por José Castro Barragán.
tomado de la revista
Por Amor al Arte. ,
Por Amor al Arte. ,
de Mario Carreño Godínez.
Ahora echemos un vistazo a la calle Igancio Manuel Altamirano, la cual desde 1800 llevó el nombre de "Callejón de Chávez", posteriormente se le denominó "Calle del Álamo" y de 1910 hasta la fecha se llama Ignacio Manuel Altamirano.
A principios del siglo pasado, en la cuadra entre la calle Hidalgo y Morelos, se le conocía como "Calle de los Chirimoyos", y esto se debía porque las ramas de dichos árboles cargadas de frutos, se colgaban desde lo alto de los muros que bordean esta huerta y daban hacia la calle.
También, a esta calle se le alínean en su tramo, entre Hidalgo y Guerrero, el edificio el templo y convento de las Capuchinas, conjunto conventual muy importante en la historia de Salvatierra.
Fue fundado por cédula real concedida por Carlos III, rey de España, el día 11 de octubre del año de 1767; a solicitud del capitán don Santiago Gines de la Parada. Después de su fundación, este convento fue dedicado a la Purisima Concepción de los Pobres. Su primera abadesa por designación fue sor María Serafina Manuela, y como capellán y vicario el sacerdote y licenciado don Pedro Alday.
Pasaron muchos años y el día 8 de septiembre de 1989, el señor obispo de Morelia, don Estanislao Alcaraz Figueroa, eleva a este templo al rango de parroquia, suceso muy importante para todos los salvaterrenses, y en una forma muy especial, para la familia obrera, ya que en esta parroquia se venera a Nuestra Señora del Rosario, elegidos por ellos como su Reina y Protectora.
Era el año de 1915, y en la esquina que forma ésta calle con la calle de Hidalgo, existía una finca muy grande, la cual estaba destinada como casa-habitación para el sacerdote que se desempeñaba como capellán de este templo y convento.
Pero ante la imperiosa necesidad de la época, de establecer escuelas en la ciudad, y por el decreto del 11 de mayo de 1915, se funda la Escuela Primaria Urbana N°2, siendo gobernador el coronel José Siurob.
La escuela dura, como tal 48 años, pues, al llegar el año de 1963, y con la ejecución del Plan Guanajuato, es demolida esa vieja casona, de gratos recuerdos para varias generaciones de salvaterrenses, que en ella recibieron su instrucción primaria.
Al ser demolido este edificio, el amplio espacio que ocupará, se convierte en ampliación del viejo jardín de Capuchinas, durante sólo 7 años, ya que en 1970, esta ampliación del jardín Capuchinas, es declarada por las autoridades municipales como Plaza de la Hermandad Irwindale-Salvatierra.
Cuando las leyes de Reforma entran en vigor, la huerta de este convento le es cedida al municipio por el Gobierno Federal, y pasado algún tiempo, parte de esta huerta es utilizada para instalar el rastro municipal, el cual estuvo activo por muchos años, y en el trienio de 1974-76, Roberto García Montoya inauguró el nuevo rastro municipal, dejando estas instalaciones, ya remozadas, para el Jardín de Niños "Rebsamen".
Y la esquina que forman las calles de Hidalgo y Altamirano, "de los chirimoyos", se alinea a esta, por su lado norte, la Plaza de las Capuchinas; este bonito lugar va aparejada con la fundación y construcción del Convento de las Capuchinas, y que esta lleno de recuerdos e historias orales sobre los arquitectos, quienes vivieron en las casas del jardín Capuchinas durante el periodo constructivo.
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