jueves, 24 de diciembre de 2009

La globalización de la ciudad de Salvatierra


Llegó la globalización a la ciudad de Salvatierra. Una característica de las urbes globalizadas es la instalación de enclaves comerciales en sus espacios periféricos. Esto quiere decir que la ciudad actual pierde la centralidad de sus actividades de servicios. Así tenemos que hoy asistimos a la pérdida de centralidad del área del mercado Hidalgo. Ya no será la explanada del Carmen, las calles de Juárez y Ocampo y la plazuela Hidalgo el lugar de la conglomeración de habitantes demandando servicios comerciales. Ahora serán un punto alternativo de proveedurías compitiendo con dos enclaves comerciales: Aurrerá y Soriana.

No aumentará la demanda de consumidores, sólo se diversificará la oferta. Una competencia desigual, pues los enclaves comerciales globalizados tienen una oferta actualizada de productos internacionales, mercadotecnia atractiva, calidad del servicio en las ventas de piso y comodidad de acceso a los clientes.

Los estanquillos tradicionales del mercado Hidalgo están en desventaja en cuanto precios y diversidad de productos ofertados. Simplemente asistiremos a su derrumbe financiero por su baja rentabilidad.

Pero la perdida de la centralidad de la ciudad está acompañada del fenómeno de los puestos de trabajo, los cuales requieren de una mayor calificación en cuanto a competencias ciudadanas y tecnológicas. Llegarán a ocupar los nuevos puestos empleados reclutados de entre el personal calificado seleccionado de las cadenas comerciales existentes en otras ciudades del país.

Lo mismo que está ocurriendo como visión para la contratación de puestos ocupacionales en la propia presidencia municipal, la contratación de personal calificado proveniente de otras ciudades. El valor de la competitividad tecnológica y de gestión administrativa prevalece sobre el valor del capital social, la indosincracia y la identidad local, que eran los criterios de contratación del personal directivo de la administración municipal en los gobiernos anteriores.

Esta situación refuerza la urgencia de mejorar los procesos de aprendizaje y pedagogías educativas en las instituciones de la ciudad. La juventud salvaterrense está perdiendo la expectativa de contratarse en un empleo apenas suficientemente remunerado en su propia ciudad, debido a su baja calificación competitiva. Incluyendo a los egresados del nivel superior tanto universitarios, magisteriales como tecnológicos.

¿Qué debemos hacer? Iniciar con una organización social orientada a mejorar la calidad de los servicios comerciales y profesionales de los habitantes de la localidad. Realizar innovaciones en las estrategias de educación de valores ciudadanos, empleo intensivo de las nuevas tecnologías de la información y construir un liderazgo municipal atento a las oportunidades de impulso a iniciativas novedosas, rentables y de alto impacto social.

Si el personal de nuevo ingreso en la presidencia municipal actual, proveniente de otras latitudes, tiene esas cualidades de promoción y transferencia de habilidades y competencias hacia la población, se estará en la ruta correcta del desarrollo humano de Salvatierra.

Sin embargo, las áreas estratégicas del desarrollo humano están ocupadas por personal tradicional: desarrollo económico, coordinación de educación, coordinación de salud, secretaría del ayuntamiento, desarrollo social, acceso a la información y sólo seguridad pública cuenta con personal ajeno a la ciudad.

Las tranformaciones en la ciudad y el municipio están sucediendose a pasos rapidísimos y las dependencias estratégicas están, por lo menos, mudas si hacemos un inventario de lo no informado por los titulares de las dependencias municipales: no hay plan para el comercio ante la prospectiva de los efectos acaparadores del consumo de los dos centros comerciales globalizados; no hay plan para la actualización del seguro popular ante la novedad de la afiliación individualizada; no hay plan para crear espacios de reflexión ciudadana sobre sus problemas de participación pública; no hay plan para disminuir la deserción y bajo aprovechamiento escolar; no hay plan para facilitar la información de las acciones municipales mediante la cultura de la transparencia; no hay plan para atraer recursos que disminuyan la pobreza extrema, tanto de capacidades como patrimonial, sólo hay plan para seguridad pública por ser razón de Estado en esta coyuntura política de fragilidad nacional.

Ante la ausencia de políticas públicas municipales actualizadas, la prospectiva resultante de seguir haciendo las cosas de la misma manera es que se dará la inminente disminución de los habitantes del municipio, la bancarrota del pequeño comercio, la caida en el índice internacional del desarrollo humano municipal, la acentuación de la desintegración familiar en las familias rurales y el acaparamiento de los nuevos puestos de trabajo por población externa, con la perdida de la identidad local en las pautas de conducta social.

Una crisis de modernidad invade al muncipio, que de no construir esperanzas sociales plausibles, creíbles en cuanto a que sean de real beneficio para la población local, se incrementarán los suicidios, las enfermedades sicosomáticas entre la población joven y se convertirán en un segmento de la población receptiva para ser reclutados por los carteles que hoy atosigan al país.

Hoy, estas esperadas respuestas no están en la vida pública del municipio de Salvatierra.

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