Abrimos
esta sección para la salvatierritud en el concurrido blog de Pascual (Pay entre
los cuates) sobre notas reunidas a lo largo de más de cuatro lustros de andanzas
en los más diversos archivos, públicos y privados de nuestro país y algunos de
fuera.
Viene
a cuento, por las diversas y deshilvanadas charlas que hemos tenido, ya sea en
persona como en nuestro cotidiano parloteo e-mailiano que no considero espiado,
pues las hablas sobre historia no son objeto de los snowdens regionales, ya que
la cultura indigesta a varios.
Decía,
mal dije, digo, que a la insistencia de Pay de que garabateara sobre el terruño
para llenar página, algo así como a más no haber, o peor es nada, le comentaba que tenía por
ahí, arrumbados, varios cuadernos de apuntes polvorientos con notas de los
muchos expedientes “ojeados” y donde
había extractado su contenido, o anotado lo que me había parecido de interés,
tanto para mí como posiblemente para otros iguales de descarriados por los
anteayeres como yo.
Así
pues, ¡A llenar página¡Espero que los 4
ó 5 lectores de Pay no se le ahuyente con esto.
Solo que me acalambraba una duda, ¿Dónde comenzar? ¿De qué cuaderno
palabriar? o qué nota anotar, ¿Sobre el
terruño?, ¿Del más acá? o ¿Del más allá?, y que no se malinterprete el concepto.
Abrí varios cuadernos – tengo más de 60 y a todos les tengo querencia- y se me avalancharon las
nostalgias, el tiempo, a luego me alcanzó. Pues no es lo mismo releer lo
manoescrito que lo piqueteado en la compus, cuando las compus –ordenadores,
allá en la Hispania mayor- eran rareza en los archivos y los que las llevaban
muy orondos, se encontraban que había muy pocos enchufes para conectarlas o no
los había, así es que a mano se ha dicho.
¡Ah!,
ahora recordé una vieja anécdota que me pasó cuando acudí al también vetusto
Palacio de los Duques del Infantado en la calle de Don Pedro en el centro madrileño a consultar su archivo,
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