sábado, 12 de febrero de 2022

Los poetas de Salvatierra son la identidad comunitaria

Leer a los poetas de Salvatierra

Ana María de López Tena, J. Luz Ojeda López,

 Federico Escobedo Tinoco 

Inspiración religiosa

por Pascual Zárate Avila


La aventura de la identidad poética

Bajo la premisa de afirmar la existencia de una identidad propia e irrepetible de la ciudad de Salvatierra y considerando el lugar material de expresión a los versos poéticos, he leído la obra poética de Ana María de López Tena, J. Luz Ojeda López y Federico Escobedo Tinoco.
Conseguir los libros publicados por ellos fue una tarea interesante, sobre todo las obras de Federico Escobedo Tinoco. Leer sus poemas teniendo la pregunta sobre la identidad de Salvatierra me produjo un gran asombro percibir intelectualmente las características de identidad, simplemente era el paisaje natural y el pensamiento de la religión católica.
Los temas de los tres poetas son la rivera del río Lerma, el jardín principal, las iglesias, el puente de piedra y la Virgen de la Luz.
La identidad no es una expresión fija, tiene dinamismo y se van agregando nuevas formas de expresar los temas con nueva mentalidad.
Luego de leer las obras me hago la pregunta sobre mi formación personal, sobre la experiencia para apreciar a la ciudad y su gente.

¿Qué permanece en la imaginación por leer a los poetas de Salvatierra?

La principal imagen de la lectura es sobre todo el sobrecogimiento del asombro por conocer otra forma de vivir los mismos lugares comunes. El asombro de conocer las emociones de los poetas por los mismos lugares donde transitamos cotidianamente, con un sentido de vida propio y original en cada uno. 

La  lectura me transmitió las vivencias de nombrar los espacios como los árboles del jardín, el murmullo del río Lerma con sus huertos, las casonas solariegas, las sombras del barandal en el piso del atrio y el sonido de las campanas. La existencia centenaria de los seres propios de la ciudad, permaneciendo en su lugar, fue una emoción sin referente de tiempo, una plenitud de percepción de los objetos al estar unidos con los sentimientos confesados poéticamente por los poetas. 

Al leer a los poetas no sólo percibía lo físico, lo material sino iba junto con ello la vida de quienes los habían palpado, visto y pensado en referencia a un momento de su vida.  Leer la palabras en composición poética es un estremecimiento interior al percibir hablar dentro de nuestra imaginación al poeta frente al mismo espacio físico.

Es ahí donde se localiza la identidad, las palabras propias del habla comunitario frente al lugar físico donde fueron concebidas. Y sucede la identidad, la identificación con la imaginación del otro, una unión poética, una comprensión de estar unido con el otro disipando la soledad.

Lo aprendido con la lectura de los poetas de Salvatierra fue un instante de identificación con sus vivencias al estar en los mismos lugares, sentir que estamos unidos sin tiempo, con el mismo estremecimiento estético, guiados por la belleza donde habitan las palabras del poeta.

Propios y extraños deben leer a los poetas al recorrer Salvatierra

La aventura de leer a los poetas de Salvatierra fue un instante de asombro al percibir en los espacios físicos las palabras de quienes los han nombrado con emoción eterna encerrada en las hojas de los libros.
Un instante de plenitud con la cultura propia, es una vivencia única e irrepetible, una forma de sentir la ciudad con los pensamientos y la emoción de sus habitantes, el poeta es sólo una muestra de la forma de percibir para conocer su espacio vital desde su comprensión de la infancia.
Una aventura del proceso de conocimiento de los habitantes que crecieron percibiendo los espacios y que los poetas nos lo expresan de manera literaria con capacidad estética para conmocionar el instante que se vive al leer el verso.
Les deseo que vivan una aventura del instante poético en Salvatierra. 

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