miércoles, 6 de agosto de 2008

El primer paso, la fe; en la ciencia de la cruz.

La anunciación a la Virgen María.

En el costado derecho, en el retablo mayor del Santuario de Nuestra Madre Santísima de la Luz, la Virgen María se encuentra representada en el momento de mayor misterio para la teología católica, la Encarnación de Jesús. Hay dos elementos importantes que están indicados en la pintura mural, que son de gran trascendencia para la forma como se comprende el misterio de la Anunciación, en la asamblea católica de Salvatierra, Gto. Un elemento, claramente dibujado, es el lugar donde ocurre la Anunciación del Señor, que es la vivienda de una familia humilde en lo social y en lo económico. María, es una muchacha común en lo político, no es hija de príncipes, ni dignatarios judíos. María, representa la esperanza de la humanidad, que esta centrada en la persona humana como tal, en sus cualidades espirituales e intenciones, de aspirar a la perfección de vida. Este primer elemento definirá la preferencia por lo pobres como una cualidad de la religión cristiana.
El segundo elemento, que tiene una importancia capital, es el trato de persona libre, independiente y autónoma, que le da el Señor a María. Le pide su consentimiento, la interroga por su voluntad sobre su propuesta de hacer de ella Madre de su Hijo. Esta relación de interrogación, nos indica el lugar de igualdad, que en su origen, se le da a la mujer como parte del hombre nuevo, el que ya tiene la posibilidad de salvarse. Dios la interroga, le pide su consentimiento, y espera que ella conteste, asumiendo la responsabilidad, de que su respuesta tiene eternas consecuencias para la vida de la humanidad, tanto por la respuesta positiva, como por si hubiera sido negativa. Ante Dios, ella, la pretendida como mujer Madre de su hijo, es una persona libre, plena del derecho de decir no. Aquí se encuentra el sentido del derecho de elección, propia de la dignidad de la persona. La persona requiere hacer las cosas comprendiéndolas y, María, le pregunta al arcángel Gabriel: ¿y cómo se hará, pues no conozco varón?, la respuesta que recibe, le es suficiente, la cual, es muestra de amistad a la mujer por Dios. A María, se le dice, que el Espíritu Santo vendrá a ella y el Señor la cubrirá con su sombra. La Encarnación sucede, simultáneamente, a la expresión de consentimiento de la Virgen María.
En la pintura mural esta representado el momento, en el que el Espíritu Santo, una paloma blanca volando verticalmente sobre la cabeza del retrato de María, y desprendiendo un haz de luz en su nuca, lleva a cabo la Encarnación de Jesús. En la parte donde se dibujó el techo de la humilde vivienda, esta pintado un hombre sentado, entre nubes, con una túnica roja, con cabello y barba abundantemente blanca, que podemos comprender como símbolo de la sabiduría. La figura representa al Señor, teniendo un mundo rematado por la Cruz, que prefigura la misión mística que deberá obedecer su hijo Jesús, hecho hombre. El arcángel Gabriel, es una persona con vestido blanco que lleva abundante cabellera rizada, y un bastón enflorecido con pétalos blancos en la mano derecha, señal de pureza para que María elija a José, como su esposo.
Una de las partes interesantes de la pintura, es que la Virgen María se encuentra de rodillas, tiene un leve gesto de sorpresa, y su mirada de interrogación, hace notar que siente la presencia del Espíritu Santo en ella, es decir, ella percibe, en su cuerpo, el inicio de la gestación de Jesús. Sus párpados se abren de manera amplia, descubriendo unos ojos con enormes pupilas de color café. Las mejillas inflamadas dan la sensación de estar atónita, sin perder la modestia al recibir la mayor de las gracias, que en la hiistoria de la salvación le fuera propuesto a mujer alguna: ¡Ser Madre de la Cruz!.
Con esta pintura mural, se inicia el despliegue de los símbolos explicativos de la ciencia de la cruz, que en la primera etapa, comienza con la fe de María en Dios; en la segunda etapa, narra la pasión de Cristo y de María, en el Vía Crucis y el Monte Calvario; en la tercera etapa, concluye, mediante otro mural en el costado derecho, con la victoria, en el juicio, de la Virgen María.
Hay que hacer notar que el apostolado de la enseñanza del Evangelio en América recayó, exclusivamente, sobre frailes varones. El empleo pedagógico de la imagen de la mujer se debió a que, entre los indígenas, la mujer era muy respetada por su autoridad moral.
Por otra parte, el Concilio de Trento, dictaminó la glorificación de María en el catecismo, el Concilio mexicano, asumió ese mandato y, en Salvatierra, la Orden de los Carmelitas Descalzos influyó, con su prédica mariana, para que, --cuando la estatuilla de maíz fue reencontrada, en el cuarto de tiliches de la hacienda de San Buenaventura--, al capitan Tamayo y al Fraile franciscano, que la hallaron en 1664, sintieran que estaban ante un deslumbramiento de intensa luz, ante una imagen que, verdaderamente, había sido la causa de misteriosas luces la noche anterior, presintiendo, con ello, el lugar central que habría de tener, en la evangelización de los indígenas del Valle de Guatzindeo, dando auxilo a las ordenes religiosas: a las agustinas, franciscanas, carmelitas, capuchinas y diocesanas, en el deber real, de la noble y leal ciudad de San Andrés de Salvatierra, de catequizar a la población nativa.

(Pintura de Pedro Cruz, fragmento del libro "Santuario de Nuestra Madre Santísima de la Luz", de Pascual Zárate Avila)

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