lunes, 9 de septiembre de 2013

Cuaderno de notas de Armando Escobar Olmedo, memorias desde los manuscritos

Abrimos esta sección para la salvatierritud en el concurrido blog de Pascual (Pay entre los cuates) sobre notas reunidas a lo largo de más de cuatro lustros de andanzas en los más diversos archivos, públicos y privados de nuestro país y algunos de fuera.
Viene a cuento, por las diversas y deshilvanadas charlas que hemos tenido, ya sea en persona como en nuestro cotidiano parloteo e-mailiano que no considero espiado, pues las hablas sobre historia no son objeto de los snowdens regionales, ya que la cultura indigesta a varios.
Decía, mal dije, digo, que a la insistencia de Pay de que garabateara sobre el terruño para llenar página, algo así como a más no haber,  o peor es nada, le comentaba que tenía por ahí, arrumbados, varios cuadernos de apuntes polvorientos con notas de los muchos expedientes  “ojeados” y donde había extractado su contenido, o anotado lo que me había parecido de interés, tanto para mí como posiblemente para otros iguales de descarriados por los anteayeres como yo.
Así pues, ¡A llenar página¡Espero que los  4 ó 5 lectores de Pay no se le ahuyente con esto.  Solo que me acalambraba una duda, ¿Dónde comenzar? ¿De qué cuaderno palabriar? o  qué nota anotar, ¿Sobre el terruño?, ¿Del más acá? o ¿Del más allá?, y que no se malinterprete el concepto. Abrí varios cuadernos – tengo más de 60 y a todos les tengo querencia- y se me avalancharon las nostalgias, el tiempo, a luego me alcanzó. Pues no es lo mismo releer lo manoescrito que lo piqueteado en la compus, cuando las compus –ordenadores, allá en la Hispania mayor- eran rareza en los archivos y los que las llevaban muy orondos, se encontraban que había muy pocos enchufes para conectarlas o no los había, así es que a mano se ha dicho.
¡Ah!, ahora recordé una vieja anécdota que me pasó cuando acudí al también vetusto Palacio de los Duques del Infantado en la calle de Don Pedro en el  centro madrileño  a consultar su archivo, 

Palacio de los Duques del Infantado
después de muchas vueltas al fin pude revisar el acervo y en una ocasión quise conectar mi cargador para una pila y el mayordomo muy atento me lo impidió para no “ocasionar una bajada de tensión” en la vieja instalación, y voltié a ver  los alambres de esa salita y me recordaron los de mi casa en Salva, con alambres de luz trenzados y cubiertos  como cordón y las pantallas de los focos como unos platitos blancos,  acristalados y ondulados como las viejas gorgueras que de muuuuy antiguo se usaban y a los focos les quedaban como curiosos sombreros.
Siguiendo mi cometido en la selección de cuadernos en casa abrí uno, sin pastas, fechado en febrero de 1979, ¡wow! -de la primera vez que crucé el charco-, en la monumental Sevilla, que como el dicho lo dice bien ¡Quien non ha visto Sevilla, non ha visto maravilla!,

¡Ah!, ahora recordé una vieja anécdota que me pasó cuando acudí al también vetusto Palacio de los Duques del Infantado en la calle de Don Pedro en el  centro madrileño  a consultar su archivo, 

Vista de la Catedral de Sevilla y el Archivo General de Indias a la derecha
y me llamó la atención un indicativo de ver la hoja, eran notas de un legajo de la sección Indiferente Generaldel Archivo General de Indias, daba como fechas extremas 1814 a 1820 y trataba de la época de las guerras de Independencia, traía  noticias sobre Venezuela unas cartas del 1820 del famoso General Pablo Morillo,-Marqués de Cartagena-

General Pablo Morillo
que mencionaba la insurrección de allá y sus intentos por sofocarla:otras notas eransobre Colombia del mismo asunto  yuna máslas curiosas “Instrucciones muy reservadas del Gobierno de Ultramar con una clave para descifrar correspondencia muy reservada”, traía el abecedario, los números y monosílabos en clave, servían para comunicarse cifradamente. Algo por el estilo recuerdo haber visto en un expediente de Hernán Cortés y las claves que usaba para comunicar sus instrucciones ya siendo Marqués.
Cerré este cuaderno y abrí otro, que contenía notas revueltas de varios acervos como el de la Biblioteca Nacional de Madrid de la sección de Investigadores yentre los muy diversos documentos vistos estaban las famosas Relaciones Geográficas del Siglo XVIII; la llamada Información en Derecho de don Vasco de Quiroga, firmada por él en 1535 que consta de 155 hojas en el que hace saber su opinión sobre  el poder hacer esclavos en guerra y otras muchas cuestiones; el célebre manuscrito de 1577 intitulado“Flores de Baria Poesía” de algo más de 350 poemas entre ellos  el famoso madrigal de Gutierre de Cetina, del cual por cierto encontré alguna información en el Archivo de Indias;Otro trataba de  “Papeles de asuntos militares y conspiraciones de México” son 174 hojas. Ahí estaba la Sumaria – juicio sumario- de 1810 contra José Manuel Bravo, acusado de insurgente y sus declaraciones en las que vienen hasta de un dinero que enterró en una casa; otra sumaria contra el vicario de la parroquia del Pueblo de los Dolores Hermenegildo Montes, natural de Irapuato  “…de 38 años, color trigueño, pelo, ceja y barba negra, y de calidad “indio legítimo..” y su condena; otra sumaria ahora de 1811 del Pbro. Juan Nepomuceno Caamaño, de San Luis Potosí – Me parece que en el fondo de Manuscritos  de la Universidad de Yale en New Haven, cerca de Nueva York a algo més de cien kilómetros de Nueva York, hay otro expediente sobre Caamaño. No seguí ya  revisando éste  y mejor me pasé a otro cuaderno que me llamó la atención por los señaladores que le puse no sé en qué tiempo: era de la Real Academia de la Historia.


Real Academia de la Historia
¡Hummm!, recordé el viejo y obscuro edificio en la calle de León, en el centro de Madrid, sala de investigadores estrecha con antiguas lámparas en cada mesita,  ahí pude ver las también famosas Relaciones Geográficas del Siglo XVI, entre otras la de Jiquilpan, la de Cuitzeo de la Laguna; la del Pueblo de Chilchota, ¡La de la Villa de Nuestra Señora de la Concepción de Selaya,” fechada el 15 de junio de 1580, hecha por el Alcalde Mayor de la Villa y Justicia y Corregidor, don Cristóbal de Vargas  en 5 hojas y al final una pintura en papel maguey de un metro  de largo por 1.13 de ancho, que trata de los pueblos de Acámbaro y Yuririapundaro, y como ya es sabido se menciona también  a Eménguaro, “Huererio”, etc. Vi también la de la  Villa de San Miguel con su impactante mapa. Con gran gusto pedí copias de estas relaciones que me hicieron.
Y por fin mejor me decidí por un cuaderno, ya despastado al que le puse por título “Justicia, cuaderno 1”, lo escribí allá por mediados de los 80’s en mis andanzas sevillanas, en la “catedral”, que para muchos de nosotros los colonialistas, es el Archivo General de Indias, y junto a la maravilla eclesiástica que es su enorme catedral de cinco naves con su monumental torre de la Giralda restos de la antigua mezquita,  y a todo esto ¿Dónde quedaría la tal pasta y dos primeras hojas?Seguiré hurgando, para completarlo y hablar algo de lo que contiene, pero esa… es ya otra historia que dejo para aluego…

Armando M Escobar Olmedo
Morelia, Michoacán, septiembre 8  de 2013

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