sábado, 10 de enero de 2009

Sobre el proceso de selección del candidato del PAN

El tema sobre la elección interna del candidato a presidente muncipal de Salvatierra por el PAN despierta un interés muy definido en los preferencia por los precandidatos, por la circunstancia de ser un proceso lleno de vericuetos. Puede ser la elección en una asamblea municipal, o por la influencia de una encuesta de popularidad o la designación definitiva por la instancia estatal o nacional.
Las condiciones para la asamblea municipal son muy inciertas por la inexistencia de un candidato fuerte al interior de la preferencias de los miembros activos, unos 100 ciudadanos con derecho a elegir entre Rito Vargas Varela y Enrique Villagómez Cortés.
Sobre la encuesta de popularidad, hay versiones callejeras sobre un resultado ventajoso para Enrique Villagómez Cortés con un margen de tres a uno. La contraparte de simpatizantes de Rito Vargas Varela no ha desmentido este rumor, simplemente siguen promocionando a su "Gallo".
En relación a la designación desde el comité estatal o el nacional, los analistas de café apuntan hacia Enrique Villagómez Cortés por sus años de militante y por un curriculum social más amplio y diversificado.
Los simpatizantes de Rito Vargas Varela lo ven fuerte en su penetración entre los grupos rurales, sobre todo en San Nicolás de los Agustinos y por su activismo como gestor de proyectos en el campo.
Esta situación de incertidumbre provoca el interés permanente de los miembros del PAN y de los pocos ciudadanos interesados de abordar el tema en las reuniones sociales. Destaca el grupo llamado de "Los Talibanes", muy populares porque las mayores mentiras de Salvatierra ahí se ventilan, se desmienten o se les cree. También circulan dichos en esa mesa de Talibanes, mostrando documentos probatorios de lo afirmado.
Como dijo un emisario político cuando iba en plan de custodio de una candidatura para su jefe, y salió él con la designación: "en política se vale de todo, menos perder".
Así las cosas, leemos las promociones de Rito Vargas en los pasquines semanarios dando cuenta de entrega de recursos al campo y recibiendo instrucciones especiales del Presidente Muncipal para resolver problemas de infraestructura rural.
De Enrique Villagómez sabemos de su incansable activismo visitando grupos de colonias populares promocionando un plan de gobierno y concertando con el comité municipal del PAN, acciones partidistas.
El panorama se predice muy rutinario para el desempeño de la administración pública municipal si obtiene el triunfo electoral alguno de los dos precandidatos del PAN en las elecciones de julio. En las direcciones municipales seguirán los mismos y se incorporarán algunos más de trienios anteriores. Así pasará con uno o con otro. Las diferencias entre los activos del PAN residen en saber con quién de los dos les iría una mejor colocación de acuerdo a quien sea, por lo pronto, el candidato a presidente municipal.
Si ganan la elección, la actual gestión pública municipal obtendría una aprobación mayoritaria de los ciudadanos. Si pierden, será debido a una campaña existosa de la oposición actual, en terminos de despertar la esperanza en el electorado municipal.
La organización partidista en un asunto muy serio para el futuro del municipio, pues los teóricos del desarrollo humano hacen residir el avance de una sociedad en la colaboración estrecha entre gobernantes y gobernados, donde ambos entregan más capacidades y talentos en trabajos sociales, organizativos, educativos, ambientales y productivos del bien común sobre la base de la confianza mutua, dan un plus, dirán los administradores. Un algo más de lo pactado en el contrato electoral oficializado con el voto.
No se trata de obtener un candidato nada más triunfador, sino un candidato con atributos simbólicos de confianza y talento para despertar la esperanza y la solidaridad naturales en la acción social del ciudadano. Ya sea con uno u otro candidato, o con uno u otro partido no debemos dejar de creer en la esperanza de lograr el desarrollo humano para hombres y mujeres del campo y la ciudad, por lo menos en el municipio.
¿Y hoy, dónde está la esperanza?

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