domingo, 4 de julio de 2010

Estatuilla y pintura mural del Niño de Praga en Salvatierra, Gto.

En el convento de San Ángelo Mártir de Salvatierra esta el oratorio del Niño de Praga, del cual tenemos la fotografía de su estatuilla. Es una bella escultura vestida con una túnica blanca y un manto finamente bordados con hilo de oro. Tiene su corona, la mano derecha en posición de bendecir y en la izquierda un mundo azul con una cruz. Al fonto aparece el escudo de la Orden de los Carmelitas Descalzos, quienes son los principales promotores de su devoción, presentando su culto como una forma de apreciar la vulnerabilidad de los niños ante una sociedad cada vez más interesada en valores económicos.

En una de la pechinas de la cúpula octogonal del oratorio del Niño de Praga, esta la pintura donde el padre carmelita, fray Cirilo, lo recibe con los brazos abiertos, figurando el pintor religioso, la visión imaginaria de que es la mismísima Virgen María quien le entregara el Niño Jesús.
(A continuación vamos a describir un relató de cómo surgió la devoción del Niño de Praga tomándolo de un sitio web).

"La particular devoción al Santo Niño de Praga comenzó a principios del siglo XVII. La Princesa Polyxenia de Lobkowitz recibió, como regalo de su madre en su matrimonio, una hermosa estatua del Divino Niño procedente de España. La estatua era de cera, de 48cm. El Niño Jesús está de pie, con la mano derecha levantada, en actitud de bendecir, mientras con la izquierda sostiene un globo dorado que representa la tierra. Su rostro es tierno y gracioso.
Después de la muerte de su esposo, la princesa se dedicó a las obras de caridad. Los religiosos de la orden carmelita en Praga, fueron particularmente favorecidos por la generosa asistencia de la princesa.
En el año 1628 estalló la guerra en Praga y el monasterio de los monjes fue reducido al extremo de la pobreza. En aquellos días, la Princesa Polyxenia se presentó a la puerta del monasterio con su estatua y dijo así:
"Aquí les traigo el objeto de mi mayor aprecio en este mundo. Honrad y respetad al Niño Jesús y nunca os faltará lo necesario".
La hermosa estatua fue colocada en el oratorio del convento. Su túnica y el manto habían sido arreglados por la misma princesa. Muy pronto sus palabras resultaron proféticas. Mientras los religiosos mantuvieron la devoción al Divino Infante de Praga, gozaron de la prosperidad.
En 1631 el ejército de Sajonia entró en Praga y los Padres Carmelitas se trasladaron a Munich sin llevarse la estatua la que terminó arrojada a los escombros por manos de los herejes invasores.
En el año 1635 terminó la guerra y regresaron los carmelitas a su convento en la ciudad de Praga pero las condiciones de vida eran muy malas. Uno de los monjes llamado el Padre Cirilo regresó a Praga después de siete años. Encontró la situación en la ciudad en pésimas condiciones. Los ciudadanos corrían el peligro de perder hasta la fe. Fue entonces que el Padre Cirilo, quién había recibido anteriormente gran ayuda espiritual por medio de su devoción al Santo Niño de Praga, quiso restaurar la devoción. Con mucha diligencia el comenzó a buscar la estatua milagrosa. Al cabo de cierto tiempo, el Padre la encontró entre los escombros detrás del altar, donde los invasores la habían arrojado. Estaba cubierta por un manto. Extasiado de alegría, el Padre Cirilo volvió a colocar al Santo Niño en su lugar, en el Oratorio donde los carmelitas lo veneraron con gran devoción y confianza. Pronto se levantó el sitio impuesto por los enemigos y todos gozaron felizmente de la paz."

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