viernes, 13 de marzo de 2009

Restaurar el alma comunitaria antes que el cableado subterráneo de Salvatierra


En verdad que el centro histórico de Salvatierra es un espacio con grandes recursos para estimular la sensibilidad estética de las personas, de quienes pueden sentir, ver y vivenciar el arte. Ciertamente el arte es un valor universal generador de los sentimientos más perfectos de las personas. Como tal, es buscado por amantes del arte de diferentes regiones y localidades. La belleza es un valor promotor del desarrollo, y no todas las ciudades y paisajes lo poseen. Y hay localidades que poseyéndola no se dan cuenta del crecimiento posible alcanzable si se cuida, se perfecciona y se amplía.
Así tenemos como ejemplo que el templo y casa parroquial de Salvatierra son museos de arte pictórico, escultórico, arquitectónico, literario, musical y biográfico. Una riqueza que debemos medir, decir en cuánto esta valuado el decorado, en cuánto los retablos neoclásicos de Tresguerras y cuánto cuesta la estatuilla de la Virgen de la Luz, es decir, cuánto valen en el mercado internacional del arte esas imagen sacras. 
Lo mismo con la casa parroquial, hay que saber su valor. Hay que sacar el valor del cuadro de corredores del jardín principal, de la presidencia municipal y de las casonas y  del portal de la Luz. Ya teniendo cuantificado el valor económico de la llamada plaza mayor, entonces veamos cuánto es lo que nosotros, esta generación de salvaterrense que nos correspondió vivir el lema municipal de "Salvatierra Mágico" podemos dejar como legado. Hay que ponerle precio, pero la evaluación que hagamos no debe estar dirigida específicamente a lo invertido en materiales de infraestructura, sino en la contribución hecha para lograr generar que quienes pasean por el jardín logren sentir una experiencia estética única, inalcanzable en otro lugar que no sea Salvatierra.
Hay historias de proyectos de remodelación: por ejemplo, un presidente cambió el piso del portal de la Luz por uno de cantera, pero los techos hoy están cayendo en pedazos, de manera amenazantes. Cambió el material del piso donde se colocan los puestos de antojitos mexicanos, de los buñuelos, del pozole, de las gorditas y de las largas de guisado. Y uno observa a esos servidores de alimentos y, simplemente, es evidente que contribuyen a generar una impresión agradable. Y no la generan porque no tienen unidad en los colores de sus ropas, ni en el material de los bancos, mesas, manteles y sillas. Ni en las vajillas y platos desechables. 
La enorme inversión efectuada en la colocación del piso de cantera en el portal no se reflejo en una mejor calidad del servicio de alimentos, es más, no incremento la cantidad de consumidores en las cenas del portal. 
Lo mismo ocurrió con el piso de cantera de los corredores del jardín, los prestadores de los servicios de alimentos  ahí aparecen ante la percepción del visitante, como un elemento que no contribuye a generar una impresión armónica agradable durante el paseo por el paisaje del jardín.
Es verdad que las fachadas de las casonas son un objetivo para el gasto del erario municipal, para pintarlas con colores a tono con la edad de las fachadas y dar una sensación de paisaje urbano agradable. Lo mismo la inversión anunciada para los techos de los portales. Sin embargo, los vecinos se disgustan y simplemente no contribuyen con una parte del costo de la remodelación, además de abrir puertas para nuevos comercios de manera que rompen que lo poco que queda de unidad de la fachada.
De manera responsable, todos debemos hacernos la pregunta sobre nuestra contribución al lucimiento de la plaza mayor: qué ponen los lava coches, qué los vendedores de nieves, de churritos, de pasteles, de tortas, las sexoservidoras, las cafeterias, cenas, agencias de viajes, tiendas naturistas, estudios fotográficos.
Qué ponen los grupos pastorales, los trabajadores de presidencia.
La belleza es una aspiración superior del hombre, es un factor para tomar decisiones importantes en la vida. 
Por ello, un gobierno y una sociedad en camino del desarrollo como Pueblo Mágico, se deben de unir para contribuir siempre en el servicio a los demás, queriendo alcanzar mayores ingresos económicos con trabajo de calidad. Para lograr este acuerdo social, comunitario, de red social, también se ocupa un proyecto y un presupuesto, igual como cuando se gasta en realizar el cableado subterráneo y embellecimiento de fachadas, también,  el alma comunitaria cuesta dinero para restaurarla en su espíritu de creación de arte fugás.

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