viernes, 10 de octubre de 2008

Los juegos americanos, la doma de caballos.

Mas, si de ardores lleno. ,
pretende el boyerizo señalado
en notorio vigor, de duro freno
con áspero bocado
domar la fuerza del corcel; al punto. ,
del equino conjunto
un potro sólo habiendo separado. ,
mételo con cuidado
de cercos en las rígidas prisiones. ,
vecinas de la casa a las mansiones. ,
doliéndose de suerte tan acerba. ,
con agudos relinchos, la caterva
de los demás indómitos bridones.

Entonces el boyero. ,
con diestra mano y poderoso brazo. ,
por el aire ligero
-círculos describiendo- arroja un lazo.
y cuando este desciende. ,
con él al bruto generoso prende. ,
y firme lo asegura. ,
y lo sujeta con hercúleo modo. ,
apoyado en la dura
presión, que ejerce, con el cuerpo todo.

En tanto que, juntándose al boyero
la juventud florida,
ata con nuevos lazos, decidida,
al potro que resístese altanero
a soportar la brida. ,
y que amenaza de su rictus fiero
con rábida mordida. ,
y con terribles coces
de las patas pujantes y veloces. ,
y al que, despecho de furor siniestro
con que airado bravea. ,
con nudoso cabestro
la juventud el cuello le rodea.




Después, al ancho lomo (el que, con creces. ,
cuidó la turba fuese engalanado
con brillantes jaeces)
sube mozo esforzado. ,
y ya que en el corcel está montado. ,
dejando la clausura
de los corrales, sale con holgura
a correr por el campo dilatado.

Mas el caballo, lleno de bravura. ,
enarcando su lomo, lo agiganta. ,
y las manos levanta. ,
manteniendolas firmes en la altura. ,
o, mudando de intento. ,
agacha la cerviz y, con presura. ,
va disparando coces por el viento. ,
y trata de arrojar del enarcado
lomo, al que en él cabalda confiado.

Empero, el domador, con gran aplomo. ,
las fuerzas desplegando de un atleta. ,
con las rodillas válidas el lomo
del corcel fogosísimo sujeta. ,
y erguido y muy ufano. ,
va llevando las riendas en la mano. ,
con las que ya los ímpetus modera
del bruto que se explaya. ,
y lo obliga a que vaya
formando, en torno, caprichosa esfera. ,
y de talones con tundir frecuente
más su curso acelera. ,
y contiene su rápida carrera
en mitad de la vega floreciente. ,
hasta que ya rendido
por aqueste ejercicio repetido
de resistencia tanta. ,
que, a costa de sudores, ha aprendido. ,
por el campo florido
discurre ya con sosegada planta.
Poema de Federico Escobedo en las "Georgicas Mexicanas".

No hay comentarios: