Para nuestro autor, el interés comunitario debe prevalecer sobre el enriquecimiento individual, sinónimo de egoísmo. No obstante, estaría por investigarse si esta actitud anticolonialista "naturalista" en lo económico no estuvo en parte condicionada por el hecho de él pertenecer a una familia criolla acomodada. Es útil recordar que uno de los factores que impulsaron el surgimiento del movimiento independentista en nuestro país se debió precisamente a que los criollos se sentían desplazados de la actividad económica por el monopolio ejercido de parte de la corona española. Además, insistimos, la Rusticatio Mexicana se presenta como una especie de catálogo atractivo para los inversionistas extranjeros a través de los cuales suponemos que se aliviaría la situación de explotación y el comercio pasaría a manos americanas, aunque no ciertamente al "populacho" sino a las adiestradas y paternalistas del criollo, quedando el indio en una situación de sumisión atenuada, como en efecto sucedió al declararse la independencia patria.
En suma para Landívar la naturaleza se prostituye cuando el hombre la explota por codicia realizando así la profanación de su entorno y de sí mismo. El autor guatemalteco opta por una explicación moral, no histórica para la desigualdad económica. De ahí su tendencia al utopismo moralizante.
Durante el Siglo de las Luces el hombre adquiere un dominio cada vez mayor sobre la naturaleza y también una mayor certeza sobre las posibilidades de la razón para explicar el mundo y por ende guiar su conducta. Sin embargo este conocimiento paradójicamente produce una neutralidad axiológica en el campo de la ética. Los hombres del XVIII condujeron un cuestionamiento y una lucha contra la tiranía y el despotismo, pero también contra la religión en el sentido de verdad revelada e indiscutible. .
Dentro de este cuestionamiento aparecen varias opciones. Entre ellas, nos parece que Landívar se acerca a los iluministas moderados y Rousseau, quienes:
(… ) "supusieron un innato sentido de solidaridad y de amor recíproco entre los hombres, que hacen nacer de cada uno de los individuos, los cuales persiguen exclusivamente su propia felicidad, la sociedad y la vida moral, o que al menos podría hacerla nacer, si se verificaran ciertas condiciones (... ) Los radicales y Rousseau han puesto en relieve el contraste entre interés individual e interés general y fundan la escala de valores sobre la razón y la naturaleza; Holbach y los enciclopedistas, por su lado, tienden en cambio a considerar el interés individual en armonía con el bienestar general" 32. El subrayado y la traducción son nuestras.
El llamado "teísmo" de cuño roussoniano, que da gran importancia al mensaje de los Evangelios, se enlaza con la idea dominante de la época mecanicista del Dios "arquitecto" o "relojero" perfecto y creador de una máquina perfecta: el universo. Dicha idea caza muy bien dentro de la mentalidad cientificista de la época y responde a la necesidad teoritética de las nuevas doctrinas filosóficas logrando así aglutinar las corrientes racionalistas con la fe.
Este Creador es un constructor de un diseño ya pre-establecido y de tal manera se da una explicación satisfactoria a una visión naturalista del hombre, quien idealmente debe encontrar en la naturaleza todo lo necesario para su subsistencia: física y moral, así como dentro de él mismo, de manera innata se encuentran en germen todos los valores morales. Es una posición que podríamos catalogar de apriorística, sujeta, en el caso de los filósofos cristianos, solamente al libre albedrío.
En suma para Landívar la naturaleza se prostituye cuando el hombre la explota por codicia realizando así la profanación de su entorno y de sí mismo. El autor guatemalteco opta por una explicación moral, no histórica para la desigualdad económica. De ahí su tendencia al utopismo moralizante.
Durante el Siglo de las Luces el hombre adquiere un dominio cada vez mayor sobre la naturaleza y también una mayor certeza sobre las posibilidades de la razón para explicar el mundo y por ende guiar su conducta. Sin embargo este conocimiento paradójicamente produce una neutralidad axiológica en el campo de la ética. Los hombres del XVIII condujeron un cuestionamiento y una lucha contra la tiranía y el despotismo, pero también contra la religión en el sentido de verdad revelada e indiscutible. .
Dentro de este cuestionamiento aparecen varias opciones. Entre ellas, nos parece que Landívar se acerca a los iluministas moderados y Rousseau, quienes:
(… ) "supusieron un innato sentido de solidaridad y de amor recíproco entre los hombres, que hacen nacer de cada uno de los individuos, los cuales persiguen exclusivamente su propia felicidad, la sociedad y la vida moral, o que al menos podría hacerla nacer, si se verificaran ciertas condiciones (... ) Los radicales y Rousseau han puesto en relieve el contraste entre interés individual e interés general y fundan la escala de valores sobre la razón y la naturaleza; Holbach y los enciclopedistas, por su lado, tienden en cambio a considerar el interés individual en armonía con el bienestar general" 32. El subrayado y la traducción son nuestras.
El llamado "teísmo" de cuño roussoniano, que da gran importancia al mensaje de los Evangelios, se enlaza con la idea dominante de la época mecanicista del Dios "arquitecto" o "relojero" perfecto y creador de una máquina perfecta: el universo. Dicha idea caza muy bien dentro de la mentalidad cientificista de la época y responde a la necesidad teoritética de las nuevas doctrinas filosóficas logrando así aglutinar las corrientes racionalistas con la fe.
Este Creador es un constructor de un diseño ya pre-establecido y de tal manera se da una explicación satisfactoria a una visión naturalista del hombre, quien idealmente debe encontrar en la naturaleza todo lo necesario para su subsistencia: física y moral, así como dentro de él mismo, de manera innata se encuentran en germen todos los valores morales. Es una posición que podríamos catalogar de apriorística, sujeta, en el caso de los filósofos cristianos, solamente al libre albedrío.
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