Una infancia feliz la protege de las veleidades propias del arte, de la relación impredecible de una obra artística y el gusto del público. Contra esas incertidumbres opuso la memoria de sus años de niña, cuando jugó con el agua del Canal Gugurrón, nadó en los fríos remansos del Río Lerma y se sentó en la sombra de los sabinos a soñar alegremente con las canciones que aprendía. Zoyla es la cuarta hija de una familia de trece hermanos, pasó una adolescencia caracterizada por la sociabilidad y la meta de cantar como Amalia Mendoza, "La Tariácuri", cuya voz inundó repetidas veces la calle Bravo cuando convivió en las tardes bajo las llamas de las fogatas con todas sus vecinas y amigos. Es atronador el paso del caudal de agua en el Río Lerma, especialmente cuando choca con las rocas cercanas al Puente de Batanes, donde tiene una musicalidad que inspiró el talento y enamoró a Zoyla, quien en sus cercanías tiene una huerta camino al Sabinal, es una huerta fértil que la une con su madre Josefina Villagómez López.
Tal vez su voz, algo tiene de ese rumor que expanden las aguas caudalosas del río, sobre todo en los temas de "Ya para qué", "Flechitas de papel", "Sufriendo a solas", canciones que cantó en "Siempre en Domingo" y "Hoy Mismo", programas televisivos que centralizaron la audiencia mexicana por varias décadas. |
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