viernes, 8 de agosto de 2008

Tradiciones de Salvatierra, templo del Barrio de San Juan.

Historia del Señor del Socorro del Barrio de San Juan.
por Francisco Agustín Esquivel y Vargas,
en el libro " El Fénix del Amor".
1764.
Sea la primera, y sea siempre ilustre, la imagen maravillosa que con el título de El Señor del Socorro se venera en Salvatierra, extramuros de la ciudad, en el Barrio de San Juan. Por el año de seiscientos ochenta y dos, cinco años antes de la invención del Señor de la Piedad, y treinta y ocho después de la fundación de dicha ciudad, que fue el de cuarenta y cuatro, hizo junta la república de indios de dicho barrio, alcalde y demás oficiales, para que se solicitase una imagen de Cristo crucificado para colocarla en la iglesia o capilla en que estaba colocado el patrón San Juan Bautista, su titular. Se repartió la gente por varios rumbos del monte, que estaba fragoso y cerrado con la espesura de árboles y ramas, y en ocho días, que fatigaron aquellos contornos no hallaron un árbol que cuadrase al intento.
Volvieron a nueva junta, y se acordo que solo saliesen cuatro hombres separados, y divididos siguiesen la diligencia de buscar el palo que querían. Lo hicieron así y al siguiente día volvió uno de los enviados con el aviso de haber hallado un árbol de corcho, vulgarmente llamado patol que abunda en aquellas tierras, alto y parejo, de ramas gruesas, y postura de sacar la talla de la imagen de una pieza. Se convocaron todos a la noticia de aquel explorador y salieron a aquella parte del monte y hallaron el palo de pie derecho, que se mantenía de dos raíces superficiales.
Comenzaron a descortezarlo y conforme le arrancaban la corteza, fueron descubriendo las imagen formada y perfecta de un Crucifijo, que tendrá poco menos de dos varas de corpulencia. Lo trajeron a la capilla y hallaron los escultores la talla con tal perfección, que no había menester más, sino que le pusiesen la encarnación. Se dió aviso al juez eclesiástico y al párroco, quienes de común acuerdo ordenaron se pusiese mano a la encarnación, como se hizo, y le pusieron la advocación y título del Socorro.
Se tomó razón auténtica del suceso, y se mantiene en el archivo del Convento de San Ángelo de
religiosos Carmelitas Descalzos de dicha ciudad de Salvatierra. De su relación se mando traslado a la letra de orden del Venerable Definitorio, por el año pasado de setecientos cincuenta y uno a su historiador general, fray Juan de Santa Ana, con otros casos particulares, y de los sucedido también con el Santo Cristo de la Clemencia, que se venera en dicha ciudad en su nuevo santuario, que hoy está o se pretende dar en hospicio de los religiosos del señor santo Domingo.
Volviendo a la santa imagen del Señor del Socorro, es de advertir que siendo de una madera bofa y deleznable no ha padecido en más de ochenta años el más leve quebranto ni injuria de polilla, manteniendose intacta e ilesa, siendo así que muchas veces la han sacado en las necesidades públicas y cada año la traen a la iglesia parroquial el miércoles santo para sacarla en procesión muy solemne y devota, a la que concurre toda la ciudad, así de nobles, como de plebeyos...
Desde la aurora hasta de salir con la santa imagen del Santuario, se dicen muchas misas, se riegan las calles y se adornan de flores y ramos, haciendo más vistoso el adorno que es más conato y fruto de la naturaleza que del arte. Luego al asomar el Sol en su oriente, sale el Señor de su Santuario con mayor majestad y grandeza que el Monarca de las Luces. Ordenada una numerosa devota procesión, le conducen a la iglesia parroquial, en donde se le canta luego misa solemne, para hacerle a la tarde la procesión acostumbrada. Es asilo y amparo de aquella república, que en sus necesidades ocurre piadosamente confiada con la experiencia de su socorro.(pp 194-200)

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