El hombre prototípico landivariano es el mestizo (criollo) americano idealmente poseedor de atributos de astucia, laboriosidad, religiosidad, mesura, generoso, valiente y amante de la libertad. Vemos cómo predominan los valores morales en alternancia con lo racional. Si leemos con detenimiento, nuestro autor alude a que todas estas cualidades deseables ya se encontraban prácticamente presentes en el indio, a quien siempre describe con paternal admiración. Con la ayuda de este hombre sobrio de costumbres e industrioso el continente se aseguraría un futuro propio y prometedor.
La lectura del poema de Landívar nos señala cómo la perspectiva del autor trata de asirse a lo racional a lo verosímil en el sentido de presentar casi siempre las notas positivas y negativas de un mismo hecho. Intenta ofrecer una óptica justa y no unilateral, es decir apasionada. En realidad, en mayor o menor medida la pasión se encuentra siempre subyacente en cualquier objeto artístico y la literatura no es ninguna excepción. Por eso, algunos pasajes de la Rusticatio Mexicana quiebran el equilibrio tan preconizado sea por la estética neoclásica, que por Landívar como "cantor de asuntos reales"; sería pues impensable que la obra de arte se despojara de un elemento tan fundamental a ella. A veces nuestro poeta trata de frenar la emoción a través de la apreciación más racional, pero cuando en poco frecuentes momentos da rienda suelta al amor patrio o rechaza lo hispano, el lenguaje poético desborda las severas normas dieciochescas y casi anuncia por lo hiperbólico y apasionado el surgir de las tendencias románticas. Es sobre todo un lírico cuando transmite la tristeza lacerante del exilado y el encendido amor por su tierra. También el poeta jesuita, como su ciudad destruida, se encuentra "subvertido desde sus raíces".
No estaba entre nuestros propósitos elaborar un análisis comparativo entre la obra de Landívar y otras de temática similar dentro de la literatura hispanoamericana, lo cual en parte ya ha sido tema de estudio para algunos críticos. Pero sí creemos que es notable su presencia dentro de lo que constituía todavía una literatura de coloniaje. Para nosotros la Rusticatio Mexicana vale tanto por su originalidad estética como cívica. Los motivos extra textuales no pueden ser más vigentes y los poéticos, desafortunadamente no tan accesibles a la mayoría, no dejan de ser innovadores al abrir un derrotero propio para nuestras letras, que en el fondo son letras americanas referidas a problemas americanos.
Landívar posee la calidad de poeta universal porque se nutre de las esencias más suyas y así rebasa lo circunstancial. A mitad del camino de un incipiente mestizaje, nuestro poeta marca un paso importante y definitivo en el conocimiento y amor a la patria desde las dos perspectivas que signan al ser humano integral: la racional y la afectiva. De allí que por ser tan auténticamente guatemalteco sea tan profundamente americano y por ende universal y actualísimo.
Entre la serie real y la serie literaria landivariana encontramos una íntima y fascinante relación; no mecánica, sino soberbiamente elaborada estéticamente. El poeta busca resolver su conflicto ético, ideológico y particularmente estético mediante la elaboración de la obra de arte. Adquiere voluntariamente un compromiso con la patria:
"Pronto mis alabanzas elevarán hasta las estrellas tu luminoso triunfo, parto de súbita muerte. Recibe, mientras, el rauco plectro, consuelo en la desgracia, y sé tú misma mi galardón. ("A la ciudad de Guatemala", p. 44)
Y lo logra ofrendándole su obra cimera. La honda voz poética de Rafael Landívar adquiere un verdadero tono triunfalista porque rehúsa ser escéptica, sino que se yergue optimista en la fe y la acción de los hombres americanos que se oponen, en su momento, a la arrogancia y prepotencia europeas. Su recio y discreto dolor hacen brotar sentimientos de solidaridad fraterna a la sombra ejemplar de las palabras landivarianas de la Rusticatio Mexicana, que conservan vigente su mensaje para la consolidación de una Guatemala y una América más nuestras.
La lectura del poema de Landívar nos señala cómo la perspectiva del autor trata de asirse a lo racional a lo verosímil en el sentido de presentar casi siempre las notas positivas y negativas de un mismo hecho. Intenta ofrecer una óptica justa y no unilateral, es decir apasionada. En realidad, en mayor o menor medida la pasión se encuentra siempre subyacente en cualquier objeto artístico y la literatura no es ninguna excepción. Por eso, algunos pasajes de la Rusticatio Mexicana quiebran el equilibrio tan preconizado sea por la estética neoclásica, que por Landívar como "cantor de asuntos reales"; sería pues impensable que la obra de arte se despojara de un elemento tan fundamental a ella. A veces nuestro poeta trata de frenar la emoción a través de la apreciación más racional, pero cuando en poco frecuentes momentos da rienda suelta al amor patrio o rechaza lo hispano, el lenguaje poético desborda las severas normas dieciochescas y casi anuncia por lo hiperbólico y apasionado el surgir de las tendencias románticas. Es sobre todo un lírico cuando transmite la tristeza lacerante del exilado y el encendido amor por su tierra. También el poeta jesuita, como su ciudad destruida, se encuentra "subvertido desde sus raíces".
No estaba entre nuestros propósitos elaborar un análisis comparativo entre la obra de Landívar y otras de temática similar dentro de la literatura hispanoamericana, lo cual en parte ya ha sido tema de estudio para algunos críticos. Pero sí creemos que es notable su presencia dentro de lo que constituía todavía una literatura de coloniaje. Para nosotros la Rusticatio Mexicana vale tanto por su originalidad estética como cívica. Los motivos extra textuales no pueden ser más vigentes y los poéticos, desafortunadamente no tan accesibles a la mayoría, no dejan de ser innovadores al abrir un derrotero propio para nuestras letras, que en el fondo son letras americanas referidas a problemas americanos.
Landívar posee la calidad de poeta universal porque se nutre de las esencias más suyas y así rebasa lo circunstancial. A mitad del camino de un incipiente mestizaje, nuestro poeta marca un paso importante y definitivo en el conocimiento y amor a la patria desde las dos perspectivas que signan al ser humano integral: la racional y la afectiva. De allí que por ser tan auténticamente guatemalteco sea tan profundamente americano y por ende universal y actualísimo.
Entre la serie real y la serie literaria landivariana encontramos una íntima y fascinante relación; no mecánica, sino soberbiamente elaborada estéticamente. El poeta busca resolver su conflicto ético, ideológico y particularmente estético mediante la elaboración de la obra de arte. Adquiere voluntariamente un compromiso con la patria:
"Pronto mis alabanzas elevarán hasta las estrellas tu luminoso triunfo, parto de súbita muerte. Recibe, mientras, el rauco plectro, consuelo en la desgracia, y sé tú misma mi galardón. ("A la ciudad de Guatemala", p. 44)
Y lo logra ofrendándole su obra cimera. La honda voz poética de Rafael Landívar adquiere un verdadero tono triunfalista porque rehúsa ser escéptica, sino que se yergue optimista en la fe y la acción de los hombres americanos que se oponen, en su momento, a la arrogancia y prepotencia europeas. Su recio y discreto dolor hacen brotar sentimientos de solidaridad fraterna a la sombra ejemplar de las palabras landivarianas de la Rusticatio Mexicana, que conservan vigente su mensaje para la consolidación de una Guatemala y una América más nuestras.
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