lunes, 9 de septiembre de 2024

Crónica patrocinada por La Veranda, Joyería Rubí y Cremería Nayeli para conocer las familias emigradas de Salvatierra, Gto.

 Genealogía de Mateo Pérez Otamendi, inmigrante español 

Por Pascual Zárate Avila 



Capilla de la antigua hacienda de Maravatío donde descansan los restos de Mateo Pérez Otamendi. Foto Pascual Zárate A.

Contenido 

 

1.- Mateo Pérez Otamendi 

2. -La Hacienda de Maravatío 

 

1.- Mateo Pérez Otamendi fundador de la zaga

 

Mateo nació en un caserío llamado el Mercadillo en 1829, sede central del municipio de Sopuerta, donde se reunía el consejo municipal de los representantes de los demás caseríos. 

Sopuerta en 1829 era un municipio de 900 habitantes, poseía un valle fértil para la agricultura y cría de ganado vacuno, rodeado de arbolados cerros y con salida al mar; el nombre de Sopuerta quiere decir: “Bajo el puerto”. 

Mateo Pérez Otamendi nació como tercer hijo del matrimonio de Francisco Pérez y Francisca Otamendi, un matrimonio de agricultores. Tuvo, Mateo, dos hermanas y un hermano: Dolores, Eustaquia y Ramón. 

La vida rural de Sopuerta tiene grandes planicies para el juego de los niños, un camino romano empedrado por donde transitar con algarabía, altos edificios de piedra con estilo de fortaleza.    

La población de la provincia de Vizcaya tenía como destino la emigración a Castilla y a América hasta antes de 1860, fecha cuando empezó el auge de la minería en Sopuerta. 

Ramón y Mateo emigraron a México, Dolores se casó en Traslaviña, un caserío municipio de Arcentales a once kilómetros de Sopuerta, un caserío con una población de 200 habitantes en 1834. 

Eustaquia se quedó a vivir en Vasconia, en el municipio de Valle de Carranza, a 28 kilómetros de Sopuerta, bautizando a su primera hija en 1854, con el nombre de Ramona Mónica Manuela. 

Mateo y Ramón estaban destinados a emigrar a América, llegaron en los primeros años de la etapa Independiente de México, cuando aún la inmigración de españoles se realizaba siguiendo las formas tradicionales del virreinato. 

En el virreinato, los españoles mandaban traer a sus parientes o amigos a trabajar en sus haciendas o minas, lo hacían con el propósito de tener trabajadores con conocimientos modernos de producción. 

Mateo viajó a México a los 22 años, lo encontramos en 1856 bautizando a su hija primogénita en Huetamo, Mich., una localidad de tierra caliente, dedicado a la agricultura, la ganadería y la pesca. 

 La mujer de Mateo, quien tenía padre y madre de nacionalidad española: Manuel Tapia y Felipa Ruiz, tuvo por nombre María Faustina Tapia Ruiz, nacida en Huetamo, Michoacán en 1833.  

En Huetamo, Mateo vivió con su hermano Ramón, quien se casó con una prima hermana de su esposa Faustina, de nombre Felipa Ruiz de Chávez. 

Felipa de Chávez y Ramón Pérez Otamendi tuvieron a su primer hijo de nombre Nicolás en 1957, nació en la ciudad de Morelia, Michoacán. 

Huetamo de Núñez, Michoacán, es una localidad de frontera con el estado de Guerrero, cerca del Río Balsas, de clima caluroso donde se dio un gran apogeo en la economía agrícola del sistema de haciendas.  

No se sabe dónde y cuándo inició Mateo su práctica agrícola, tal vez fue en 1852 y en alguna hacienda rica de Huetamo, Mich., como la de Quenchendio, de gran esplendor desde 1726, la cual creo un importante sistema de producción agrícola y ganadera que dominó la economía de Tierra Caliente.  

El hermano de Mateo, Ramón, bautizó a su segunda hija en el Sagrario Metropolitano de la Ciudad de México en 1858, le dio por nombre María Dionisia Ramona Francisca de Jesús Pérez Otamendi Ruiz.   

La capacidad de dominio de las técnicas del cultivo y crianza de ganado vacuno trajeron a Mateo Pérez Otamendi a la esplendorosa hacienda de San Nicolas de los Agustinos en 1859, en la época de la Reforma. 

En el mineral de Real del Espíritu Santo, Tlalpujahua, Michoacán, nació la segunda hija de Mateo, en 1860: a su primera hija la llamó María Agripina y, Susana, a la segunda, a quien bautizó en San Nicolás de los Agustinos. 

La hacienda de San Nicolás de los Agustinos en el periodo histórico de La Reforma, - siglo caracterizado por la ley de la desamortización de los bienes de la iglesia y de las comunidades indígenas decretada en 1859,- se vendió en un valor cinco veces menor.  

La Guerra de Reforma fue ganada por los liberales en diciembre de 1860. La región de Tierra Caliente fue una zona de ideas liberales, por ello Mateo Pérez Otamendi estaba enterado de las oportunidades económicas para la clase de los propietarios en San Nicolás de los Agustino, donde los padres agustinos venderían su valiosa hacienda. 

La situación de inestabilidad en México atrajo a poca población del extranjero, los españoles atrevidos a establecerse en México eran pocos, quienes tendían a reunirse radicando en localidades propicias. 

La región de Bajío fue simpatizante de la migración española durante el convulso periodo de las invasiones y guerras internas del siglo XIX.  

Salvatierra tuvo, en el siglo XIX, una comunidad de residentes extranjeros grande, debido a la instalación de fábricas textiles, la compra de las haciendas propiedad del clero y el auge del comercio en la ciudad. 

Durante el siglo XIX la región del Bajío vivió un intenso clima de cambios de dueños de las haciendas expropiadas al clero, como lo fueron: San José del Carmen, Santo Tomás, Maravatío y San Nicolás de los Agustinos, estás dos últimas propiedades de Luis Lambarri contemporáneo y amigo de Mateo P. Otamendi. 

En este clima de ventas o arriendo de haciendas hechas de manera completa o fraccionada, se desarrolló Mateo Pérez Otamendi trabajando en las haciendas del Valle de Huatzindeo: en San Nicolás de los Agustinos y Maravatío 

Ramón Pérez Otamendi vivía en la ciudad de México en 1862, cuando bautizó a su hija María de Jesús Francisca P. Otamendi Ruiz de Chávez; Ramón tuvo además a sus hijos Andrés en 1865, Francisco en 1866 y a Nicolás en 1857. 

Ramón P. Otamendi y Felipa Ruiz de Chávez tuvieron una muerte prematura. 

Podemos suponer la posibilidad de haberse hecho cargo Mateo de sus sobrinos huérfanos, llevándolos a San Nicolás de los Agustinos, aproximadamente en 1873. 

Mes y medio después de la boda, de Mateo con Faustina en San Nicolás de los Agustinos, nació su tercera hija María Maura Belinda de Jesús Otamendi Tapia, el 26 de noviembre de 1863, pero murió prematuramente a los 16 años. 

Durante el agitado periodo de la Intervención Francesa, de 1863 a 1867, Mateo debió dedicarse a cuidar sus intereses a causa de la declarada simpatía de la ciudad de Salvatierra por el Segundo Imperio Mexicano, y él peligraba por los decretos de castigos del gobierno de Juárez hacia los traidores colaboracionistas. 

 En ese ambiente de guerra, Mateo y Faustina tuvieron, en la hacienda de San Nicolás de los Agustinos, el bautizo de su cuarta hija, en febrero de 1867: Idelfonsa Reynalda Felipa Otamendi Tapia. 

Luego de cuatro hijas, Mateo tuvo a su único hijo varón en 1869, de nombre José Mateo Francisco de Jesús Otamendi Tapia, en cuyo bautizo fue madrina Angela Lambarri, perteneciente a la familia propietaria de la hacienda de San Nicolás de los Agustinos. 

Para 1878 Ramón Pérez Otamendi y Felipa Ruiz de Chávez habían fallecido, ellos eran los progenitores de Nicolás Pérez Otamendi Ruiz de Chávez, originario de Morelia, Michoacán, quien solicitó licencia eclesiástica para desposar a su prima segunda María Agripina Otamendi Tapia, con quien se casó el 5 de marzo de 1878 en Salvatierra.  

La desgracia llegó a la familia Otamendi Tapia con el fallecimiento de mamá Faustina, quien murió el 4 de enero de 1881, siendo sepultada en los muros del antiguo convento del Carmen de Salvatierra, Gto. 

Al siguiente mes de la defunción de Faustina, nació el primer nieto de Mateo; Nicolás y Agripina tuvieron a su primogénita el 13 de febrero de 1881, Ma. Dolores Felipa Benigna Catalina, quien nació en Salvatierra. 

Cuando quedó viudo Mateo, sus trabajadores de la hacienda de Maravatío, le arrimaron a María Bernabé García Guzmán de 17 años, nacida en 18 de junio de 1864; así eran de obsequiosos con el patrón los peones y capataces, lo complacían para no verlo decaído.  

Con su juvenil pareja Mateo tuvo una hija en 1882, cuando María Bernabé estaba a un mes de cumplir diez y ocho años y Mateo tenía 53 años y un año y medio de viudez.  

La primera hija de Mateo con su segunda pareja se llamó María Jovita Enedina Otamendi García, y nació en la hacienda de Maravatío; probablemente la hacienda estaba arrendada por Mateo. 

La ciudad de Salvatierra tuvo un gran auge en el periodo de gobierno de Porfirio Díaz, llegó el ferrocarril en 1882; y le dio impulso a la comercialización de las telas de la industria textil y a los granos de las haciendas. 

Algunos autores afirman como parte de las propiedades de Luis Lambarri la hacienda de San Nicolás de los Agustinos y de Maravatío; Lambarri fue vendiendo tierras y haciendas y en 1901 terminó. 

La década de 1980 fue una década de prosperidad para las haciendas de Salvatierra. 

Mateo P. Otamendi, en 1887 formó parte como administrador de la sociedad para el cultivo y la explotación de la hacienda de Maravatío denominada:Otamendi Hermanos”, una propiedad proindivisa de sus sobrinos los hermanos Pérez Otamendi Ruiz de Chávez: Nicolás, Josefa, Jesús María, Andrés y Francisco.   

Según una historia oral atribuida a Elena Olace Otamendi, su abuelo Nicolás Ruiz de Chávez, originario de Huetamo de Núñez, compró la hacienda para sus nietos.  

También, en 1887 nació la segunda hija de Mateo con María Bernabé, su segunda pareja; el alumbramiento de la niña fue en la casa grande de la hacienda de Maravatío, a quien puso por nombre Ma. Felisa Maura Vicenta Otamendi García. 

Otro sobrino de Mateo, huérfano de padre y madre, Andrés Otamendi Ruiz de Chávez tuvo en 1888, su primer hijo con María Luisa Francisca Capetillo Branchardi, originaria de San Nicolás de los Agustinos. 

 Fue su primer sobrino nieto, a quien pusieron por nombre Manuel Otamendi Capetillo, nacido en Salvatierra, Gto., y presentado en el registro civil por el hermano de Andrés, Nicolas Pérez Otamendi Ruiz de Chávez esposo de su hija Agripina. 

Siguiendo las costumbres convencionales Mateo P. Otamendi emparentó, mediante el matrimonio de su hija, con el licenciado y dueño de la hacienda de San Juan Cacalote de Tarimoro, Francisco X. Guisa Sotomayor, viudo de Soledad Izazaga 

 La boda civil se realizó en Salvatierra, en la casa de Susana Otamendi, quien fue la contrayente con Patricio Guisa Izazaga, el 9 de febrero de 1888 y la pareja, al año siguiente, el 7 de febrero, tuvieron el nacimiento de su hijo Francisco de Sales. 

La temporada de celebraciones continúo con la boda del único hijo varón de Mateo, José Mateo Francisco de Jesús Otamendi Tapia, quien se unió en matrimonio con María Ester Guadalupe de Jesús Romero Hernández, -originaria de Mineral de la Luz de San Luis de la Paz, Gto. - el dos de agosto de 1889 en la parroquia de Salvatierra.  

También el 10 de junio de 1890 nació la primera hija del segundo matrimonio efectuado entre primos segundos, María Concepción Otamendi Otamendi, cuyos padres fueron Francisco Pérez Otamendi Ruiz de Chávez y María Agripina Otamendi Tapia, hijos de Ramón y Mateo Pérez Otamendi. 

Al año siguiente, Mateo apadrinó a la hija menor de su difunto hermano Ramón, realizando la boda de su sobrina Jesús María P. Otamendi Ruiz de Chávez, quien se casó en agosto de 1890, en Salvatierra, con José Isidro Olace Heredia, originario de Huetamo de Núñez, Michoacán. 

Medio año después de la boda, en enero de 1891, sucedió el deceso de Mateo Pérez Otamendi, dejando en la orfandad a sus hijas menores: a Jovita de ocho años y a Maura de tres años. 

Del fallecimiento de Mateo conocemos la información referida por Miguel Olace, un español originario de Navarra de 65 años, quien proporcionó ante el juez, los datos de Mateo Pérez Otamendi sobre su defunción acaecida el 21 de enero de 1891, en Salvatierra, Gto. 

Miguel Olace refirió que el deceso de Mateo fue por causa de la tuberculosis, habiendo hecho su disposición testamentaria, falleciendo a la una y cuarenta minutos, a la edad de 63 años, viudo y originario de Sopuerta provincia de Vizcaya en España. Hijo legítimo de Francisco Pérez y María Francisca Otamendi. 

El juez concedió permiso para trasladar el cuerpo a la hacienda de Maravatío para ser inhumado en el Oratorio de la hacienda, por lo cual se libró oficio para el juez civil de Santiago Maravatío. 

Firmaron como testigos Isidro Olace, casado, propietario y Manuel Capetillo, viudo, labrador, trabajador de la hacienda de Maravatío.  


Registro civil de la defunción de Mateo Pérez Otamendi

2. -La Hacienda de Maravatío 


La hacienda fue fundada gracias a una capellanía otorgada a la orden de los Carmelitas Descalzos de Salvatierra en 1665, recibiendo el nombre de Hacienda de San Elías de Maravatío 

Poco antes del proceso de la Ley de la Desamortización de los Bienes del Clero, la orden de los Carmelitas Descalzos de la Provincia de San Alberto vendieron la hacienda de San Elías de Maravatío a Manuel Valdovinos. 

La hacienda de Maravatío comprendió en 1856, según las fuentes de testimonios de compraventa, una extensión que abarcaba las comunidades de El Encinal, Estancia del Carmen de Maravatío, La Lagunilla del Carmen, la Huerta del Carmen y La Virgen en el municipio de Salvatierra; y las comunidades de Hermosillo, Santa Rita y Santa Teresa del municipio de Santiago Maravatío.   

La hacienda tenía una presa, un inmenso troje y un molino. Su edificio era un conjunto de grandes patios, comedor, cocina, habitaciones, corrales, pozo, oratorio, y una puerta fortificada con torreones defensivos, los cuales también estaban en las esquinas de los muros exteriores. 

Mateo P. Otamendi falleció el 21 de enero de 1891, y veinte días después, el 10 de febrero de 1891, los hermanos Otamendi Tapia también sufrieron la pérdida de su hermana Susana, esposa de Patricio Guisa y madre de Francisco de Sales, a quien dejó en la orfandad a la edad de dos años. 

Patricio Guisa llevó el 17 de febrero de 1891, ante el juez del registro civil, el testimonio testamentario de Susana Otamendi Tapia para su legalización.  

El acta del registro civil dice lo siguiente: “el testamento que ante mí otorgó Susana O. de Guisa, de treinta y un años -31- de edad, casada, originaria y vecina de esta ciudad, el día dos -2- del corriente y que está otorgando bajo las declaraciones siguientes: primera- 1a, que es católica, apostólica, romana y sus funerales los arreglará su albacea como guste; segundo-2o, que es casada con el ciudadano Patricio Guisa y en ese matrimonio hubo varios hijos, de los cuales solo vive Francisco, menor de edad, a quien reconoce; tercero- 3o, que ninguno de los cónyuges introdujo bienes al matrimonio, ni hay ganancias; cuarto- 4o, que sus bienes consisten en los derechos a los de su padre, señor Mateo P. Otamendi; quinto- 5o, que nombra heredero a su hijo y albacea a su esposo, a quien prorroga el término para que concluya su testamentaria...”  

Patricio Guisa declaró tener su domicilio en la calle de Educación # 7, la cual actualmente tiene el nombre de Francisco Madero, y el antiguo inmueble corresponde a las casas ubicadas frente al jardín de niños “Cuauhtémoc”. 

En el mes de junio de 1891 los miembros de la “Sociedad Hermanos Otamendi, quienes ante el deceso de Mateo P. Otamendi se reunieron para nombrar a Francisco Pérez Otamendi Ruiz de Chávez como nuevo administrador gerente del cultivo y explotación de la hacienda de Maravatío. 


Bibliografía

Consulta en el Archivo Histórico Municipal de Salvatierra, Gto.

Registro Público de la Propiedad en Salvatierra, Gto.

Portal de Internet con documentos parroquiales y civiles Family Search.

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