Lo conocí una mañana en una cafetería y esa vez platicamos animadamente. Dejó ver desde sus primeras palabras el talento retórico que poseía. Su rostro, moreno y cansado, se congestionó al enfrascarse en la exposición, minuciosa y documentada, de las diversas formas de alcanzar la inmortalidad. Citó casos históricos como los de Carlo Magno, Amstrong, Pedro el Grande, Moctezuma Ilhuicamina.
"Cada uno la consiguió de una manera particular e irrepetible -- me dijo-- la inmortalidad no está sijeta a leyes, cada caso es extrañamente nuevo e individual".
¿Y tú cómo planeas conseguirla? --le dije.
¡Por las Letras! Describiré con estilo impecable el paso de la vida a la muerte. Será una narración verdadera punto por punto, la ficción la eliminaré por banal.
Cobró un aire altanero, se prendió un cigarrillo y miró despreciativo a las lindas muchahas que pasaban. Al ver su actitud, supuse que todas sus ideas, por demás descabelladas, se debían a complejos de aurorepresión ante las muchachas, por concebirse demasiado insignificante.
1 comentario:
Bello, directo a lo humano: la inmortalidad DE LA PALABRA VERDADERA, para llevarte a la vida y a la muerte, placidamente en los deseos de la mujer eternamente amada sin amar debido a complejos de autorepresión por tu supuesta insignificancia en tu amada, que quieres ignorar escondido en la reflexión filosófica de las letras.
Saludos.
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