lunes, 23 de febrero de 2009

el patrimonialismo como obstáculo de la democracia municipal

Salvatierra posee una sociedad distinguida históricamente por su vocación democrática. En años recientes realizó procesos electorales cuyo resultado fue la alternacia partidista: paso sucesivamente del PRI al PAN, al PRI al PRD y luego tres veces al PAN de manera consecutiva. Sabemos que en el inicio de la fundación de la ciudad, el alcalde mayor duraba un año y era elegido por los vecinos. Los regidores pagaban una prevenda por el cargo, el cual era entregado a la corona.

La sociedad no pasó por las formas de gobierno de los caciques propia de las sociedades indígenas. Pero si hubo prácticas muy semejantes dentro del PRI en el siglo pasado.

Lo más parecido al caciquismo unipersonal de gobierno indígena es el patrimonialismo, el cual consiste en tomar a la cosa pública y sus recursos estatales como un patrimonio personal y familiar mediante el acaparamiento de puestos públicos para la familia, práctica también llamada nepotismo, y para sí mismo por parte de una persona en funciones de gobierno.

El patrimonialismo es posible gracias a la realización de una gestión pública sin participación ciudadana, a una desvinculación de la aministración municipal con la sociedad civil.

La etapa de designación de candidato esta revelando con toda crudeza esta práctica subcultural. El concepto de subcultural es una definición sociológica que señala una práctica institucional generalizada al tomarla como una forma de vida normal, pero que en realida es una anomalía social, como se entendía el machismo, los golpes dentro de la familia como derecho de los padres, el fraude electoral como un deber patriótico.

Para nadie es desconocida esta intensión patrimonialista existente en los tres partidos menos desorganizados del municipio: en el PRI, la planilla de ediles ya fue determinada por un sólo elector quien ya fue presidente municipal y diputado federal; en el PRD la planilla ya esta definida con los nombres de los antiguos candidatos a la presidencia muncipal y de los dirigentes recientes del Comité Municipal; pero el caso más patético es en el PAN, donde una planilla contiene sólo los nombres de los funcionarios incondicionales del Presidente Municipal, a su hijo y al llamado "regidor vitalicio", joya patrimonialista en la historia del ayuntamiento salvaterrense.
Que los partidos son una franquicia, eso es una realidad subcultural que se vive con normalidad por los ciudadanos con derecho a votar, sólo decimos "no hay para dónde hacerse". Tal vez el único camino sea la reflexión pública y la existencia de medios de comunicación social independientes, pero sobre todo un grupo que tome como inspiración la trayectoria del Club Zorros, de perdurable memoria.

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