viernes, 8 de agosto de 2008

Paisajes de Salvatierra.


Santo Domingo, su barrio y su cementerio.

Por Jesús Guisa y Azevedo,
Revista San Andrés,
1960.

Es el barrio de Santo Domingo, la parte más vieja de la ciudad, aquella donde, desde el siglo XVI, varias décadas antes de que Salvatierra fuese Salvatierra, se establecieron algunas familias que le dieron, al lugar, el apelativo de San Andrés Chochones. A estos primitivos colonos les debemos el nombre de pila, que es decir, el de bautizo, que todavía llevamos. ¿No somos conocidos como “San Andrés de Salvatierra”?. Algunas casas conservan, todavía, los muros de la época. Es, también, este barrio el más pobre, pero, no por esto, el menos digno. Los que lo habitan son menestrales, gentes de algún oficio humilde, que practican en su propio domicilio. ¿Por qué se llama este barrio Santo Domingo?. En ninguna parte del obispado de Michoacán, ahora arzobispado de Morelia, hubo dominicos. En el templo que lleva el nombre de este santo, fundador de la Orden de Predicadores, no se le venera, ni se tiene su imagen, ni la de ningún dominico. Habría que desentrañar la historia, empeño de algún amante de nuestras tradiciones. Santo Domingo tiene un cementerio, lugar de enterramiento que fue de la gente principal, ahora completamente en desuso. Los deudos de los enterrados allí pertenecen a la tercera o a la cuarta generación y ya no se acuerdan de sus muertos. Tumbas olvidadas, nombres desleídos, huesos hechos polvo, imagen triste de una ciudad que, en ese barrio, parece que muere. Aquellas coronas de porcelana que desempolvábamos cada año, el día de difuntos, para adornar con ellas los monumentos sepulcrales y, aquellos gruesos cirios, que ardían durante todo el día, son cosas que ya no han visto las generaciones presentes. Los muertos de la vieja aristocracia de Salvatierra se han quedado muy solos. Y su soledad, a veces, invade a todo el pueblo...
(Nota del editor: Vicente Ruiz Arias, cronista de la ciudad, realizó una investigación y encontró la presencia de un fraile dominico a cargo de un hospicio, en el siglo (dieciocho) XVIII, en el entonces, llamado templo de Nuestro Señor de la Clemencia y, en los años setenta del siglo pasado, el padre Salvador Rodríguez colocó la imagen de santo Domingo en la fachada del templo).

1 comentario:

Anónimo dijo...

el paisje es un paisaje