Terminó el año del 2009, y la vida empieza hoy. Lo que no termina de pasar es la mentalidad social de la campaña política, los arreglos partidistas no cuajan, los militantes del PRI siguen presionando sobre la composición del aparato administrativo municipal.
Y hay que verlos todos desencantados, sorprendidos por los nuevos tiempos. Hoy son una ruina de emociones, muy distantes a las semanas de campaña electoral, cuando esperanzados por un triunfo, le entraban con pasión a las discuciones ríspidas, como las llamadas telefónicas entre Santana y Manuel Sánchez.
Les pasó como a la fábula de los dos burros, que se trenzaron a moridas por una torta, mientras la torta quedo sin protección, a merced de la mula que se la engulló inopinadamente. Así están ahora, llegaron los "directores, colaboradores de confianza y contratistas de obra" de Celaya, Querétaro, Morelia y Acámbaro a comerse, no la torta, sino el pastel entero. Y los paisanos salvaterrenses, nacidos aquí, de padres que también nacieron aquí, perdieron todo derecho de administrar los recursos de su municipio, donde han pasado toda su vida y morirán en este suelo pero, por lo que se refiere a esta administración pública municipal, a las ocho de la mañana llegará de Celaya el administardor en jefe de cada dependencia municipal y paramunicipal, y a las tres de las tarde tomará sus vales de gasolina y se irá lejos de la aburrida y pueblerina ciudad de Salvatierra, y ellos a recibirlos y despedirlos con la mirada mientras están sentados en las frías y duras bancas del jardín.
Seguramente cuando los ven cómodamente sentados en sus oficinas municipales, los de la campaña priísta pensarán en el diagnóstico de necesidades, y en las soluciones que entonces daban a tantos males de la burocracia local, ahora, los apoltronados en los mullidos sillones directivos les dicen: precisamente a los operadores de la campaña electoral Conozco tus necesidades, ¿cuántos rollos pétalo higiénico quieres?
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