miércoles, 6 de agosto de 2008

Juicio perfecto para la misión de la Virgen de la Luz.

El triunfo de la Virgen María.

En el costado izquierdo del altar mayor, está la pintura mural, con la que representa el momento glorioso de la Virgen María, y de toda la causa de la Redención. En el cielo, lugar donde se le representará siempre a la Virgen María, se encuentra acompañada con los retratos del Espíritu Santo, representado por una paloma blanca; del Señor, con una túnica roja de blanca cabellera y abundante barba; así como, la persona apacible de Jesús, quienes, entre todos, sostienen una corona, que esta a punto de ser colocada en la cabeza de la Virgen.
En la escena, vemos que la Virgen María tiene en sus pies, tres rosas, que se deslizan hacia abajo; una de ellas, esta casi de caída de las nubes. Las rosas son el símbolo de amor y de conocimiento, que en la Virgen María esta dirigido a la pasión de Cristo. La roja, simboliza el amor a la cruz y, las blancas, a la pureza y a Dios. Estas rosas aparecen como expresión de la unión mística con Dios e, indican, que María intercede para ser la mediación del pueblo católico con Dios, buscando lograr la unión eterna, mediante la transfiguración del alma al fundirse con Dios.
El amor y el conocimiento místico, simbolizados por las rosas, son gracias que ella lleva a cabo, departiendo entre sus hijos, para su beneficio espiritual, resaltando el saber espiritual que ella tuvo para formar a Cristo, como hombre perfecto. Tiene posada su mirada, tiernamente, sobre la ciudad de Salvatierra, con un gesto de ofrecimiento amoroso, de intercesión para con todos los habitantes. En relación de la proximidad a la ciudad de la Virgen María, en el retrato, y que las nubes tengan una abertura, significa que ella es la puerta del cielo, quien lo abrió con su asentimiento a la propuesta de Dios, de ser la Madre de Jesús. Salvatierra, esta dibujada como un paisaje amplio con el templo del santuario, que ya luce sus dos torres neoclásicas, un caserío abundante y, en el horizonte, se haya el cerro del Culiacán, con un azul intenso. El significado que interpretamos es la aspiración del salvaterrense, que quiere alzarse como las dos torres del santuario, que tocan la frente del gigante del Culiacan, para besar el cielo, con la protección y guia de la Virgen de la Luz.
Este cuadro es la representación de la asunción de María al cielo, y es una figuración de la realización de la utopía católica. Es el lugar que se le da a la Virgen María, su existencia en el cielo, como siendo la que conduce a las almas, por el camino ha Dios. Salvatierra, es señalada como población protegida con su manto.
Se cumple la utopía, en el sentido de que ella resucitó a la vida, y se unió a Dios, antes del juicio final, pues, permaneció sin pecado original, permanentemente virgen, pura e inmaculada. Ella es la esperanza, ella es el ejemplo de lo prometido por Dios, murió y vivió conforme a lo prometido a sus hijos en la Tierra. Que es ir al cielo, como premio a la vida siguiendo su palabra y, recibiendo la gracia de Jesús, para orientar la vida hacia la salvación del alma. Por ello, la Virgen María se eleva al cielo y esta cerca de Dios, siente a Dios en su Trinidad, es hija de Dios Padre, madre de Dios Hijo y esposa de Dios Espíritu Santo. Este privilegio le otorga un papel decisivo, en la historia de la salvación de la humanidad. Ella se une a Jesús, en su misión salvífica y es, también, estrella que irradia luz en forma de gracia de conocimiento, que orienta hacia el amor de Dios, y hacia la salvación del alma, por ello ella es llamada con advocaciones, como: auxiliadora, misericordiosa, por que es colaboradora en la tarea de salvar a los hijos de Dios, y en darles la esperanza de su vida eterna.
El rostro de la Virgen María en la pintura, es un rostro de completa santidad, de satisfacción plena por su realización espiritual. Este logro humano es, entonces, dado a la mujer, ella es la primera en santidad, después de Dios. La mujer, que sigue a la Virgen María, es considerada como una persona que triunfa mediante las virtudes morales, propias de la vida de la Virgen María: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Los méritos, de la vida de la Virgen María, están sintetizados en la recta intención de todas sus actuaciones. Esto es gozosamente comprendido en la cultura de los salvaterrenses, que la aprecian con profundo respeto, y lo manifiestan con la veneración de la Virgen María en sus diferentes advocaciones: del Rosario, del Carmen, de Los Dolores, de la Infantita, de Fátima y de la Luz; siendo la advocacuón de la Luz, considerada, como la reina de todas las advocaciones.
Así, Salvatierra, se señala como población protegida con su manto, y la corona es premio a su triunfo en la evangelización y amor a la Cruz, que vive la ciudad.
(Pintura de Pedro Cruz, realizada por encargo del cura Ruperto Mendoza. Fragmento del libro "Santuario de Nuestra Madre Santísima de la Luz", de Pascual Zárate Avila)

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