sábado, 2 de agosto de 2008

Escobedo, Guisa y Ojeda bajo la "Rerum Novarum" en Salvatierra.

San Ignacio de Loyola,
Nació en el año de 1491 en Loyola, España y, murió, en el año de 1556 en Roma.

La educación como principal camino para la evangelización

La pintura mural, del retrato de san Ignacio de Loyola, que está en el lateral posterior del Santuario de Nuestra Madre Santísima de la Luz en Salvatierra, Guanajuato, nos muestra, al santo, vestido con su sotana clerical negra, tiene en la faja de la cintura, prensado, un rosario de madera, prueba de su veneración, e identificación, con la Virgen María. En la mano izquierda, coge un libro café, que significa su misión educativa, como orden religiosa, tiene en la mano, también, las puntas de su capa. La mano derecha, está levantada en actitud de realizar una bendición. La expresión, del rostro de san Ignacio, es de una imperceptible felicidad, una mirada plena de satisfacción y, hay un enunciado en latín, que dice: “Para la mayor gloria de Dios”, y en el pecho tiene escritas, con letras góticas, IUS. En la pintura, san Ignacio, camina por la ciudad, llevando una aura, que ilumina su cabeza y rostro, significando el compromiso con las ciencias del espíritu. En la parte escenográfica, se dibujan las casas de doble piso, figurando las fachadas que identifican a las grandes urbes.

Las imágenes pictóricas como didáctica de la fe


Las actividades de la Compañía de Jesús, centradas en la educación y en los ejercicios espirituales, colocan a la iconografía de la Virgen María, como un punto de reflexión permanente, analizando los cuadros, imaginativamente, sobre las aflicciones de María al pie de la crucifixión de Jesús, la encarnación del Verbo durante la anunciación, la obediencia de María para concebir al Salvador, y la aparición de Jesucristo resucitado a la Virgen María,
Que, según san Ignacio, era para darle el mayor gozo que le pudo dar a su Madre, por los dolores surfridos al acompañarlo, en el Vía Crucis y en el Monte Calvario. San Ignacio, reflexiona la manera de unirse a la alegría de la Virgen María, y tomarla como intercesora, mediante el rosario, ante Dios.


La inteligencia, y el dominio de la lengua, el mayor bien de san Igancio de Loyola para Salvatierra


La imitación de Cristo, adoptada por los miembros de la Compañía de Jesús, los coloca en una posición revolucionaria, debido a su solidaridad con los pobres y oprimidos del mundo. La influencia de los jesuitas americanos en Salvatierra, esta dada por la creación de la Acción Católica de la Juventud Mexicana, fundada por ellos, a principio del siglo XX.
Los trabajos más importantes, para la formación de la identidad mexicana, son sus estudios sobre la cultura de los indígenas mexicanos en el siglo (dieciocho), XVIII, particularmente, el libro: “Rusticatio Mejicana” , escrito en latín, por Rafael Landivar, cuya obra es un estudio sobre la geografía americana, y la demostración de la natural inteligencia de los indígenas. Este canto, compuesto en exámetros latinos, fue traducido íntegro en verso, y publicado por Federico Escobedo en 1925. Escobedo estudió con los jesuitas en Saltillo, Coahuila, hasta 1899. La influencia de los jesuitas en la filosofía social, esta representada por la educación, que siempre han impartido promoviendo los derechos civiles, y políticos. En la ciudad, se sintió la lucha por la libertad religiosa, a través de la ACJM, de la que fue presidente, en Salvatierra, José Luz Ojeda en la década de los veintes, y por la influencia de alumnos de sus universidades, como el caso de Jesús Guisa y Azevedo, quien estudió el doctorado en Filosofía en Lovaina, Bélgica, la universidad jesuita más importante de esa orden, de 1920 a 1924. El doctor Guisa, se caracterizó por su permanente lucha a favor de la libertad religiosa, y por demandar la participación ciudadana de todos, incluidas las personas de estado religioso.
La tarea educadora de los jesuitas, se reflejó en la formación, de círculos de estudio obreros, para analizar la realidad social, y promover la interpretación católica de los fenómenos políticos, como fue el caso, en Salvatierra, en la década de los años cuarentas: los empresarios, de origen vasco, y los integrantes del sindicato de la fábrica textil, La Reforma, en su centro de trabajo promovieron la aplicación de las ideas sociales, las inspiradas en la encíclica "Rerum Novarum", organizando, para los obreros y sus familias: cajas de ahorro, campos deportivos, centros sociales, y una escuela primaria técnica, con didácticas de vanguardia pedagógica. Los jesuitas influyeron, en los obreros textiles, para la comprensión de un organismo sindical con participación humanista, todas las esferas de la vida cívica y política municipal, logrando que se expresaran, dentro de un contextos de autoritarismo, opresión, pobreza y marginación ciudadana.
(Fragmento del libro "Santuario de Nuestra Madre Santísima de la Luz", de Pascual Zárate Avila)

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