domingo, 27 de marzo de 2011

8.- Cuidar la universalidad del bien común

Estado y ciudadania por Jesús Guisa y Azevedo
Comentario por Pascual Zárate Avila

Comentario:

En este capítulo el filósofo Jesús Guisa sostiene la idea central de la misión del gobernante: acercar los hospitales, escuelas, instalaciones culturales y deportivas, centros de trabajo, plazas públicas de convivencia civil, aparato de seguridad pública, noticieros de información transparente y medio ambiente sustentable a toda la población del municipio.

La ciudad y las comunidades tienen un patrimonio cultural en su interior, tanto en edificios como en tradiciones y expresiones artísticas, ellos deben estar al alcance de todos, deben ser conocidos y preservados.

La cultura de Salvatierra debe ser universalizable por la Alcaldesa, debe ser trasmitida por el aparato de la administración municipal de manera intensa para hacer crecer a los habitantes como personas y mejores ciudadanos. Si bien, hay acciones en ese sentido, son aislados, desconectados entre si y más en las ocasiones obligatorias en el calendario oficial.

El patrimonio cultural, físico e industrial es riquícimo tan sólo hay que cultivarlo en favor de los propios habitantes, una tarea que es sólo de voluntad, de visión benevolente, sensibilidad con los más desprotegidos y sentido de humanidad con la juventud.


8.- Cuidar la universalidad del bien común


El bien común asible a todos es la patria. La autoridad tiene el deber de universalizar la patria, es decir, acercarla a todos en lo general y en lo particular. Debe hacer que el bien común este al alcance de todos y cada uno, velando que las razones del bien común convenzan a todos y sean alimento, a resultas de ello crezcan en salud mental y corporal, progresistas y obtengan bienestar.

Hacer universales las cosas, hacerlas para uso y libre disposición de todos, pero también para la asimilización y servicio de cada uno.

La cultura y la civilización, toman su vigor de lo universal.

Tener autoridad es convertirlo todo a lo universal. El gobernante debe ser providente, debe tener virtudes de benevolencia, piedad y humanidad.

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