viernes, 18 de junio de 2010

La identidad cultural une a las generaciones y alienta el optimismo de vivir en Salvatierra.

Mirar al pasado de la historia reciente de Salvatierra es como hacer el recuento de una comedia de errores. El principal recuento que me produce un decaimiento anunciado es la Marquesada. El inventario de errores comienza desde el momento en que un consultor de la Universidad de Guanajuato se presentó en el edificio de la Presidencia Municipal para dar ideas de cómo hacer de Salvatierra un destino turístico, y su principal propuesta fue que estudiaramos cómo lo había logrado San Miguel de Allende. Y vino la preparación de la Marquesada: las barreras para el corredor callejero de los astados, la publicidad, los eventos de la cultura brava, la expo artesanal, los permisos de venta de vino y cerveza, la asociación civil de prestadores de servicios turísticos, los desfiles de bandas de viento, los carteles, los videos digitales, las manolas, la reina de la Marquesada, la corrida de toros y los deportes extremos. Y ahora San Miguel de Allende dice que volverá a realizar la sanmiguelada, y la copia turística de los salvaterrenses quedó en el aire.
Las fiestas patronales de los templos de la ciudad son el referente de nuestro futuro, pues es lo único de lo que estamos seguros que conservaremos y que se volverán a realizar: el Buen Temporal, la fiesta de Urireo, la Virgen del Carmen, la del Rosario, la Navidad, los Reyes Magos y la Candelaria.
La tradición cultural es nuestro más preciado patrimonio, y las fiestas religiosas son un atractivo imperecedero, han estado realizándose en Salvatierra por todas las generaciones y ni siquiera sabemos su origen, significado, sentido cultural y cómo enaltecerlas.
La lección debe ser asimilada, los cuantiosos recursos públicos gastados en la Marquesada están en entredicho, nunca segundas partes fueron buenas.
El Encuentro Internacional de Escritores es otro festival cultural que vive días de decaimiento, su aliento vital apenas si sobrevive. La semana próxima se llevará a cabo más como una reunión de amigos que se juntan para recordar el pasado, que como un festival de poetas, artistas y comunicadores que toman la palabra para asir la belleza con metáforas y sueños.
Los dioses están decaídos en Salvatierra, sólo los héroes del estadio siguen con enérgico paso su travesía africana.
El futuro de la juventud de Salvatierra, su esperanza optimista reside en el valiente acto de comprensión y aceptación del legado cultural que reciben, una cultura que por más de trescientos años ha tenido a la religión como valor principal, como centro de la traza de la ciudad, como acción periódica de recreación.
La ciencia moderna, la sociología, la antropología y la filosofía deben ser los principales instrumentos teóricos para que se aproximen a la identidad de la comunidad que los formo con tradiciones psicológicas y espirituales que en lo esencial no han variado, los salvaterrenses más ilustres en la historia de la ciudad relatan las fiestas patronales como fuente de diversión, regocijo y amenidad en sus vidas.

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