Vista del estado actual de la casa natal de José Luz Ojeda López en Salvatierra, Gto.
Retablo mayor realizado por Eduardo Tresguerras en 1807, en el Templo Parroquial del Santuario de Nuestra Madre Santísima de la luz de Salvatierra, Gto.
Por si fuera esta vez
...Quiero entrar al santuario de la Madre,
con la ternura de cuando era niño;
correr a la mañana de sus ojos
y al cielo azul de su regazo tibio,
y asirme de su mano, por sentirla
después, entre los vuelcos del camino.
Y, en una amanecida,
--alas temblando en oro derretido--
dejar aquella puerta a donde siempre
llamará, con sus dedos, mi cariño;
lavarme el rostro en la frescura nueva
del primer manantío;
y después, por la ruta
quemada por el sol definitivo,
salir como de fiesta... (fragmento)
Tu nombre, que aprendí cuando era niño,
sin saber de tu gloria,
y que hoy te dice el alma, vibrante de cariño,
al cantar el poema de tu Historia.
Dame, para decirlo, tus voces más hermosas:
la risa de cristal de tus mañanas,
la queja de tus aguas rumorosas
la oración inmensa que saben tus campanas.
Que sea mi poesía
nota de tu armonía,
rumor de tus rumores
y gota de una onda del gozo de este día...
¡tierra de mis amores,
...Quiero entrar al santuario de la Madre,
con la ternura de cuando era niño;
correr a la mañana de sus ojos
y al cielo azul de su regazo tibio,
y asirme de su mano, por sentirla
después, entre los vuelcos del camino.
Y, en una amanecida,
--alas temblando en oro derretido--
dejar aquella puerta a donde siempre
llamará, con sus dedos, mi cariño;
lavarme el rostro en la frescura nueva
del primer manantío;
y después, por la ruta
quemada por el sol definitivo,
salir como de fiesta... (fragmento)
Vista del quiosco y torres del Templo Parroquial del Santuario de Nuestra Madre Santísima de la Luz de Salvatierra, Gto.
Canto secular a Salvatierra
Salvatierra: En esta hora suprema,
Salvatierra: En esta hora suprema,
en que llevas tres siglos en la frente inviolada,
yo deshojo, a tus pies, un poema
en el que va tu nombre, como una llamarada.
yo deshojo, a tus pies, un poema
en el que va tu nombre, como una llamarada.
Tu nombre, que aprendí cuando era niño,
sin saber de tu gloria,
y que hoy te dice el alma, vibrante de cariño,
al cantar el poema de tu Historia.
Dame, para decirlo, tus voces más hermosas:
la risa de cristal de tus mañanas,
la queja de tus aguas rumorosas
la oración inmensa que saben tus campanas.
Que sea mi poesía
nota de tu armonía,
rumor de tus rumores
y gota de una onda del gozo de este día...
¡tierra de mis amores,
vaso de mis ternuras, ciudad mía!. (fragmento)
POEMA DE LA GOTA DE AGUA
¿Una límpida perla luminosa,
prendida en un rosal, como por gala?
¿Un rayito de sol, aprisionado
por invisible gasa?
¿Una estrellita pura
caída de los cielos, o... una lágrima...?
¡Éralo todo, con gentil alarde!
Era una perla clara,
y un rayito de sol, y una estrellita,
y a la vez una lágrima.
Pero, en verdad, era algo más brillante:
era... una gota de agua.
La puso en una hoja, dulcemente,
con sus dedos rosados, la mañana,
para dar al jardín la maravilla
de una sonrisa luminosa y diáfana,
y para hablar, sin voces,
al arcano silencio de las almas... (fragmento)
¿Una límpida perla luminosa,
prendida en un rosal, como por gala?
¿Un rayito de sol, aprisionado
por invisible gasa?
¿Una estrellita pura
caída de los cielos, o... una lágrima...?
¡Éralo todo, con gentil alarde!
Era una perla clara,
y un rayito de sol, y una estrellita,
y a la vez una lágrima.
Pero, en verdad, era algo más brillante:
era... una gota de agua.
La puso en una hoja, dulcemente,
con sus dedos rosados, la mañana,
para dar al jardín la maravilla
de una sonrisa luminosa y diáfana,
y para hablar, sin voces,
al arcano silencio de las almas... (fragmento)
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