lunes, 2 de marzo de 2009

La identidad cultural salvaterrense como valor electoral

Los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución son una clara señal de la necesidad detectada por el gobierno mexicano de reforzar y promover la identidad del mexicano. No es difícil percatarnos de la pérdida del arraigo cultural entre la juventud debida por la alta migración y lo atractivo de las nuevas tecnologías de la información que les muestra el mundo de una manera amigable y cercana.
Desdeñar los valores culturales propios les provoca la sensación de desesperanza mientras viven en Salvatierra anhelano emigrar ilusionados por una vida más rica en experiencias y fortuna. La pérdida del conocimiento de sí mismos los lleva directamente a una serie de confusiones para responder a sus preguntas vitales sobre su futuro, sobre ¿cómo se ven viviendo dentro de 10 años?. El Yo como noción de conocimiento de sí mismo se define no por lo que se haya vivido en el pasado, o por lo que se esté viviendo sino por lo que se quiere ser. El Yo es lo que quiero llegar a ser. Es una elección entre modelos de vida presentes en una sociedad. La identidad cultural ofrece esos modelos de vida: formar una familia, un tipo de trabajo profesional, una carrera universitaria, un negocio comercial, participar en una grupo musical, atender a una comunidad de oración son situaciones existenciales deseables por las personas dentro de una sociedad con identidad cultural. Sin embargo, ahora el deseo es emigrar a los Estados Unidos, ganar un patrimonio económico y olvidarse de Salvatierra. Pero no sólo lo genera imaginativamente el jóven sino su familia cuando tiene graves problemas económicos, algunas madres de familia están con la ilusión de recibir ayuda económica cuando su hijo cumpla quince años y pueda emigrar. El niño sabe que su modelo de personalidad y trabajo futuro es como lo cuentan sus familiares emigrados y se desinteresa o desdeña lo local por no ofrecerle una perspectiva de bienestar futuro.
El punto generativo de una sociedad con pleno desarrollo humano es la identidad cultural, dada la fuerza social del trabajo colectivo y la unión de ilusiones compartidas. Por ello la importancia de pensar en un gobierno municipal comprometido y empapado de la identidad cultural salvaterrense se vuelve vital en esttos días de definiciones internas en los partidos políticos.
De los precandidatos de todos los partidos podemos definir a dos con escasa conciencia de identidad cultural: Rito Vargas Varela y Moises Ramirez Patiño; a uno que ni siquiera vive en Salvatierra: Enrique López de los Santos; a una con identidad en el seno familiar pero asumiendo muy poco ese legado cultural: Guadalupe Nava López; y a un candidato que transpira la identidad cultural de la manera como se ha definido a Salvatierra en las ediciones de este blog: Enrique Villagómez Cortés.
El signo cultural de Salvatierra, tomada del sueño social de los pensadores novo hispanos es la de formar una sociedad agrícola humanista. El signo cultural trazado por los tres grandes humanistas salvaterrenses es la de crear una ciudad regida por valores trascendentes generados por todos los ciudadanos y trasmitidos del citadino al labriego cuando éste visita la ciudad. El signo cultural trazado por el Club Zorros es el de una sociedad en movimiento realizando labores voluntarias en la gestión de instituciones para el desarrollo y promoviendo el aprecio del patrimonio artísitico y educativo de la ciudad. El signo cultural trazado por las madres de familia es conservar la ciudad pacífica y hospitalaria para la mejor formación de sus hijos e hijas.
La definición de la personalidad cultural de Enrique Villagómez Cortés es en el sentido de estar modelada siguiendo esos cuatro signos culturales, dado que responde a un proceso social y cultural vivido en la ciudad bajo esas aspiraciones, y eso a pesar de la emigración de su famila a los Estados Unidos, pues resistió a la tentación de la actual juventud salvaterrense de ilusionarse por lo extranjero.
A Rito Vargas y Mosises Ramírez los definimos asumiendo el primer signo, pero sólo en sus comunidades rurales, a la ciudad no le han imprimido ninguna participación cultural de manera personal y voluntaria, y a Guadalupe Nava sólo el último signo lo realiza de manera voluntaria, pues el signo agrícola lo realiza más por apoyo e impulso de quien es integrante de la CNC y atrae los proyectos rurales por su posición privilegiada en el sistema de apoyos a fundaciones para el desarrollo del campo.
La identidad cultural es un referente para saber qué podemos esperar del liderazgo de quien asuma la Presidencia Municipal de Salvatierra.

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