convencimos a la mayoría que fueran las calles de 6 metros.
Cuando el presidente municipal era Roberto Gracia Montoya nos ayudo mucho con la luz, y el agua.
Aquí se comienza a finales de 1956, por que el 16 de octubre estabamos desmantelados de casas allá en Manríquez las primeras casas estaban construidas de cañas de carrizos, de ramas con costales petates en lugar de tejas, de zacate o soromuta y los que mas tenían la hacían de horcones ya después comenzaron algunos ha hacer sus casas de piedra seca
En 1958 para la escuela un profesor que se llamaba Francisco Cornejo Duran que trabajaba de profesor particular en la parroquia de Salvatierra venia a darnos escuela por las tardes para ello hicimos un jacalito y se formo la escuela. Y ya pues los que se iban a estados unidos comenzaron a construir sus casas de tabique ya mejorcitas y de allí comenzamos a progresar
Aquí el ejido fue una ampliación del refugio, otro ejido que también afecto a estas fracciones fue el de San Agustín
Anteriormente hicimos una capilla provisional de adobe que nos dieron 300 pesos de cooperación para su realización pusimos un palo de mezquite para poner la campana esto fue en el 1957 ya después se coopero la gente e hicimos la que esta actualmente el santito ya nosotros los teníamos el señor de la Clemencia y la Santa Cruz. Esta santa cruz que ya lleva 3 cambiadas, por que la gente de más antes vivía por aquí en el refugio y luego de allí se fueron a Manríquez y luego aquí.
Para ponerle el nombre al rancho trajimos a un sacerdote llamado Daniel Vera quien era padre de San Miguel Eménguaro y el fue quien hecho en rifa unas 5 nombres de imágenes, unas de ellas fueron San Felipe, San Juan, San Antonio entre otros y entonces fue una persona de edad media quien saco el papelito con el nombre de San Felipe y se quedo este nombre luego nos dio mucho trabajo para registrar esta comunidad por que no estaba reconocida pasábamos a Guanajuato y no estaba registrada”
Uno de los grandes acontecimientos fue la enfermedad de la fiebre aftosa padecida en los animales en el año de 1947. “Por decreto de Miguel Alemán Valdés nos mataron todo el ganado de pesuña abierta pagándolos yuntas de trabajo estuviera del tamaño que estuviera pagaban por cada animal 400 pesos y ya por vaquillas ya dependía para ello los federales a pico y pala hicieron una fosa muy profundo en la orilla del río y conforme iban pasando los animales les pegaban un tiro en la cabeza y los aventaban a la fosa y para rematarlos un soldado con una daga metiéndola donde se acomodara otros animales los embarcaban aquí en la estación del tren y quien sabe para donde se los llevaban, pero nos acabaron el ganado y en verdad que mucho navegamos por que después ofreció el propio gobierno nuevos animales de trabajo machos y bueyes saínos brutos, que se nos echaban en cima, mordían y pegaban de patadas así que nosotros tuvimos que amansarlos y trabajarlos[1]”
[1] Historia narrada por e señor José Luis Lara Flores de 75 años de edad, originario de la comunidad de San Felipe, lunes 1 de marzo del 2004
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